"La poes¨ªa es una vocaci¨®n religiosa"
"Mucha gente considera que mi literatura es un fen¨®meno extra?o. ?C¨®mo puede, se preguntan, un hombre de una peque?a e insignificante isla del Caribe, escribir as¨ª de bien?", dice Derek Walcott, el primer ganador del Premio Nobel de las Indias Occidentales (las antiguas colonias brit¨¢nicas en Centroam¨¦rica y el Caribe)."Se siguen preguntando", prosigue Walcott, "qu¨¦ es lo que ha sido capaz de producir la cultura caribe?a. ?D¨®nde est¨¢n sus cohetes y sus coches o sus teatros de ¨®pera?. Por supuesto, es algo muy peyorativo. Es imposible comparar el progreso de un lugar con el de otro. La historia sigue cursos distintos en lugares diferentes".
"Hay que recordar que la sociedad caribe?a es al mismo tiempo vieja y nueva. Vieja en t¨¦rminos hist¨®ricos, nueva en la experiencia de la complejidad multinacional de pueblos en un espacio peque?o. La experiencia caribe?a es muy estimulante desde el punto de vista intelectual: la mezcla de indios, chinos, asi¨¢ticos y culturas mediterr¨¢neas. E incluso a pesar de que ?frica est¨¢ muy lejana hist¨®ricamente, siempre est¨¢ presente espiritualmente. Esta riqueza es lo que yo he tratado de captar en mi poes¨ªa", asegura el reci¨¦n premio Nobel con aut¨¦ntica pasi¨®n.
Pregunta: Usted es una persona compleja, con diversas lealtades. O dicho como usted lo expres¨® en uno de sus poemas: "o no soy nadie o soy una naci¨®n entera". ?Puede explicar sus antecedentes?
Respuesta: Bueno, procedo de una minor¨ªa metodista anglohablante en una isla de cat¨®licos franceses. Mi abuelo era blanco y el resto de mi familia negra. Pero la raza nunca ha significado nada para m¨ª. La raza es algo rid¨ªculo, algo que suena est¨²pido para un indio occidental. Los conflictos raciales son b¨¢sicamente est¨²pidos. Pese a ello, hay millones de personas que se lo toman con gran seriedad, a pesar de que sabemos que nos lleva hacia el exterminio. Mi lealtad, por consiguiente, no est¨¢ con una u otra raza.
P. ?A qu¨¦ se seinte usted m¨¢s fiel?
R. A la lengua. He nacido en un lugar donde se habla ingl¨¦s y patois (dialecto franc¨¦s), y me gustan ambos idiomas. Escribo en ingl¨¦s y soy fundamentalmente un escritor caribe?o; el ingl¨¦s no es propiedad especial de nadie. En mi trabajo intento mezclar el lenguaje refinado y educado con la jerga de la calle, en un tono que es fiel a mi propia voz y donde ambos acentos se pueden o¨ªr con naturalidad. Pero la propia voz de uno es siempre una antolog¨ªa de todos los sonidos y todas las voces que ha o¨ªdo.
P. Su lengua en algunas ocasiones puede sonar como un carnaval...
R. ?Qu¨¦ espera usted de un escritor con mis antecedentes? Vengo de un lugar que ama la grandilocuencia, los grandes gestos. No se priva de ornatos; es una sociedad ret¨®rica. Es una sociedad teatral, estilista. No es una sociedad modesta. La modestia no es posible en la puesta en escena de la vida en el Caribe. Es preferible excederse y gesticular que ser modesto y hacer representaciones cautelosas de vino mismo.
P. Su ambici¨®n po¨¦tica parece centrarse en la celebraci¨®n de la vida multicultural del Caribe, especialmente de su autenticidad. Pero al mismo tiempo usted parece un poeta muy refinado, hasta cierto punto alejado de la gran tradici¨®n, y no s¨®lo conoce, sino que usa frecuentemente todo tipo de trucos y t¨¦cnicas literarios.
R. La generaci¨®n de escritores de las Indias Occidentales a la que pertenezco ha sentido la jubilosa alegr¨ªa de tener el privilegio de escribir por primera vez sobre lugares y personas, y, al mismo tiempo, nuestro mundo nos leg¨® el gusto por la estructura en vez de desear romper con ella, porque no hab¨ªa ninguna obligaci¨®n, ning¨²n exceso de literatura. Pero no dir¨ªa que utilizo t¨¦cnicas literarias. Ni siquiera puedo decir el nombre de la mayor¨ªa de los tipos de versos. Cuento con los dedos. El resto, es azar. Y en todo tipo de poes¨ªa hay un elemento m¨ªstico.
