Cuidar la naturaleza es rentable
Al Gore y yo sabemos que la salud y el bienestar de nuestros hijos dependen de que tengan un aire limpio para respirar y agua pura para beber. Sabemos que la salud y seguridad de nuestros trabajadores dependen de unas condiciones de seguridad laboral. Y sabemos que lo mejor que hay en cada uno de nosotros est¨¢ relacionado con la magnificencia de la naturaleza y est¨¢ inspirado por ella. El cuidado del medio ambiente nos une.Hemos o¨ªdo ese argumento de que la excesiva normativa medioambiental es una de las principales causas de nuestra recesi¨®n econ¨®mica, y de que los norteamericanos tendr¨¢n que elegir: pueden tener un medio ambiente sano o una econom¨ªa fuerte, pero no las dos cosas.
Es una falsa alternativa. Si este argumento fuera cierto, Alemania y Jap¨®n, cuya normatva vigente es tan estricta o m¨¢s que las medidas de protecci¨®n del medio ambiente en Estados Unidos, estar¨ªan en serios apuros econ¨®micos. Si este argumento fuera cierto, uno de los sectores de la econom¨ªa norteamericana que ha experimentado un crecimiento impresionante en los ¨²ltimos cuatro a?os, las industrias de productos y servicios medioambientales, habr¨ªa naufragado como muchos otros sectores importantes de la econom¨ªa norteamericana.
La fortaleza econ¨®mica depender¨¢ cada vez m¨¢s de una actuaci¨®n v¨¢lida en temas medioambientales. Nuestros competidores saben que el conseguir una econom¨ªa saludable y un medio ambiente limpio son objetivos complementarios, no contrapuestos. Una de las razones por las que los trabajadores alemanes ganan un 25% m¨¢s que el trabajador medio norteamericano es que sus industrias utilizan la mitad de la energ¨ªa para producir la misma cantidad de productos que las empresas norteamericanas. Los precios de los productos japoneses son un 5% m¨¢s competitivos en el mercado mundial porque las empresas japonesas aprovechan mejor la energ¨ªa.
Los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo tienen una presencia cada vez m¨¢s importante en el mercado mundial. En 1991, cuando la econom¨ªa de muchos de los pa¨ªses industrializados estaba, estancada, la econom¨ªa de muchos de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo crec¨ªa aproximadamente a una tasa del 6%. Tambi¨¦n en 1991, estos pa¨ªses eran los destinatarios de m¨¢s de una tercera parte de las exportaciones estadounidenses. ?De qu¨¦ tipo de productos y procesos, tienen demanda estos pa¨ªses? Ahora que est¨¢n sufriendo las consecuencias de una pol¨ªtica de crecimiento econ¨®mico que no tuvo en cuenta el impacto sobre el medio ambiente la demanda se centra en tecnolog¨ªas y servicios que permiten el crecimiento econ¨®mico sin destruir el medio ambiente. En M¨¦xico, por ejemplo, se est¨¢n cerrando f¨¢bricas no porque su rendimiento econ¨®mico sea bajo, sino porque los ciudadanos mexicanos se asfixian literalmente en la densa contaminaci¨®n. M¨¦xico necesita poner otra vez en marcha esas f¨¢bricas; M¨¦xico necesita adquirir equipos que permitan a esas f¨¢bricas funcionar limpiamente.
?Podr¨ªan cubrir las empresas norteamericanas esa necesidad? Otros pa¨ªses, en v¨ªas de desarrollo o recientemente industrializados, est¨¢n tomando decisiones pol¨ªticas similares. Taiwan, por ejemplo, ha experimentado un crecimiento industrial r¨¦cord en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, pero ha fracasado en el tratamiento de los productos t¨®xicos generados por ese crecimiento. Millones de toneladas de residuos peligrosos se arrojan cada ano en vertederos p¨²blicos sin revestir, r¨ªos y arroyos, y s¨®lo se trata o se purifica una parte muy peque?a del agua residual de las industrias. Tambi¨¦n el aire ha sido envenenado por di¨®xido de azufre y otras macropart¨ªculas que vomitan, pr¨¢cticamente sin control, los coches. Para abordar esos problemas, los l¨ªderes del Gobierno y de la industria de Taiwan se han comprometido a invertir m¨¢s de 20.000 millones de d¨®lares en los pr¨®ximos ocho a?os para erradicar los problemas del pasado y construir la infraestructura necesaria para evitar problemas en el futuro.
