Un estudio demuestra que los grabados m¨¢s prestigiosos de Dal¨ª no son originales
Un cr¨ªtico suizo afirma que 'Los cantos de Malidoror' se grabaron a partir de dibujos
La serie de cuarenta y tantos grabados realizada por Salvador Dal¨ª en 1934 para la edici¨®n de Los cantos de Maldoror, de Lautr¨¦ameont, publicada por el editor Albert Skira, pasaba hasta ahora por ser uno de los escasos ejemplos de originalidad por encima de toda sospecha en el controvertido contexto de la obra gr¨¢fica daliniana. Una monograf¨ªa de reciente aparici¨®n, obra del estudioso suizo Rainer Michael Ma son, director del gabinete de estampas del Museo de Arte e Historia de Ginebra, pone en tela de juicio dicha originalidad, aunque no la autenticidad de la obra, ya que sostiene que los talleres de Skira realizaron los grabados a partir de dibujos, sin intervenci¨®n directa del artista.
Las sospechas ante la obra gr¨¢fica (litograf¨ªas, serigraf¨ªas, grabados, aguafuertes) de Dal¨ª son casi un axioma entre los conocedores de arte de todo el mundo, pues es sabido que el pintor de Figueres (1904-1989) se prest¨®, especialmente a partir de los a?os cincuenta, a todo tipo de manipulaciones y falseamientos de su obra no pict¨®rica.Hasta ahora la obra gr¨¢fica realizada por Dal¨ª en los a?os treinta se consideraba exenta de manipulaciones. Sin embargo, la monograf¨ªa de Mason, titulada Dal¨ª verdadero, grabado falso, pone en cuesti¨®n esa noci¨®n convencional. Seg¨²n el estudioso suizo, Dal¨ª tard¨® tanto en recibir en Cadaqu¨¦s -donde resid¨ªa por aquel entonces con su esposa, Gala- las planchas de cobre que necesitaba para realizar, mediante un punz¨®n o buril, las ilustraciones, que termin¨® por hacerlas sobre papel y remit¨ªrselas a Skira, con lo que los talleres de ¨¦ste se vieron obligados, con el conocimiento del pintor o sin ¨¦l, a completar el proceso de grabado.
Para ello se valieron de una t¨¦cnica de gran perfecci¨®n, considerada todav¨ªa en aquellos a?os muy nueva y efectiva: el heliograbado o heliografia. Se trata de un procedimiento de reproducci¨®n gr¨¢fica inventado por Niepce a principios del siglo XIX y perfeccionado por Talbot hacia 1850. Consiste, a grandes rasgos, en la insolaci¨®n (exposici¨®n a una luz intensa) de un dibujo o pel¨ªcula en positivo sobre una placa de metal embadurnada con bet¨²n de Judea o gelatina bicromatada.
Esta t¨¦cnica permite, por ejemplo, transportar un dibujo sobre papel a una plancha de cobre. Despu¨¦s de la insolaci¨®n, la placa se espolvorea resina y se sumerge en un ba?o de percloruro de hierro, para despu¨¦s entintar los huecos del metal como se hace en los aguafuertes. El tiraje de la plancha sobre papel se realiza despu¨¦s mediante una prensa o t¨®rculo, con lo que la estampaci¨®n, negativa en la plancha, vuelve a ser positiva en el grabado.
La tesis principal expuesta por Mason en Dal¨ª verdadero, grabado falso es que Ias ediciones surrealistas de Dal¨ª no se apoyan en el grabado original, que es grabado verdadero por oposici¨®n a un falso grabado. El hecho de que esas obras dalinianas no sean aut¨®grafas, originles, no permite afirmar que no sean aut¨¦nticas.
La distinci¨®n tiene importancia, ya que, en los criterios contempor¨¢neos, basta con que la obra sea aceptada, recuperada o adoptada por el artista para que ¨¦sta sea aut¨¦ntica. En ese terreno, el artista es la m¨¢xima autoridad. Poco importa, a despecho de los puristas, la naturaleza de la reproducci¨®n. Toda imagen rubricada con la firma aut¨¦ntica del artista, o claramente documentada como aceptada por ¨¦ste, es aut¨¦ntica. Esta particularidad no exonera a ning¨²n creador, sin embargo, de consignar escrupulosamente la t¨¦cnica. utilizada, sea o no original, es decir-, directamente procedente de la mano del artista".
Daniel Giralt-Miracle, director del Museo de Arte Contempor¨¢neo de Barcelona, considera "totalmente plausible" que los grabados de Los cantos de Maldoror se realizaran a partir de dibujos sobre papel, sin intervenci¨®n del artista en las planchas de cobre. Giralt se muestra tambi¨¦n de acuerdo con Rainer Michael Mason en que, en esas condiciones, las obras dalinianas deben ser consideradas aut¨¦nticas, pero no originales.
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