La jugada interminable
Espa?a necesit¨® 23 toques para fabricar su mejor jugada y perdi¨® 75 veces el bal¨®n
Los dos empates a cero, ante Letonia e Irlanda del Norte, que la selecci¨®n ha obtenido en partidos oficiales con Clemente en el banquillo, son producto del juego amanerado y timorato que realiza el equipo, seg¨²n se desprende del an¨¢lisis de la estrategia y de la t¨¢ctica que dispone el, seleccionador sobre el campo. En este sentido, todo sigue igual que con Miera. Lo que se trata de mantener es el control del partido, sea cual sea el resultado o el rival. Y lo que se obtiene es un juego horizontal, donde todos los jugadores son centrocampistas que se pasan una y otra vez el bal¨®n.
Elaborar la jugada que propici¨® tres ocasiones seguidas de gol ante Irlanda del Norte supuso la intervenci¨®n de nueve jugadores que tocaron 23 veces el bal¨®n y lo hicieron ir diez veces de un lugar a otro del campo. En total, 1.05 minutos de control. Con esa t¨¢ctica lo dif¨ªcil es no perder el bal¨®n antes de acercarse al ¨¢rea. Y eso fue lo que sucedi¨®.En 75 ocasiones, los jugadores de la selecci¨®n espa?ola fallaron en el pase (55 veces) o perdieron la pelota en u - na acci¨®n individual (20) cuando intentaban fabricar una jugada de ataque. De esos errores, s¨®lo 12 se cometieron en acciones de cierto riesgo pues se jugaba claramente hacia el ¨¢rea o hacia los espacios vac¨ªos. El resto ,o sea, 63 veces, el bal¨®n se perdi¨® entre tanto tr¨¢mite de tuya, m¨ªa, tuya.
La primera jugada del partido ya defini¨® el planteamiento de Clemente. Sac¨® de centro Espa?a y 17 toques de bal¨®n le cost¨® aproximarse al ¨¢rea; el contrario envi¨® fuera de banda, siguieron tres pases m¨¢s de la selecci¨®n hasta que Toni opt¨® por la opci¨®n m¨¢s arriesgada, jugar al ¨¢rea. El bal¨®n, entonces, se perdi¨®.
Nueve centrocampistas
La t¨¢ctica de Clemente estaba clara: control del juego con el 0-0 ante un rival inferior. Para asegurarla dispuso la estrategia m¨¢s apropiada: nueve hombres en el centro del campo. Todos ten¨ªan que colaborar en el desarrollo del juego horizontal, menos Zubizarreta y Claudio. Los cuatro defensas (Ferrer, Soloz¨¢bal, L¨®pez y Toni) se sit¨²an sobre la l¨ªnea central para apoyar a los cuatro centrocampistas (M¨ªchel, Hierro, Amor y Mart¨ªn V¨¢zquez) y luego, adem¨¢s, uno de los puntas (Manolo) les refuerza.
Esa macrojugada del minuto 56 es el mejor ejemplo gr¨¢fico que resume la carencia de argumentos que tiene la actual selecci¨®n. Hierro (que toma el bal¨®n de un despeje contrario)-AmorSoloz¨¢bal-Ferrer-M¨ªchel-L¨®pez-Hierro -So loz¨¢bal-Toni-Amor-L¨®pez-Ferrer-Manolo (a quien hicieron falta) -M¨ªchel-HierroAmor-M¨ªchel-L¨®pez-Ferrer-M¨ªchel-Hierro-Toni-Mart¨ªn V¨¢zquez (que remat¨®) fue la combinaci¨®n realizada en dicha jugada, que no fue la ¨²nica de tal magnitud, ya que acercarse a los veinte toques de bal¨®n fue la t¨®nica general del equipo.
Con una buena t¨¦cnica se domina el partido, pero s¨®lo aparentemente. El bal¨®n se acaba perdiendo porque cuando un jugador lo mueve en vertical lo hace sin convicci¨®n, tampoco tiene compa?eros que apoyen esa acci¨®n de riesgo porque su mentalizaci¨®n es otra. La eficacia ofensiva queda, pues, supeditada a una jugada de inspiraci¨®n que Claudio no tiene, y que s¨®lo Butrague?o es capaz de realizar. El equipo espa?ol, en Belfast, s¨®lo jug¨® con acierto e intenci¨®n nueve veces el bal¨®n: cinco veces Mart¨ªn V¨¢zquez, dos M¨ªchel y una Ferrer y otra Manolo. Hubo otras 12 ocasiones en que la idea era buena pero la ejecuci¨®n result¨® mala (cuatro M¨ªchel, tres Mart¨ªn V¨¢zquez, dos Amor, dos Ton? y una Claudio). Lo in¨²til, lo desesperante, es que la selecci¨®n perdiera entre tanto rondo, toquecito y amaneramiento hasta 63 veces el bal¨®n. Para eso puede resultar m¨¢s pr¨¢ctico perderlo de un patad¨®n hacia delante. Entonces Claudio, o el forzado de turno, s¨ª puede tener una oportunidad. Pero para eso tampoco hay que presentar un plantel de jugadores tan superiores t¨¦cnicamente a los norirlandeses. Ellos, jugando as¨ª, no saben pasar del 0-0.
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