?Podr¨ªan cubrir las empresas norteamericanas esa demanda? Los expertos calculan que en los pr¨®ximos 15 a?os las naciones en v¨ªas de desarrollo tendr¨¢n que implantar una tecnolog¨ªa energ¨¦tica por valor de un bill¨®n de d¨®lares para cubrir las necesidades de energ¨ªa cada vez mayores. Estos pa¨ªses quieren fuentes de energ¨ªa limpias y eficientes.
?Podr¨¢n cubrir las empresas nurteamericanas esa demanda? No, si Estados Unidos se queda al margen de la revoluci¨®n medioambiental. No, si se dice a nuestras empresas que la preocupaci¨®n por el medio ambiente no es m¨¢s que una moda que pasar¨¢ con el tiempo y que los viejos -y contaminantes- procedimientos ser¨¢n aceptables en el futuro.
La evidencia es inequ¨ªvoca. Hemos visto c¨®mo se nos iban importantes mercados. En 1980, tres cuartas partes de las ventas mundiales de tecnolog¨ªasolar correspond¨ªan a Estados Unidos. En 1990, la competencia de alemanes y japoneses hab¨ªa reducido ese porcentaje a un 30%. Estados Unidos tambi¨¦n sol¨ªa proveer al mundo de tecnolog¨ªas para el control de la contaminaci¨®n del aire. En la actualidad, importa m¨¢s del 70% de estas tecnolog¨ªas. Y la lista no acaba ah¨ª.
Al Gore y yo creemos que ya ha pasado el momento de plantear falsas alternativas. Por el bien de nuestros hijos, si queremos mejorar la salud y la seguridad de los trabajadores, intentar aumentar el nivel de vida de todos los norteamericanos y preservar los valiosos recursos naturales del planeta, no podemos permitirnos las pr¨¢cticas del pasado.
La Administraci¨®n de Clinton trabajar¨¢ por un futuro mejor para el pueblo norteamericano. Ser¨¢ un futuro construido sobre un aut¨¦ntico compromiso para legar a nuestros hijos una naci¨®n mejor cuyo aire, agua y tierra est¨¦n intactos; cuya belleza natural no se desvanezca, y cuyo liderazgo en el crecimiento mundial no sea superado. Este planteamiento ser¨¢ un reto para los norteamericanos, y exigir¨¢ que las personas, las familias, las comunidades, las corporaciones y las agencias gubernamentales se responsabilicen a la hora de hacer m¨¢s por preservar la calidad de nuestro medio ambiente y de nuestro mundo.
Los l¨ªderes de Estados Unidos tienen que estar dispuestos a ejercer el liderazgo internacional en cuestiones que amenazan la salud del planeta. La guerra fr¨ªa ha terminado, y hemos entrado en una nueva era en la que las amenazas a nuestra seguridad son menos evidentes, pero no menos peligrosas. Si no logramos dar con una visi¨®n y un liderazgo para combatir las nuevas amenazas sin precedentes de los cambios clim¨¢ticos mundiales, la reducci¨®n de la capa de ozono, la destrucci¨®n y desertizaci¨®n del h¨¢bitat, estas amenazas podr¨ªan acabar derrot¨¢ndonos.
, gobernador de Arkansas, ha sido elegido presidente de los Estados Unidos de Am¨¦rica.Copyright New Perspective Quarterly, Los Angeles Times Syndicate, 1992.
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