"Soy todo orejas"
Los norteamericanos adoran la competici¨®n pero tambi¨¦n el espect¨¢culo. Y las normas pactadas por los asesores de Bush y Clinton convirtieron el debate del domingo m¨¢s en una conferencia de prensa que un cruce de opiniones y r¨¦plicas entre los candidatos a la presidencia.La minuciosa negociaci¨®n de los tiempos y el sorteo de los puestos -se lleg¨® a recurrir al lanzamiento de una moneda para decidir en qu¨¦ orden sub¨ªan al escenario los tres candidatos- as¨ª como la escenograf¨ªa elegida crearon un clima un tanto fr¨ªo que induc¨ªa a la repetici¨®n de discursos ya conocidos. Y fue precisamente la espontaneidad de Ross Perot -sus intervenciones graciosas, coloquiales, a veces abiertamente demag¨®gicas- la que rob¨® el espect¨¢culo a Clinton y Bush.
El millonario tejano, a qui¨¦n los caricaturistas retratan con una grandes orejas, se meti¨® al p¨²blico en el bolsillo cuando supo re¨ªrse de su f¨ªsico. "Soy todo orejas, si alguien tiene una soluci¨®n m¨¢s justa", dijo en un momento del programa. Su falta de tablas y oficio jug¨® abiertamente en su favor pese a mirar a la c¨¢mara equivocada al final o no saber que hacer con las manos durante gran parte del debate.
Clinton, por su parte, demostr¨® que hab¨ªa hecho los deberes. Su respuestas fueron pausadas, bien construidas, con la mirada fija en la c¨¢mara. El candidato dem¨®crata jug¨® a los sentimientos -habl¨® de su infancia hu¨¦rfana, de su hermanastro ex drogadicto, de su aniversario de boda-, y a buscar el cuerpo a cuerpo con un Bush que se mantuvo correcto, un tanto ap¨¢tico, teniendo en cuenta que va por detr¨¢s en los sondeos de opini¨®n.
Si el aspirante dem¨®crata pretend¨ªa parecer tan presidencial como Bush, lo consigui¨®. Y pese a no ser la estrella de la noche -fue el show de Perot- hizo lo m¨¢s importante: no perder. El presidente Bush, siempre tiene que haber un ¨²ltimo, ocup¨® ese puesto.
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