Guerra en el C¨¢ucaso
LOS COMBATES en la rep¨²blica aut¨®noma de Abjazia (integrada en la rep¨²blica de Georgia) revisten una violencia cada vez mayor. Los abjazos, apoyados por voluntarios de otros pueblos del C¨¢ucaso, han conquistado la ciudad de Gagra y una zona monta?osa que linda con Rusia, infligiendo a los georgianos una seria derrota. Estos acontecimientos indican que ha fracasado el acuerdo de alto el fuego del 3 de septiembre, concertado con la participaci¨®n de Yeltsin y de Shevardnadze, presidentes, respectivamente, de Rusia y de Georgia. Ambos est¨¢n interesados en que el problema abjazo se resuelva por v¨ªa de negociaciones, incluso si ello exige otorgar a los abjazos una mayor autonom¨ªa. Sin embargo, la l¨®gica de la guerra est¨¢ imponiendo su ley en los dos campos. Crece la amenaza de una extensi¨®n del conflicto a todo el C¨¢ucaso.El mundo conoce el talante conciliador de Shevardnadze, pero su poder depende ahora de los grupos paramilitares que derribaron al antiguo presidente Gamsajurdia. Es cierto que el pr¨®ximo domingo ser¨¢ elegido -en un pa¨ªs en guerra y con escasas garant¨ªas- presidente democr¨¢tico del pa¨ªs. Pero ello no modificar¨¢ mucho el hecho de que el ministro Kitovani, jefe de la Guardia Nacional georgiana -formada por j¨®venes fan¨¢ticos-, ejerce una influencia decisiva sobre lo que se hace en la rep¨²blica. Ello ha influido en el deslizamiento de Georgia hacia soluciones militares al conflicto de los abjazos.
Entre ¨¦stos -que son una minor¨ªa en el territorio de su propia rep¨²blica- hay una vieja aspiraci¨®n a constituirse en rep¨²blica aut¨®noma no dentro de Georgia, sino de Rusia. La proclamaci¨®n de la independencia de Georgia reforz¨® las posiciones de los sectores m¨¢s radicales de esa minor¨ªa. Una Abjazia independiente es totalmente inviable. Pero lo peor es que la lucha de los abjazos se entrelaza con una corriente de otros pueblos del C¨¢ucaso que se plantean objetivos- semejantes. Es cierto que Abjazia linda con territorio ruso, pero lo hace con las rep¨²blicas aut¨®nomas del C¨¢ucaso, escenario de largas guerras en el siglo XIX, en gran parte musulmanas, y en las que hay fuertes movimientos independentistas. El caso de Chechenia, donde las tropas rusas han sido evacuadas, estimula la protesta en otras rep¨²blicas contra los gobernantes fieles a Mosc¨². De esas rep¨²blicas han partido precisamente los voluntarios que est¨¢n ayudando a Abjazia en la guerra contra Georgia.
La posici¨®n de Yeltsin es sumamente ambigua: oficialmente apoya el derecho de Georgia a la integridad de sus fronteras y trabaja por una negociaci¨®n. Pero al mismo tiempo el inter¨¦s ruso es que Georgia sea un pa¨ªs d¨¦bil; por eso preconiza que el Gobierno de esa rep¨²blica retire sus tropas de Abjazia para facilitar la soluci¨®n. Mosc¨² no puede enfrentarse abiertamente, al menos por ahora, con la oleada nacionalista en el C¨¢ucaso, y es indudable que las unidades militares rusas prestan ayuda a los abjazos, con armas o de otra forma. No cabe olvidar la tradici¨®n rusa de estimular los choques entre pueblos de esa zona a fin de mantener su dominaci¨®n. El anuncio de Yeltsin de que tropas rusas van a garantizar la seguridad del ferrocarril que enlaza Tbilisi con Rusia indica una actitud intervencionista que levantar¨¢ ampollas en Georgia. A pesar del anuncio de una nueva reuni¨®n negociadora el 13 de octubre, los hechos apuntan m¨¢s bien a una extensi¨®n de los conflictos.
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