Major retrasa, la ratiflicaci¨®n de Maastricht hasta despu¨¦s del segundo refer¨¦ndum dan¨¦s
El dram¨¢tico ¨¦xito parlamentario de John Major el mi¨¦rcoles por la noche no ha conseguido calmar la guerra interna en el Partido Conservador ni acelerar la ratificaci¨®n de Maastricht. Al contrario, las acusaciones entre los tories eran ayer m¨¢s feroces que nunca, y el primer ministro brit¨¢nico se vio obligado a anunciar que el Tratado para la Uni¨®n Europea sufrir¨ªa un nuevo retraso, "hasta que los daneses celebren su segundo refer¨¦ndum". Major mantuvo a flote el tratado por s¨®lo tres votos, al precio de enrarecer a¨²n m¨¢s el clima en su partido.
Los euroesc¨¦pticos se han comprometido a "seguir luchando contra Maastricht" y los laboristas han constatado la debilidad extrema de John_Major, lo que parece garantizar un invierno dificil¨ªsimo para el primer ministro.De la votaci¨®n del mi¨¦rcoles, en la que la moci¨®n gubernamental sobre Maastricht sobrevivi¨® por 319 votos contra 316, se extraen dos conclusiones. Una, que 26 conservadores votaron contra su propio primer ministro y otros seis se abstuvieron, lo que eleva a 32 la suma de rebeldes irreductibles. Dos, que esa pr¨¢ctica escisi¨®n tory deja al Gobierno en minor¨ªa y en manos de los liberales-dem¨®cratas de Paddy Ashdown, cuyos votos salvaron Maastricht el pasado mi¨¦rcoles. El precario equilibrio en que se encuentra Major le llev¨® a anunciar ayer un nuevo retraso en el proceso de ratificaci¨®n, que comenzar¨¢ "cuando los daneses hayan celebrado su segundo refer¨¦ndum", es decir, bien entrado el a?o pr¨®ximo. El primer ministro brit¨¢nico parece conformarse con acudir a la cumbre comunitaria de Edimburgo, que presidir¨¢, con la votaci¨®n simb¨®lica de ayer y alg¨²n debate marginal en una comisi¨®n parlamentaria. El riesgo de derrota es demasiado alto para atreverse a poner en marcha la minuciosa ratificaci¨®n.
Uno de los jefes del grupo parlamentario conservador revel¨® ayer que, s¨®lo una hora antes de la votaci¨®n, daba la batalla por perdida; otras fuentes se?alaron que, minutos antes de que se votara, John Major comunic¨® a sus ministros m¨¢s pr¨®ximos que no dimitir¨ªa, como hab¨ªa sugerido, "a pesar de esto", presuponiendo la derrota.
Tambi¨¦n se conocieron ayer los detalles de algunas de las maniobras gubernamentales para doblegar a los rebeldes. Las presiones fueron de una violencia nunca vista en la C¨¢mara de los Comunes, al menos en este siglo.Votar llorandoEn otro caso, la oficina central conservadora envi¨® un delegado a la circunscripci¨®n galesa del rebelde para amotinar a los responsables locales, asegur¨¢ndoles que una derrota del Gobierno comportar¨ªa autom¨¢ticamente unas elecciones y una victoria laborista, lo que implicar¨ªa a su vez la p¨¦rdida de sus empleos. Al menos un diputado vot¨® llorando, seg¨²n distintos testimonios, y varios admitieron haber votado en contra de sus ideas.
"Me parece inmoral que presiones tan desafortunadas fueran aplicadas sobre colegas parlamentarios, especialmente los m¨¢s j¨®venes", dijo el euroesc¨¦ptico Nicholas Winterton, que se declar¨® personalmente "inmune para siempre a la disciplina de partido".
Para numerosos diputados veteranos, las pr¨¢cticas empleadas el mi¨¦rcoles suponen una peligrosa erosi¨®n de la supuesta independencia de cada diputado y la profanaci¨®n del Parlamento como ¨¢gora de debate libre. El ambiente ha quedado enrarecido en los bancos conservadores, y la estatura moral de Major est¨¢ m¨¢s empeque?ecida que nunca. El primer ministro, sin embargo, ha obtenido un importante respiro, y Kenneth Clarke, ministro del Interior, anunci¨® ayer un inminente "contraataque de John Major para retomar con fuerza el liderazgo".
La ratificaci¨®n brit¨¢nica de Maastricht est¨¢ otra vez en suspenso y parece imposible que, en el mejor de los casos, puede concluir hasta despu¨¦s del pr¨®ximo verano. El tratado acabar¨¢ saliendo adelante, pese a los retrasos y al furor euroesc¨¦ptico, si los laboristas votan siempre a favor; si en alguno de los art¨ªculos votaran en contra, se repetir¨ªan el drama y la incertidumbre del mi¨¦rcoles. El rechazo de un s¨®lo art¨ªculo acabar¨ªa, t¨¦cnicamente, con todo el tratado.
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