La Alemania unida celebra ma?ana su segundo aniversario bajo la amenaza de la intolerancia
Los actos oficiales del segundo aniversario de la unificaci¨®n -ahora la Fiesta Nacional de Alemania- tendr¨¢n lugar este a?o en Schwerin, la capital de Mecklemburgo-Antepomerania. A este land norte?o, en la antigua Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, acudir¨¢n ma?ana las m¨¢s altas autoridades del pa¨ªs. Tambi¨¦n all¨ª, en Rostock o Wismar, o tal vez en Pennem¨¹nde -la base de los V2-, personajes de otra catadura lo celebrar¨¢n a su manera. Es muy probable que, al igual que sucedi¨® el a?o pasado, mientras la Alemania oficial clama por la . solidaridad y la tolerancia, las im¨¢genes de energ¨²menos con el brazo en alto apedrean do a extranjeros sean las que prevalezcan al fin de la jornada.
En lo que va de a?o, las cifras de la polic¨ªa indican que se ha superado con creces el millar de ataques contra extranjeros, especialmente contra los peticionarios de asilo y los albergues donde se alojan.Las im¨¢genes de las algaradas de Rostock, Eisenhuttenstadt, Wismar, Cottbus y decenas de ciudades y pueblos, mayoritariamente situados en la antigua Alemania comunista, con j¨®venes de cabeza afeitada y botas militares ondeando banderas prusianas o directamente nazis y con caras llenas de odio, desafiando abiertamente a una polic¨ªa semiparalizada y confusa, son ya el pan de cada d¨ªa en Alemania.
El Gobierno del canciller Helmut Kohl parece ahora sinceramente preocupado por la imagen que Alemania est¨¢ dando en el exterior. Los acontecimientos pol¨ªticos de las ¨²ltimas semanas, que han mostrado a las claras la potencia econ¨®mica y pol¨ªtica que es la nueva Alemania, con los resentimientos que esto crea entre sus vecinos, han convencido al Ejecutivo d¨¦ que hay que evitar que esta imagen se deteriore m¨¢s por la actuaci¨®n de estos grupos neonazis o de sorprendentes iniciativas como la de celebrar el lanzamiento del primer V2 desde Pennem¨¹nde lanzado por los nazis contra el Reino Unido en la Il Guerra Mundial. El ministro de Exteriores, el liberal Klaus Kinkel, acudi¨® por sorpresa, a principios de esta semana, al antiguo campo de concentraci¨®n de Sachsenhausen, cerca de Berl¨ªn, para asistir a un acto de desagravio por el incendio de uno de los barracones en cuyo interior hab¨ªa una serie de material informativo que servia para recordar a los visitantes el holocausto del pueblo jud¨ªo.
"Nuestra democracia", dijo Kinkel, "debe demostrar que puede defenderse tambi¨¦n contra las fuerzas internas. Estamos al lado de nuestros conciudadanos jud¨ªos y tambi¨¦n junto a los extranjeros que viven entre nosotros".
Absurda guerra
Pero ha tenido que pasar m¨¢s de un a?o desde que empezaron estas expresiones de racismo y xenofobia, cuya intensidad y n¨²mero no s¨®lo no se ha reducido, sino que se extiende. Durante este tiempo, los partidos del Gobierno se han dedicado a librar una absurda guerra con la oposici¨®n socialdem¨®crata para reformar el art¨ªculo 16 de la Constituci¨®n que regula el generoso derecho de asilo. De enero a agosto, Alemania recibi¨® m¨¢s de 300.000 refugiados, cuando acabe el a?o se habr¨¢ superado el medio mill¨®n.Mientras segu¨ªa en la est¨¦ril pol¨¦mica constitucional, que poco podr¨¢ arreglar en este sentido, el Gobierno adoptaba una confusa ; hasta sospechosa l¨ªnea de actuaci¨®n, consistente en la cl¨¢sica t¨¢ctica del cuanto peor, mejor. Los peticionarios de asilo, que mientras se ve su caso tienen derecho a ser alojados y mantenidos por el Estado alem¨¢n, eran sistem¨¢ticamente colocados en edificios o apartamentos de los barrios dormitorio de los lugares donde m¨¢s se nota el desempleo en la ex RDA. El caso de Rostock, en este sentido, es sintom¨¢tico, en tanto que las condiciones de los refugiados y de los vecinos del barrio se dejaron deteriorar hasta que la explosi¨®n de violencia fue inevitable.
Por otro lado la actuaci¨®n de las fuerzas de seguridad no ha estado en ning¨²n momento a la altura de las circunstancias. Toda la efectividad -y brutalidad- que demostraron en el pasado con los grupos radicales de izquierdas, no ha aparecido por ninguna parte en sus enfrentamientos con los neonazis. Los servicios de informaci¨®n del Gobierno insisten, peri¨®dicamente, en que se trata de una peque?a minor¨ªa y da cifras casi rid¨ªculas, del orden de varios miles, en un pa¨ªs de 80 millones de habitantes, pero se sigue sin detener a los cabecillas.
Mientras tanto, este peque?o grupo militante, h¨¢bil y bien preparado, sigue haciendo proselitismo, incluso por televisi¨®n, entre los desesperanzados j¨®venes de las ciudades industriales de la antigua RDA. El discurso es viejo, pero parece muy efectivo. "La gente no tiene trabajo ni esperanzas, y mientras tanto nuestro Gobierno est¨¢ dando dinero a extranjeros a cambio de nada", explicaba por televisi¨®n uno de estos l¨ªderes neonazis. "Ha llegado el momento de levantarse por Alemania. Vamos a limpiar este pa¨ªs. Basta de extranjeros, de suciedad, de drogas y de pornograf¨ªa, y trabajo para todos. Alemania va a volver a ser grande de nuevo".
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