C¨®mo se fabrica un presidente en 1992
Los estrategas de Clinton unen sentido com¨²n con tecnolog¨ªa para 'vender' a su hombre
"Tengo una idea", dijo de repente Craig Smith cuando los responsables de la campa?a de Bill Clinton se estrujaban el cerebro el mes pasado para encontrar la forma de sacar rentabilidad electoral a la negativa de George Bush a participar en un debate televisivo en Michigan. La idea era sacar una persona disfrazada de gallina a la calle para hacer evidente el mensaje de que el presidente ten¨ªa miedo de Clinton. "Como la cosa funcion¨® en Michigan", recuerda hoy Smith, "en los d¨ªas siguientes llenamos de gallinas todos los m¨ªtines republicanos a lo largo del pa¨ªs".
Craig Smith, director de planificaci¨®n de la campa?a dem¨®crata, confiesa que ¨¦se es s¨®lo un ejemplo del enorme esfuerzo de originalidad y organizaci¨®n que hay que hacer para ganar votos en Estados Unidos. Smith es tambi¨¦n una m¨¢s de las 250 personas que trabajan en el viejo edificio del desaparecido peri¨®dico Arkansas Gazette, en el centro de Little Rock, convertido hoy en un laboratorio en el que se analiza hasta el ¨²ltimo detalle de la f¨®rmula que debe convertir al gobernador de Arkansas, Bill Clinton, en el pr¨®ximo presidente de Estados Unidos.La f¨®rmula -o lo que se conoce de ella, porque, como la de la coca-cola, se mantiene parcialmente bajo secreto- es una cuidadosa- combinaci¨®n de profesionalidad, entusiasmo, audacia y recursos tecnol¨®gicos. Hace tres meses, ninguno de los que la elaboraban, esperaba que los resultados tuvieran tanto ¨¦xito, pero hoy todos hablan con orgullo de c¨®mo han hecho para convertir a un pol¨ªtico desconocido en un s¨ªmbolo de la esperanza.
"Lo primero es fijar con claridad los objetivos", dice Max Parker, subdirectora de comunicaci¨®n. "Desde el primer momento tuvimos claro que hab¨ªa que hablar de empleo, de econom¨ªa, de salud, de impuestos y nunca perdimos el tiempo en descubrir grandes revelaciones sobre las relaciones entre George Bush y Sadam Husein o cosas as¨ª que no interesan a los votantes". Una vez establecidos los objetivos, hay que conocer los objetivos del contrario. "Se vio claro que los republicanos atacar¨ªan la personalidad de nuestro candidato, y aprendiendo de los errores de la campa?a de Michael Dukakis, nos preparamos para contestar inmediatamente a cada acusaci¨®n. Cada d¨ªa, los directo res celebramos dos reuniones en el piso tercero de este edificio, en el que elaboramos la forma de responder en cada caso concreto", explica Stephanie Solien, directora de asuntos pol¨ªticos.
"Tenemos dos formas de responder", a?ade Max Parker: "La que llamamos respuesta masiva, que es aquella que damos a todo el mundo por iniciativa nuestra, y que generalmente est¨¢ relacionada con mentiras que se dicen sobre el programa de Clinton o su trabajo como gobernador, y las que llamamos respuestas limitadas, que son las que damos ¨²nicamente a las personas que nos llaman, como son los casos de Gennifer Flowers [la presunta amante que tuvo Clinton] o el de Vietnam, que no nos interesa divulgar voluntariamente".
Montada la estructura, se trata de "dominar los medios de comunicaci¨®n", prosigue Craig Smith. "Nuestro mayor ¨¦xito en esta campa?a ha sido controlar los informativos locales de televisi¨®n que tiene cada ciudad de este pa¨ªs. Para ello trat¨¢bamos siempre de crear noticias locales o de desviar nuestro programa pol¨ªtico nacional a los intereses precisos de una ciudad concreta. Hemos celebrado cientos de conferencias de prensa para explicar, por ejemplo, nuestra posici¨®n sobre el desempleo en Ohio, lo que nos daba el titular del d¨ªa en Ohio. Cuando quer¨ªamos un titular a escala nacional, habl¨¢bamos durante d¨ªas de un tema con todos los ' periodistas hasta convertirlo en noticia. Una vez que pon¨ªamos un tema de moda, bien a nivel local o nacional, hac¨ªamos una encuesta para medir su repercusi¨®n; si funcionaba, segu¨ªamos con ¨¦l; si no, lo retir¨¢bamos".
