Tom¨¢s Marco y su imagen del mundo

La figura y la obra plural de Tom¨¢s Marco constituyen un cap¨ªtulo imprescindible en nuestra historia musical contempor¨¢nea.Nacido en 1942, pertenece a la generaci¨®n del 46, pero funcion¨®, en acciones y solidaridades, como hermano menor de sus antecesores, mayor de sus congeneracionales y orientador de sus sucesores. Ahora bien, se equivocar¨¢ quien apunte la creaci¨®n de Marco al haber de los m¨²sicos del 51, lo que con el paso del tiempo y el avance de su producci¨®n se patentiza cada vez con mayor evidencia.

Marco ha cumplido este a?o medio siglo de existencia y con tal motivo son muy numerosos y diversos los homenajes que ha recibido aqu¨ª y fuera de aqu¨ª. El celebrado anteanoche en el Auditorio Nacional re¨²ne especiales significaciones, aparte la extraordinaria calidad de las versiones.

Por una parte, se trata de un formidable esfuerzo de la JONDE y de su director, Edmon Colomer, para montar con toda responsabilidad y acierto un monogr¨¢fico de gran dificultad, m¨¢s estimable si se piensa que a la vez el juvenil conjunto trabajaba Atl¨¢ntida, de Falla-Halffter; de otro lado, Tom¨¢s Marco estrenaba una nueva sinfon¨ªa escrita en 1991-1992 a instancia de la Joven Orquesta. Hace el n¨²mero seis y en muchos aspectos supera la importancia de las anteriores. Hay que decir de entrada que el p¨²blico, en el que se ve¨ªan rostros muy conocidos de nuestra vida musical y cultural, recibi¨® la nueva partitura con aplausos que redobl¨® en gesto de adhesi¨®n al compositor madrile?o.

En la sexta sinfon¨ªa, subtitulada Imago mundi, el m¨²sico parte, una vez mas, de supuestos culturales, esta vez cient¨ªficos y bastante m¨¢s complicados que la evocaci¨®n de la Espa?a barroca en Autodaf¨¦ (1975) o en el dolor intenso y contenido de Transfiguraci¨®n, para coro (1974), obras que antecedieron a la sinfon¨ªa en el programa homenaje. Podr¨ªa haberse incluido Angelus novus (mahleriana), de 1971.

Algunos supuestos de la moderna f¨ªsica del caos aplicados al comportamiento de las masas sonoras y de la forma musical sirven, seg¨²n el autor, de punto de partida para una sinfon¨ªa amplia, densa en su textura, que a veces se aligera en necesario juego de contrastes. Subrayemos lo de punto de partida, pues una vez que Marco se pone a trabajar lo que funciona es la m¨²sica en sus propios e intransferibles valores.

Personal e intransferible, la nueva sinfon¨ªa fija con m¨¢xima brillantez los perfiles de un compositor cuyo ejemplo ha beneficiado a muchos creadores m¨¢s j¨®venes que aprendieron de Marco a caminar por su propia senda.