Thatcherofilia
La se?ora Thatcher fue aclamada en el congreso de los. conservadores brit¨¢nicos. El premier Major tambi¨¦n, pero menos. La se?ora Thatcher estuvo hace muy poco entre nosotros y cobr¨® varios millones de pesetas por predicar thatcherismo, en un momento en que tanta el thatcherismo como el reaganismo aparecen como pol¨ªticas culpables, no solo por los trastornos sociales que han creado, sino por su impotencia para salir de la propia crisis que han condicionado. En un momento en que doctores moderados de la iglesia econ¨®mica abogan por un cierto keynesismo universalizado como ¨²nica salida para el profundo desorden del sistema, la Thatcher es pura prote¨ªna de momia, y sus adoradores, candidatos a consultorios de necrofilia.Adem¨¢s, estamos ante un pol¨ªtico sin escr¨²pulos, que utiliz¨® la guerra de las Malvinas para salir de un grave descr¨¦dito que estaba a punto de truncar su carrera. Mientras su pol¨ªtica econ¨®mica y social arrasaba puntos de referencia de la cultura obrera brit¨¢nica, construidos penosamente a lo largo de dos siglos de luchas sociales, justificaba su realismo social en el hecho de que sus or¨ªgenes eran modestos y estaba en condiciones de juzgar la demagogia del establishment del poder sindical. Los efectos del thatcherismo han sido funestos para las clases populares brit¨¢nicas y nunca la marginaci¨®n hab¨ªa gozado de tantos niveles y matices en el Reino Unido, en vuelta en un estuche de impotencia ir¨®nica por los m¨¢s l¨²cidos de sus intelectuales.
Y, sin embargo, esta dama despierta grandes pasiones entre algunos de nuestros europe¨ªstas liberales e incluso socialdem¨®cratas excitados ante las posibilidades de una madame Sado reci¨¦n salida siempre de la peluquer¨ªa, con ropa interior, dicen, de hierro y la lluvia dorada enriquecida con purpurina.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.