La locura de amor del juez Wachtler
La m¨¢xima autoridad judicial de Nueva York, confinado en su casa por chantajear a su ex amante
El presidente del Tribunal de Apelaciones, Sol Wachtler, ha tenido que dimitir de su cargo despu¨¦s de que el FBI le arrestara bajo la acusaci¨®n de haber tratado de extorsionar a su ex amante y a la hija de ¨¦sta. Un tribunal ha decretado que el juez permanezca recluido en su domicilio con un brazalete electr¨®nico que controle sus movimientos y que pague de su propio bolsillo a los agentes de seguridad que se encargar¨¢n de que no se acerque a la mujer por la que ha vivido obsesionado desde que dejaron de verse.Las acusaciones contra Wachtler, uno de los jueces m¨¢s respetados de Estados Unidos, han sembrado el desconcierto en el mundo judicial estadounidense desde que el pasado s¨¢bado fue detenido en una operaci¨®n en la que participaron 80 agentes del FBI.
Seg¨²n los investigadores, el juez, de 62 a?os-, disfrazaba su apariencia y su voz para llevar a cabo una complicada serie de chantajes que se iniciaron el pasado mes de abril y que estaban motivados por una "fuerte pasi¨®n" por Joy Silverman, una espl¨¦ndida cuarentona de saneada posici¨®n econ¨®mica que ha realizado sustanciosas contribuciones a las arcas del Partido Republicano. Fue precisamente Silverman la primera que sospech¨® que su ex amante estaba detr¨¢s de la carta dirigida a su hija de 14 a?os que conten¨ªa marcadas referencias sexuales, una amenaza de secuestro y un cond¨®n. La atractiva millonaria aprovech¨® sus amistades en las altas instancias para llamar al director del FBI y rogarle que iniciara la investigaci¨®n.
Cuando en el apartamento de Manhattan de Joy Silverman se empezaron a recibir las llamadas que solicitaban 20.000 d¨®lares a cambio de unas fotograf¨ªas de la mujer con su nuevo acompa?ante, un rico abogado de Nueva Jersey, el FBI ya ten¨ªa intervenida la l¨ªnea. Los investigadores comprobaron que el juez se encontraba siempre en los lugares desde donde se realizaban las llamadas. Tan pronto como el FBI encontr¨® las huellas del juez en uno de los telef¨®nos p¨²blicos pinchados, la operaci¨®n se puso en marcha.
Wacthler, que lleva 40 a?os casado con una pariente de Joy Silverman, finaliz¨® su relaci¨®n extramatrimonial con ¨¦sta el a?o pasado. La ex amante del juez es una conocida miembro de la jet-set a quien George Bush intent¨® infructuosamente nombrar embajadora en Barbados hace cuatro a?os. Dos a?os despu¨¦s de que el Senado rechazara la candidatura de Silverman por considerar que no estaba capacitada para el cargo, fue nombrada consejera del Centro Kennedy de Washington.
Los diarios sensacionalistas se han cebado en la locura de amor que oblig¨® al internamiento temporal del juez en el departamento psiqui¨¢trico del Hospital Jud¨ªo de Long Island. Sus amigos todav¨ªa no dan cr¨¦dito a lo que ha ocurrido, e incluso sus oponentes pol¨ªticos han lamentado un traspi¨¦s que acaba con las aspiraciones del juez Wachtler a ocupar el cargo de gobernador de Nueva York o un asiento en el Tribunal Supremo.
El historial profesional de Wachtler ha creado un estilo propio dentro del mundo judicial y su influencia ha sido tan grande que la juez que ha establecido su internamiento domiciliario manifest¨® al imponer la sentencia: "Si mi decisi¨®n de dejarle en libertad refleja al menos una peque?a parte de la sabidur¨ªa que usted ha demostrado desde su tribunal, me doy por satisfecha".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.