Major se queda solo en su partido y ante la CE
John Major, el hombre que lleg¨® a Downing Street porque no ten¨ªa enemigos, ya no ve caras amigas en ninguna parte. Su ¨²ltimo quiebro, el retraso de la ratificaci¨®n de Maastricht, no le ha ganado el apoyo de los conservadores euroesc¨¦pticos, le ha enajenado en cambio la simpat¨ªa de los tories que a¨²n le respaldaban y ha reforzado la oposici¨®n laborista. El primer ministro brit¨¢nico intent¨® convencer ayer, sin ¨¦xito, al presidente de la Comisi¨®n Europea, Jacques Delors, de que el nuevo aplazamiento aplicado a Maastricht "no es significativo" y de que Europa debe "comprender" sus dificultades dom¨¦sticas.
John Major y Jacques Delors se reunieron en Downing Street durante 80 minutos para hablar de la crisis de la Ronda Uruguay del GATT (Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles). Pero Delors sac¨® a colaci¨®n el nuevo e inesperado retraso en la ratificaci¨®n brit¨¢nica de Maastricht y Major pas¨® muchos apuros para explicarle los motivos de su en¨¦simo paso atr¨¢s. Cuando concluyeron la entrevista, ambos evitaron mirarse y se despidieron con la mayor frialdad.Los portavoces de Downing Street tampoco tuvieron un buen d¨ªa. Su misi¨®n era explicar lo inexplicable: que Major hubiera llevado al Parlamento una decisiva moci¨®n sobre la inmediata ratificaci¨®n de Maastricht, que hubiera condicionado su permanencia en el cargo a su aprobaci¨®n, que hubiera coaccionado a sus diputados con amenazas casi inconcebibles para que votaran a favor, que hubiera ganado por tres votos frente a una moci¨®n laborista que ped¨ªa el aplazamiento, y que al dia siguiente... aplazara la ratificaci¨®n.
"No es un retraso demasiado largo", dijo un portavoz del primer ministro, "y no afectar¨¢ al proceso hacia la Uni¨®n Europea". Era una afirmaci¨®n discutible, teniendo en cuenta que Major habl¨® de iniciar la larga serie de votaciones "hacia mayo, cuando los daneses celebren su segundo refer¨¦ndum". Eso significa que, con suerte, la C¨¢mara de los Comunes dar¨ªa el definitivo visto bueno tras el verano, y que la ley de ratificaci¨®n llegar¨ªa a la C¨¢mara de los Lores (celebrado reducto thatcherista y euroesc¨¦ptico) no antes de octubre.
Promesa incumplida
Jacques Delors le record¨® a Major que, hace s¨®lo un mes, los l¨ªderes de los otros once pa¨ªses comunitarios y ¨¦l mismo recibieron una carta con membrete de Downing Street en la que se les comunicaba que el Reino Unido ratificar¨ªa Maastricht "en torno a Navidades". Con esa idea acudieron todos a la cumbre de Birmingham, y con ella contaban el mi¨¦rcoles por la noche, al recibir la noticia de que la C¨¢mara de los Comunes hab¨ªa dado un ag¨®nico s¨ª a la ratificaci¨®n.
Majorjustific¨® el giro por sus dificultades dom¨¦sticas. En estos momentos, le dijo a Delors, no pod¨ªa estar seguro de que la ley de ratificaci¨®n saliera adelante. Lo cual resultaba refutable, porque con la abstenci¨®n o el voto
afirmativo de los laboristas -no habr¨ªan votado no en ning¨²n caso- la mayor¨ªa estaba asegurada. M¨¢s cierto parece que John Major tuvo que comprometerse a retrasar la ratificaci¨®n antes de la sesi¨®n del mi¨¦rcoles para contar con el decisivo apoyo de unos cuantos euroesc¨¦pticos. La famosa votaci¨®n, con todo su drama, habr¨ªa sido en ese caso un simple pasteleo pol¨ªtico, con la ¨²nica finalidad de evitar la ca¨ªda de Major. Exactamente como dec¨ªan los laboristas.
?stos, que celebraban ayer precisamente unas jornadas sobre la Comunidad Europea, se cebaron con el titubeante Major, cuya presidencia de la CE estaba Siendo, seg¨²n el l¨ªder John Smith, "la presidencia malgastada". Dentro del propio Partido Conservador, la mayor¨ªa centrista y moderadamente proeuropea tampoco se sent¨ªa satisfecha. Y los euroesc¨¦pticos, a¨²n indignados por las presiones ejercidas por el Gobierno para que votaran s¨ª el mi¨¦rcoles, lanzaban nuevas y graves advertencias.
John Biffen, el ministro thatcherista que dimiti¨® hace tres a?os tras insultar a los alemanes, declar¨® que Major parec¨ªa "incapaz de adoptar el estilo de gobierno en¨¦rgico y autoritario que hace falta en este momento". Sir George Gardiner, otro thatcherista, lament¨® por su parte que Gobierno y Parlamento no pudieran dedicarse a otra cosa que a "intentar sacar a Major de los anzuelos que se traga voluntariamente".
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