Una muestra ejemplar sobre la plater¨ªa religiosa
Plater¨ªa en la ¨¦poca de los Reyes Cat¨®licos (1474-1516)
Fundaci¨®n Central Hispano. Marqu¨¦s de Villamagna, 3. Madrid. Hasta el 27 de diciembre.
Organizada por el Consorcio de Madrid Capital Europea de la Cultura y la Fundaci¨®n Central Hispano, esta interesant¨ªsima muestra re¨²ne unas 125 piezas seleccionadas entre las existentes en colecciones p¨²blicas y privadas de todo el mundo, aunque la mayor parte de ellas, como era l¨®gico esperar, pertenezcan al tesoro eclesi¨¢stico de catedrales, iglesias y conventos espa?oles. Avalada por la reconocida solvencia de J. M. Cruz Valdovinos, que ha sido el comisario de la misma, esta exposici¨®n debe ser considerada ejemplar por m¨¢s de una raz¨®n, ya que no s¨®lo hace posible que sea descubierto por el p¨²blico un aspecto poco frecuentado, aunque importante, de nuestro patrimonio, sino su presentaci¨®n en ¨®ptimas condiciones de instalaci¨®n, lo cual es esencial para la debida puesta en valor del mismo que se pretende.Siendo la orfebrer¨ªa de la plata en nuestro pa¨ªs esencialmente religiosa, hay que tener en cuenta que muchas de las valiosas piezas conseguidas siguen cumpliendo su funci¨®n lit¨²rgica y/o, cuando son exhibidas en alg¨²n museo diocesano, no pueden aislarse como se desear¨ªa para su mejor lucimiento. Aqu¨ª lo est¨¢n, incluso buscando una iluminaci¨®n que permita captar en todo su esplendor el virtuos¨ªstico trabajo de los detalles, lo que no resulta f¨¢cil en absoluto, dada la no peque?a complejidad de la pr¨¢ctica totalidad de las piezas.
Por lo dem¨¢s, Cruz Valdovinos, sabedor de que deb¨ªa presentar un tema desgraciadamente todav¨ªa no muy usual en los circuitos de exposici¨®n, ha realizado un meritorio esfuerzo de clarificaci¨®n al respecto, pero sin por ello caer en la tentaci¨®n de la reducci¨®n simplificadora. En este sentido, la propia elecci¨®n del tema no es s¨®lo debida a razones de mera oportunidad hist¨®rica en este a?o conmemorativo del quito centenario -lo que, por otra parte, estar¨ªa m¨¢s que justificado-, sino tambi¨¦n por el florecimiento que tuvo la orfebrer¨ªa en este momento.
La ordenaci¨®n de la misma ha sido asimismo muy adecuada, pues est¨¢ articulada mediante tres secciones diferentes, que se corresponden cada una a sendos aspectos esenciales: el de los clientes y donantes, que nos ilustra acerca de la raz¨®n de ser social y econ¨®mica de la plater¨ªa; el de la tipolog¨ªa, muy importante por la rica y compleja tradici¨®n del culto -c¨¢lices, patenas, hostiarios, cetros, portapaces, custodias, crismeras, relicarios, incensiarios, vinajeras, bustos-, y, por ¨²ltimo, el de los mejores art¨ªfices de la ¨¦poca, como Enrique de Arfe, Antonio de Oquendo, Bernardino de Porres, Juan de Valladolid, Pedro de Ribadeo y Pere Joan Palau.
Como se sabe, el arte en la ¨¦poca de los Reyes Cat¨®licos suele clasificarse convencionalmente como "hispano-flamenco" o "flam¨ªgero", aludiendo con ello a la todav¨ªa fuerte resistencia de la tradici¨®n local frente a la nueva moda del clasicismo renacentista -y no hay que olvidar al respecto que en nuestro pa¨ªs el florido gusto tardog¨®tico se aliaba con el componente mud¨¦jar-, con lo que, en principio, no debe extra?arnos que la plater¨ªa de este momento se explaye en esta misma direcci¨®n, tan dada a cultivar las filigranas y los jeribeques m¨¢s asombrosos, pero es que, adem¨¢s, la orfebrer¨ªa de la plata, que se puede permitir licencias imposibles para el metal ¨¢ureo, s¨®lo se sent¨ªa a gusto poni¨¦ndose a prueba con ese "m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa" del "Iabrado de menudencias", por utilizar la bella expresi¨®n de fray Jos¨¦ de Sig¨¹enza.
S¨ªntesis
El buen orfebre, por otra parte, se ve obligado a sintetizar diversas artes, pues, adem¨¢s del buen conocimiento de su oficio, un oficio en el que error, dada la riqueza de los materiales empleados, verdaderamente se paga, ha de estar versado en el dise?o arquitect¨®nico y en el escult¨®rico, con lo que tampoco nos debe resultar sorprendente que, casi un siglo m¨¢s tarde, con la dignificaci¨®n intelectual que adquiri¨® el artista gracias al renacimiento, apareciese un orfebre dotado con tales saberes como Juan de Arfe, uno de los m¨¢s grandes doctrinarios del arte espa?ol clent¨ªfico-humanista. Esto mismo hace que hoy apreciemos estas piezas no s¨®lo bajo el prisma de los que en ellas hay de maestr¨ªa t¨¦cnica y fantas¨ªa, sino tambi¨¦n como una suerte de miniaturizaciones de dise?os complejos y, no pocas veces, de alt¨ªsima sofisticaci¨®n.
Por ¨²ltimo, hay que a?adir que la pr¨¢ctica totalidad de las obras escogidas poseen un inter¨¦s extraordinario por uno u otro motivo, pero asimismo que no son precisamente pocas las que merecen calificarse como de art¨ªsticamente excelentes, lo que hace imposible ponerse a hacer una lista de lo, en este sentido, m¨¢s sobresaliente, sobre todo, en un escrito de estas caracter¨ªstica y obviamente por puras razones de espacio.
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