Cartuja 93 toma el relevo a la Expo 92 en la imagen de despedida de la muestra
Los logotipos de Expo 92 y de Cartuja 93, fundidos en la pantalla de agua de] lago de La Cartuja, ser¨¢n la ¨²ltima imagen que mantendr¨¢n en la retina las 100.000 personas que asistieron ayer a la ceremonia de clausura de la Exposici¨®n Universal de Sevilla. Un ?oh! de la multitud salud¨® las solemnes palabras de "la Expo ya es historia" que pusieron colof¨®n al discurso de? Rey desde la terraza del pabell¨®n de Espa?a. A las 22.45, la esfera, emblema de la exposici¨®n, solt¨® amarras y se elev¨® en el cielo sevillano. Todo hab¨ªa terminado.
Al menos la Expo oficial, porque las ganas de juerga de trabajadores y visitantes, atesoradas durante seis meses de trabajo casi ininterrumpido, se impusieron sobre el relente que se dejaba sentir anoche en La Cartuja.Todo empez¨® antes de las diez de la noche. Dos horas antes, la Familia Real ofreci¨® una recepci¨®n en el Pabell¨®n Real a la que asistieron varios centenares de invitados. El Rey, el Pr¨ªncipe y la infanta Cristina tampoco quisieron perderse la corrida de toros que se celebr¨® en la Real Maestranza de Sevilla.
Con los primeros gorgoritos y sonidos de ultratumba del habitual espect¨¢culo del lago, las terrazas del pabell¨®n de Espa?a fueron llen¨¢ndose de un p¨²blico variopinto para esperar la llegada de los Reyes. Los estragos causados en los vips por varios d¨ªas de actos protocolarios, c¨®cteles y saraos se evidenciaron en la concurrencia. Damas con lujosos mantones de manila claudicaban al aguijoneo de sus tacones y, prescindiendo de m¨¢s precauciones, se sentaban en el pavimento del pabell¨®n regado por el roc¨ªo. Entre las se?oras vencidas por el cansancio se encontraba la ex delegada del Gobierno en Madrid y actual concejal, Ana Tutor, acompa?ada del ex ministro de Transportes Jos¨¦ Barrionuevo. No pocos, tampoco, daban zapatazos en el suelo para ver si entraban en calor los ateridos pies.Sin embargo, todos recobraron la compostura y la verticalidad al aparecer en la terraza la Familia Real, acompa?ada del presidente del Gobierno y su esposa, Carmen Romero; el vicepresidente, Narc¨ªs Serra; otros miembros del Gobierno, cuerpo diplom¨¢tico y otras personalidades. Los Reyes, el pr¨ªncipe de Asturias y las infantas Elena y Cristina llegaron al pabell¨®n de Espa?a a bordo de uno de los catamaranes que han servido de transporte fluvial entre la ciudad de Sevilla y el recinto de La Cartuja durante los 176 d¨ªas de la muestra.Cielo arriba
Tras contemplar el espect¨¢culo del lago, aderezado con unos cuantos fuegos artificiales extras y la huida, cielo arriba, de la luna hinchable del final, don Juan Carlos tom¨® la palabra. S¨®lo el agradecimiento expreso "con singular cari?o al pueblo de Sevilla que ha sabido hacer suya esta Exposici¨®n Universal" arranc¨® un c¨¢lido aplauso de la concurrencia antes de finalizar la locuci¨®n real.
Dos pantallas gigantes, la de la plaza Sony y la de la fachada del pabell¨®n de Espa?a, retransmitieron en directo el discurso del Rey. Un silencio absoluto -en gran parte provocado por el mal sonido de retransmisi¨®n- se impuso en el recinto. S¨®lo el monorra¨ªl y los telecabinas continuaron a oscuras su habitual recorrido durante la despedida del Rey a la Expo.
La nitidez que desde lejos ofrec¨ªa la pantalla del Jumbotr¨®n de la plaza Sony contrast¨® con la imagen difusa que se proyectaba en el pabell¨®n de Espa?a, defecto del que ya advirtieron los organizadores ante las dificultades t¨¦cnicas del montaje Pero a nadie parec¨ªa importarle la diferencia. La imagen del monarca espa?ol en el cubo era la gran atracci¨®n que anoche mostraba el espect¨¢culo multimedia que durante estos meses ha atraido noche tras noche a miles de visitantes de la Expo, hasta concentrar, en algunas de ellas, m¨¢s de 280.000 personas.En esta ocasi¨®n fueron unas 100.000 las que rodearon por ¨²ltima vez el lago de Espa?a. La traca final fueron los fuegos artificiales que en doce puntos diferentes de La Cartuja convirtieron a ¨¦sta en una verdadera isla multicolor. Cuando finalizaron y volvieron a encender se de nuevo las luces de las calles de la Expo se pudo ver como, con disimulo, algunos se enjugaban las l¨¢grimas y otros se preparaban para su fiesta particular.
"Ahora ya no trabajo porque no me da la gana", dijo una azafata del pabell¨®n de Andaluc¨ªa donde se celebraba una multitudinaria fiesta, una de las muchas que anoche tuvieron lugar en distintas sedes de La Cartuja.
En la calle comenz¨® el primer griter¨ªo y la gente empez¨® a dispersarse. El servicio de limpieza parec¨ªa que tambi¨¦n hab¨ªa tomado la misma decisi¨®n que la azafata andaluza y hab¨ªa dejado sus b¨¢rtulos para unirse a la despedida.
Por su parte, el presidente ejecutivo de la Sociedad Estatal, Jacinto Pell¨®n, reconoci¨® ayer poco antes de la clausura sentir una mezcla de a?oranza, tristeza y melancol¨ªa, y dijo tener "una deuda pendiente" con los empleados que se van a quedar sin trabajo "y van a pasar d¨ªas malos", seg¨²n informa Efe. No obstante, a?adi¨® que la vida sigue y no se puede adoptar la postura "de estar en el balc¨®n a ver c¨®mo lo hacen los dem¨¢s", sino que la gente tiene que participar y ser responsable de su destino.
El hombre fuerte de la Expo, que mantendr¨¢ hoy una entrevista con Felipe Gonz¨¢lez, asegur¨® que sigue en pie su proyecto de navegar en su barco durante seis meses y asegur¨® que todav¨ªa no tiene ofertas para el futuro. "Tener tiempo libre y volver al anonimato" son sus aspiraciones.
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