El Congreso de la Lengua critica los errores y lugares comunes que aparecen en la prensa
Los periodistas defienden en Sevilla los libros de estilo ante las agresiones idiom¨¢ticas
Los periodistas no saben redactar. Su vocabulario escrito no supera las 2.000 palabras, y los textos que publican en los diarios est¨¢n plagados de lugares comunes, errores y palabras mal usadas que, simplonamente ensambladas, dan un producto chato y anodino al que llaman noticia y que acelera d¨ªa a d¨ªa el empobrecimiento de la lengua espa?ola. Este negativo panorama fue esbozado ayer por varios representantes de diferentes medios de comunicaci¨®n en el Congreso de la Lengua Espa?ola que, organizado por el pabell¨®n de Espa?a de la Expo, se celebra estos d¨ªas en Sevilla.
Los participantes en la primera jornada del Congreso de la Lengua, periodistas vigilantes de las normas de estilo casi todos, dieron ayer un ejemplo de autocr¨ªtica y humildad al asumir los atentados que a diario se realizan contra el idioma espa?ol. Las prisas unidas a la ignorancia hacen que esos atentados se produzcan un d¨ªa tras otro. Milagros S¨¢nchez Arnosi, profesora de la Facultad de Ciencias de la Informaci¨®n de Madrid, inici¨® el debate con un informe sobre los libros de estilo, los manuales que, desde hace a?os, se han impuesto en las redacciones para unificar las formas de comunicar las informaciones.Entre los participantes estuvieron Jes¨²s de la Serna, Ombudsman de EL PA?S; Jos¨¦ Mar¨ªa Casas¨²s, de La Vanguardia; Carlos Luis ?lvarez, del grupo Zeta; Alberto G¨®mez Font, de la agencia Efe; Daniel Sampar, de El Tiempo de Bogot¨¢, y Francisco Rosell, de Diario 16, entre otros. S¨¢nchez Arnosi se centr¨® en los libros de estilo de EL PA?S, La Vanguardia y la agencia Efe y subray¨® la, necesidad de la existencia de este tipo de manuales, aunque advirti¨® del peligro que supondr¨ªa el que la unificaci¨®n se pueda confundir con uniformidad de estilo. "El papel que hace a?os jugaban los grandes escritores ante el idioma es jugado ahora por la prensa, la radio y la televisi¨®n, y nunca se ha escrito tanto y tan mal", dijo. La profesora asegur¨® que no hay dudas sobre el efecto negativo de este mal uso del lenguaje sobre el idioma. "Disponemos de informes en los que claramente podemos demostrar que un alumno de cuarto curso de periodismo escribe mucho peor que uno de selectividad, lo que demuestra que el empeoramiento es galopante".
Jes¨²s de la Serna abund¨® en la autocr¨ªtica de los periodistas diciendo que lo que normalmente se publica bajo el formato de noticia es muchas veces un mostrenco asexuado, distante y carente de fibra, que es el producto de un amasijo de palabras repetidas hasta la n¨¢usea. "Muchos periodistas somos ignorantes y no sabemos redactar. Nos falta el coraje de la humildad para saber preguntar a un manual o a un compa?ero m¨¢s preparado".
Informaciones huesudas
El representante de El Tiempo de Bogot¨¢ hizo todo un alarde de sentido del humor para protagonizar la intervenci¨®n m¨¢s dura contra la profesi¨®n period¨ªstica. Despu¨¦s de advertir sobre la disminuci¨®n diaria del l¨¦xico, el uso y abuso de expresiones manidas y la utilizaci¨®n permanente de anglicismos innecesarios, recomend¨® la lectura de la poes¨ªa y la novela a sus colegas como ¨²nica receta para dar forma y contenido a las informaciones que cada d¨ªa se publican m¨¢s huesudas y uniformadas. Asegur¨® que los periodistas anglohablantes no sienten el recelo que aqu¨ª se vive hacia los libros de estilo, y asegur¨® que en la revista Time o en The Economist se publican piezas de una sorprendente be lleza idiom¨¢tica con todos los contenidos exigibles a una informaci¨®n que se quiera considerar como tal. "Yo aconsejo el uso incondicional de los libros de estilo y, s¨®lo recomiendo que se violen sus reglas cuando es temos convencidos de que as¨ª evitamos una estupidez, algo que tambi¨¦n puede ocurrir".Por la tarde las cr¨ªticas fueron disparadas contra los periodistas econ¨®micos y, en menor medida, contra los deportivos. Jes¨²s Mart¨ªnez V¨¢zquez, de Expansi¨®n, afirm¨® que las publicaciones econ¨®micas est¨¢n plagadas de anglicismos y no porque utilicen t¨¦rminos imposibles de traducir como muchas veces se argumenta. "Es un lenguaje cr¨ªptico y simulado que a veces oculta la ignorancia del propio periodista que escribe.
Emiliano Mart¨ªnez, del grupo editorial Santillana plante¨® en el mismo acto la necesidad de invertir en el idioma a la vez que record¨® que el 64% de los espa?oles lee menos de un libro al a?o.
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