El Papa ensalza a los 'm¨¢rtires' de la guerra civil como "los que han combatido la buena batalla"
"?stos son los que han conservado la fe en nuestro siglo, los que han combatido la buena batalla", dijo ayer Juan Pablo II en la homil¨ªa que pronunci¨® durante la ceremonia de beatificaci¨®n de 122 "m¨¢rtires espa?oles del tiempo de la guerra civil", que tambi¨¦n abri¨® los altares a una "virgen" seglar ecuatoriana. Unas 10.000 personas siguieron sus palabras en directo. Entre la nutrida peregrinaci¨®n espa?ola -cerca de 7.000, seg¨²n fuentes interesadas en la ceremonia de beatificaci¨®n-, pocas gorras carlistas, m¨¢s pa?uelos rojos al cuello y numerosos detentebalas.
La peque?a divisa religiosa que las madres carlistas daban a sus hijos cuando iban al frente, y a la que se atribu¨ªa la propiedad mil¨¢grera de parar la munici¨®n enemiga, luci¨®, en efecto, en las solapas de muchos de los que ayer llegaron a la plaza de San Pedro, en Roma, con aires de cruzada.Navarros y catalanes dominaban aparentemente la concurrencia. Una mujer gruesa protestaba de modo sonoro porque no le hab¨ªan dejado meter una bandera carlista en el recinto acotado de la plaza, y proclamaba que hoy gobiernan en Espa?a "los mismos que asesinaron" a los beatos que se celebraban.
Cerca del altar, Jes¨²s Ezquerra, embajador de Espa?a ante la Santa Sede, presid¨ªa una delegaci¨®n oficial que tambi¨¦n inclu¨ªa a autoridades de var¨ªas comunidades aut¨®nomas. Casi 25 obispos espa?oles concelebraron la misa con el Papa.
Karol Wojtyla, que aludi¨® a "la buena batalla" parafraseando una cita de la segunda carta a Timoteo, la ep¨ªstola del d¨ªa ("He combatido la buena batalla..., he conservado la fe") ampli¨® esa idea para sugerir un encuadre de la guerra espa?ola en el contexto de la lucha contra el comunismo, por la que el Papa polaco ha demostrado una sensibilidad propia.
Del Atl¨¢ntico a los Urales
"Al sant¨ªsimo martirio del mis mo hijo de Dios han asociado su martirio de fe, de esperanza y de amor", se?al¨®, en relaci¨®n con los nuevos beatos espa?oles. "Y este martirio, o sea, ese testimonio, ha atravesado toda Europa, que en el siglo XX d modo particular se han enri quecido con el testimonio de muchos m¨¢rtires: desde el Atl¨¢ntico hasta los Urales".Tambi¨¦n se?al¨® Juan Pablo II, en otro pasaje situado al final de su homil¨ªa: "Al concluir el siglo XX, la Iglesia inscribe en su martirologio a todos los que en este siglo cr¨ªtico, y ante la crueldad de los gulag, de las c¨¢rceles y de los campos de concentraci¨®n, han dado testimonio. heroico de la fe, de la esperanza y del amor".
"Sanguis martyrum, semen cristianorum", record¨® asimismo el Pont¨ªfice, tras afirmar que los nuevos beatos hab¨ªan "vencido la crueldad de los pelotones de ejecuci¨®n y todo un sistema de odio organizado". Wojtyla propuso como principal "fruto" de estos sacrificios "el perd¨®n de los enemigos" y la "reconciliaci¨®n".
En la l¨ªnea habitual de estos actos, Juan Pablo II dedic¨® amplio espacio a glosar las figuras de los nuevos beatos, comenzando por "Braulio Mar¨ªa Corres, Federico Rubio y 69 compa?eros, todos ellos religiosos de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, la mayor¨ªa espa?oles", salvo siete de. Colombia, que merecieron "especial menci¨®n, por ser los primeros hijos de esa querida naci¨®n que llegan al honor de los altares".
Seg¨²n la documentaci¨®n oficial del proceso, estos siete colombianos, a los que la guerra sorprendi¨® mientras estudiaban en Espa?a, "fueron muertos el 9 de agosto de 1936 por la sola raz¨®n de su ser como religiosos" cuando ya estaban en Barcelona dispuestos a ser repatriados con todas las autorizaciones.
Los restantes hermanos de San Juan de Dios beatificados ayer murieron en fusilamientos irregulares realizados tambi¨¦n en la zona de Barcelona y Madrid, mayoritariamente. Los medios de informaci¨®n vaticanos destacan que muchos de ellos ca¨ªan gritando: "Viva Cristo Rey" y "hasta el cielo".
"No ploreu per mi. Soc martir de Jesucrist", fue, en cambio, la despedida, que el Papa cit¨® ayer textualmente en catal¨¢n durante su homil¨ªa, de uno de los 51 claretianos muertos en agosto de 1936 en Barbastro. Todos ellos estudiaban en el seminario local, que Juan Pablo II calific¨® de "seminario m¨¢rtir".
De Narcisa de Jes¨²s Martillo Mor¨¢n, la "virgen" ecuatoriana que ayer subi¨® a los altares, muerta en 1869 a los 37 a?os, el Papa destac¨® que, "aunque no sea con la misma aureola del martirio", tuvo una vida "singular" dedicada a la oraci¨®n y la penitencia.
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