P. ?Se refiere a la m¨ªstica en sentido divino?
R. No, Dios no participa en la poes¨ªa, su labor no es influir en los poetas. Soy creyente y siempre he tenido un verdadero sentimiento de gratitud, tanto por lo que considero un don como por la belleza de la tierra, la belleza de la vida que nos rodea. Para m¨ª la poes¨ªa es un don, una bendici¨®n. Si perdemos la religi¨®n perdemos la poes¨ªa. Un poema, en mi opini¨®n, es una discusi¨®n con Dios y me imagino que ¨¦l entiende esto.
P. Usted tambi¨¦n escribe teatro y tiene una gran experiencia como dramaturgo. ?C¨®mo ve esa parte de su obra?
R. He escrito unas dos docenas de obras teatrales. Muchas de ellas se han perdido, otras, afortunadamente, est¨¢n bastante olvidadas. Ninguna ha tenido un gran ¨¦xito comercial. Gracias a Dios, nunca he podido imaginarme como un triunfador. Pero uno no puede juzgar el drama desde el punto de vista del ¨¦xito o fracaso comercial. Durante 17 a?os he estado dirigiendo el Trinidad Theater Workshop, que fund¨¦ en 1959 y abandon¨¦ definitivamente en 1976. Quise crear un teatro donde cualquiera pudiera producir una obra de Shakespeare y cantar calipso con igual convicci¨®n. Fue una ¨¦poca maravillosa. Pero nuestro gran problema es que el Imperio Brit¨¢nico nos dej¨® un legado de teatro aficionado. La tradici¨®n todav¨ªa nos dice que el arte es una ocupaci¨®n de aficionados. Sin embargo, por lo que a mi trabajo respecta, creo que todas mis obras han fracasado de una u otra manera. Pero en cada una de ellas he aprendido algo nuevo. Quiz¨¢ nunca alcanzar¨¦ mi objetivo, pero siempre aprendo qu¨¦ es lo que no ha funcionado la ¨²ltima vez.
P. Se considera en igual medida poeta y dramaturgo. Pero ?puede combinarse poes¨ªa y teatro?
R. El mejor teatro es el que tiene un aire po¨¦tico. Repare en que las mejores obras teatrales han sido escritas por poetas que trabajaron el teatro. F¨ªjese en el teatro griego, en el isabelino, en Racine o en Corneille.
P. En sus obras de teatro existe un compromiso pol¨ªtico mucho mayor que en su poes¨ªa. ?El teatro se presta m¨¢s en su opini¨®n, a la discusi¨®n pol¨ªtica?
R. Quiz¨¢. Para m¨ª el teatro representa la ¨²nica democracia verdadera. Pero, naturalmente, no trato de escribir teatro pol¨ªtico. Sin embargo, como escritor de las Indias Occidentales, tengo muchas cosas contra las que luchar, tanto contra las injusticias pol¨ªticas como contra los est¨²pidos lugares comunes sobre el Tercer Mundo. En mi opini¨®n, es absurdo que en cuanto alguien habla sobre injusticias econ¨®micas o sociales se le llame socialista y se le trate con reservas. La gente de las Indias Occidentales no tiene ninguna raz¨®n para ver el mundo de la misma forma que los europeos. No compartimos en absoluto ni su profundo pesimismo ni su sentido finisecular.
P. ?Comparte todav¨ªa los valores de las Indias Occidentales? Usted ha vivido m¨¢s de diez a?os en Estados Unidos. ?No cree que est¨¢ de alg¨²n modo americanizado?
R. De ser as¨ª, ser¨ªa por mi propia voluntad. No creo que me hayan lavado el cerebro. Norteam¨¦rica ha sido generosa conmigo, aunque no en un sentido estrictamente filantr¨®pico; me he ganado su generosidad. Pero me ha ayudado mucho y cada vez estoy m¨¢s enamorado de Norteam¨¦rica, de su paisaje y de su gente. El norteamericano medio no cree que el mundo le pertenezca. No hay designios imperialistas en la cabeza de los norteamericanos. Encuentro amabilidad y cortes¨ªa en ellos. Hay algunas cosas que la gente evita decir en las entrevistas porque les suenan pomposas, sentimentales o demasiado m¨ªsticas. Pero, se lo aseguro, seguir¨¦ siendo un escritor de las Indias Occidentales, fiel a mi lugar de origen, y, naturalmente, a mi poes¨ªa. He crecido con la creencia de que es una vocaci¨®n, una vocaci¨®n religiosa.
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