Alexander Dubcek muere a los 70 a?os en Praga
Alexander Dubcek, de 70 a?os, el que fuera m¨¢ximo dirigente de la primavera de Praga, muri¨® a las 21.30 de ayer en el hospital Na Homolce, de la capital checa, a consecuencia de las heridas que le produjo un accidente de autom¨®vil que sufri¨® el pasado 1 de septiembre. Desde el accidente, Dubcek fue intervenido en tres ocasiones.
Alexander Dubcek encarn¨® como pocos la tragedia hist¨®rica de varias generaciones de comunistas centroeuropeos, atrapadas entre la realidad impuesta y la conciencia, entre lealtades cada vez m¨¢s enfrentadas, escribe Hermann Tertsch.La victoria de la democracia en Checoslovaquia en 1989, por la que hab¨ªa luchado y sufrido humillaciones sin fin durante dos d¨¦cadas, no hab¨ªa sido, seg¨²n se vio pronto, sino un proleg¨®meno de la muerte del Estado checoslovaco. El patriota checoslovaco, que naci¨® dos a?os despu¨¦s del Estado al que dedic¨® su vida, muere meses antes de quedarse oficialmente sin patria.
La historia, sin embargo, no ha sido tan ingrata como parec¨ªa hace tan s¨®lo tres a?os. Entonces viv¨ªa a¨²n marginado en Bratislava como un jubilado del departamento forestal del Ministerio de Agricultura, calumniado sistem¨¢ticamente por la prensa oficial. Insist¨ªa entonces en que volver¨ªa a la pol¨ªtica, y, pese a los que le cre¨ªan un viejo iluso, lleg¨® la hora en que su nombre, coreado por centenares de miles de voces, reson¨® de nuevo en Praga.
Fue presidente del primer Parlamento democr¨¢tico de Checoslovaquia, y su papel, reconocido por todo el mundo. Su ¨²ltimo rev¨¦s como l¨ªder del Partido Socialdem¨®crata Eslovaco, al no lograr m¨¢s del 5% en las elecciones, ya no pod¨ªa mermar su papel en la historia.
Gran ideal
Su padre, Stefan, un sindicalista socialista en Austria-Hungr¨ªa, regres¨® de su emigraci¨®n norteamericana cuando el gran ideal por el que hab¨ªa luchado, la creaci¨®n de Checoslovaquia, se hizo realidad. Alexander Dubcek naci¨®, ya de vuelta la familia, en la aldea eslovaca de Uhrove en 1921. A?os m¨¢s tarde, el ya para entonces comunista Stefan Dubcek emigra con su familia a la rep¨²blica sovi¨¦tica de Kirguizia. Stefan vuelve con su familia a Checoslovaquia en 1938 con el encargo de fortalecer los cuadros del partido comunista, en la clandestinidad.Tras a?os de lucha clandestina y dos a?os en un campo de concentraci¨®n nazi, el padre de Alexander cuenta tras la guerra con el suficiente prestigio como para lanzar a su hijo a un r¨¢pido ascenso en la jerarqu¨ªa del partido -despu¨¦s del golpe de Estado comunista en 1948-Alexander ya hab¨ªa hecho m¨¦ritos propios. Fue herido dos veces en combate de su unidad partisana contra los alemanes en los montes Tatra.
Con estas credenciales comunistas pronto es llamado a la escuela del comit¨¦ central del partido comunista en Mosc¨², en la que fortalece su solidez ideol¨®gica y una fascinaci¨®n por Rusia y los rusos que le har¨ªa especialmente dolorosa la reacci¨®n a sus reformas de 1968.
Bajo el proceso de desestalinizaci¨®n iniciado con el XX Congreso del PCUS en 1956, Dubcek protagoniza una carrera mete¨®rica hacia la c¨²pula del partido. Con su llegada al cargo de jefe del partido en Eslovaquia se produce una fuerte aceleraci¨®n de las reformas en esta rep¨²blica.
Los choques con el rn¨¢ximo l¨ªder en Praga, Antonin Novotni, son inevitables, y culminan en 1967 en una mediaci¨®n sovi¨¦tica. Leonid Br¨¦znev y Mijail Suslov se inclinan por Dubcek y elevan al cargo al hombre al que habr¨¢n de derribar por la fuerza ocho meses m¨¢s tarde. El 4 de enero de 1968, Dubcek es nombrado m¨¢ximo dirigente checoslovaco. El programa de acci¨®n del comit¨¦ central propone reformas pol¨ªticas y econ¨®micas en el marco del socialismo.
El 21 de agosto de 1968 acaba abruptamente el sue?o de la reforma del socialismo. Los carros de combate sovi¨¦ticos en las calles de Praga demuestran que las amenazas que desde hac¨ªa semanas recib¨ªa Dubcek desde Mosc¨² no eran vanas. Despu¨¦s lleg¨® la destituci¨®n, las acusaciones de antiguos colaboradores que le tachaban de traidor y agente de la CIA y su aislamiento. A la postre, sin embargo, Dubcek ha muerto con la certeza de que la historia le dio la raz¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.