En el terreno de los medios de comunicaci¨®n, los dem¨®cratas han aplicado algunas ideas originales en esta campa?a. "Hemos descubierto", a?ade Smith, "que la campa?a publicitaria pagada en televisi¨®n apenas tiene rendimiento; es mucho mejor provocar la noticia. Hemos utilizado mucho m¨¢s los programas familiares que los cl¨¢sicos debates pol¨ªticos, porque estos ¨²ltimos los suelen ver la gente que ya tiene el voto decidido, mientras que los primeros los ve la gente corriente".
Una idea fundamental ha sido la de relacionar la imagen de Clinton con la de la gente com¨²n. "Una de las razones por las que hemos mantenido el cuartel general en Little Rock, en lugar de. llevarlo, a Washington, ha sido precisamente eso, mostrar que est¨¢bamos en medio del pa¨ªs real, no dentro del c¨ªrculo pol¨ªtico de la capital", dice Stephanie Solien.
La campa?a dem¨®crata se fij¨® tambi¨¦n las metas de conseguir el apoyo de los peri¨®dicos regionales y de promover el registro de los j¨®venes, con la confianza de que estos votar¨ªan por Clinton. Para lo primero, cuenta Max Parker, "conseguimos que el candidato se reuniera en cada ciudad que visitaba con el equipo editorial del diario local". Para lo segundo, seg¨²n Craig Smith, "tuvimos. dos ideas: hacer que Clinton interviniese en el canal MTV, que es la emisora musical que siguen los j¨®venes, y organizar decenas de actos en los campus de. las universidades, que hab¨ªan sido, desde hac¨ªa a?os, abandonados por los partidos pol¨ªticos".
Para que toda estrategia tenga ¨¦xito no hay que olvidar ni un solo detalle. Robert Boorstin, por ejemplo, es un periodista de The New York Times que trabaja, en la campa?a exclusivamente para "traducir al ingl¨¦s el lenguaje de los pol¨ªticos", como ¨¦l mismo dice. "Yo intento que la gente entienda los discursos de Clinton. Intento explicar palabras como infraestructura". La campa?a dem¨®crata ha aplicado a la pol¨ªtica la m¨¢s moderna tecnolog¨ªa telef¨®nica, que permite que cualquiera llame a un n¨²mero de tel¨¦fono gratuito y oiga una grabaci¨®n que ofrece: "S¨ª quiere escuchar las ¨²ltimas declaraciones de Clinton, marque el 1; de Gore, el 2; de Cuomo, el 3; de Jackson, el 4...". Esto es posible tambi¨¦n en espa?ol.
A los recursos tecnol¨®gicos hay que a?adir los recursos humanos. Casi todo el personal de la campa?a est¨¢ compuesto por gente joven, casi ninguno mayor de 40 a?os, aunque algunos ya tienen experiencia de anteriores campa?as. Casi una cuarta parte de ellos son periodistas.
Es necesaria tambi¨¦n la agilidad suficiente para reaccionar en funci¨®n de la marcha de la campa?a. Los dem¨®cratas han tenido que reducir recursos en Estados como Massachusetts, donde todo parece ya ganado, para concentrarlos en Florida, donde la situaci¨®n es todav¨ªa muy incierta. Tambi¨¦n ha habido que corregir algunos mensajes, corno. el de la relaci¨®n de Clinton con Vietnam, que los dem¨®cratas creen que ha sido utilizado por los republicanos porque ellos no supieron reaccionar correctamente a tiempo.
Una vez que se tienen los objetivos, las ideas, los medios y las personas, el resto es cuesti¨®n de buena suerte.
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