La otra cara de la guerra del Golfo
La aparici¨®n de nuevas pruebas que confirman la estrecha colaboraci¨®n buscada por el Gobierno estadounidense con Irak en los meses previos a la invasi¨®n de Kuwait han puesto al presidente George Bush a la defensiva en esta semana final de la campa?a electoral. La victoria militar en la guerra del Golfo, presentada como uno de los logros m¨¢s importantes de su presidencia, adquiere otra dimensi¨®n en boca de los dem¨®cratas y del candidato independiente Ross Perot, quienes acusan a la Casa Blanca de haber ayudado a Sadam Husein a armarse y de no haber impedido la invasi¨®n del emirato.El congresista democrata Henry Gonz¨¢lez, presidente del comit¨¦ de Banca del Congreso, ha difundido documentos que prueban que el Departamento de Estado autoriz¨® la venta a Irak de ordenadores utilizados por Bagdad en la construcci¨®n del superca?¨®n, un proyecto de ob¨²s de largo alcance que nunca se complet¨®. El Senado, por su parte, ha dado a conocer una carta del entonces secretario de Estado, James Baker, dirigida, ocho d¨ªas antes de la invasi¨®n, al secretario de Comercio, en la que expresaba su preocupaci¨®n por los esfuerzos que realizaba Irak para armarse y ped¨ªa que se adoptase una pol¨ªtica m¨¢s estricta en el control de las exportaciones hacia ese pa¨ªs.
Estos documentos se suman al esc¨¢ndalo Irakgate que investiga un juez de Atlanta y que ha suscitado un enfrentamiento entre el departamento de Justicia, el FBI y la CIA. El esc¨¢ndalo estall¨® al descubrirse que una sucursal en Atlanta del banco p¨²blico italiano Banca Nacionale di Lavoro prestaba miles de millones de d¨®lares a Irak, contraviniendo las leyes estadounidenses. Lo que en un principio, parec¨ªa responsabilidad del director de la sucursal del banco en Atlanta, deriv¨® hacia el esc¨¢ndalo pol¨ªtico al conocerse que los responsables del banco en Roma y la CIA conoc¨ªan la operaci¨®n.
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