Una nueva direcci¨®n pol¨ªtica
Despu¨¦s de la votaci¨®n en el Congreso, la cuesti¨®n sobre la ratificaci¨®n del Tratado de la Uni¨®n Europea ha concluido. Quedan el escollo ingl¨¦s y la f¨®rmula del reenganche dan¨¦s, pero el tratado seguir¨¢ adelante y se aplicar¨¢ en los pr¨®ximos a?os.Al margen de la opini¨®n que merezca, ser¨¢ un punto de referencia obligado para hacer pol¨ªtica en el futuro. El marco en el que deber¨¢ inscribirse cualquier pol¨ªtica que no desee ser meramente testimonial, incluida aquella que tenga como objetivo la reforma del mismo con vistas al 96 o incluso antes, como ha propuesto la CES.
A partir de aqu¨ª es necesario plantear con seriedad y tranquilidad una cuesti¨®n importante: una vez en vigor el Tratado de la Uni¨®n, ?con qui¨¦n hacer pol¨ªtica en Europa para que ¨¦sta sea cada vez m¨¢s democr¨¢tica, m¨¢s solidaria y m¨¢s federal? Lo m¨¢s conveniente ser¨ªa mantener el Grupo Parlamentario por la Izquierda Unitaria Europea, a pesar de la salida del PDS italiano, y desde la autonom¨ªa ir construyendo un espacio de di¨¢logo, en lo concreto, con el Grupo Socialista, los Verdes y otros sobre la construcci¨®n de la uni¨®n pol¨ªtica.
En todo caso, es en este marco europeo en el que se seguir¨¢ desarrollando la pol¨ªtica espa?ola. Y, curiosamente, la inauguraci¨®n de esta nueva etapa en la vida del continente coincide con los 10 a?os de gobierno del PSOE. La sensaci¨®n de que algo diferente comienza en Europa y en EE UU con Clinton y que al tiempo estamos viviendo el agotamiento de una experiencia es palpable. Tambi¨¦n la de una frustraci¨®n para la izquierda. Nunca en la historia de Espa?a un partido de la izquierda gobern¨® tanto tiempo y con tanto poder. Y esta experiencia la ha resumido gr¨¢ficamente el presidente del Gobierno cuando en Las Ventas dijo: "No hemos hecho lo que hubi¨¦ramos querido hacer, sino lo que ten¨ªamos que hacer". Esta vez, el instrumento ha sido el PSOE. Pero es leg¨ªtimo preguntar qu¨¦ es lo que se tiene que hacer y qui¨¦n decide lo que se tiene que hacer. Porque da la impresi¨®n de que en la reflexi¨®n del presidente del Gobierno se introduce un elemento inmanente al propio poder, fatal e ineludible, al margen de la voluntad de los ciudadanos y de las fuerzas pol¨ªticas que debieran representarlos. Una cosa es que desde el Gobierno no se pueda hacer lo que uno quiere, aunque se tenga la mayor¨ªa absoluta, idea que comparto, y otra muy distinta es que la labor de gobierno est¨¦ tan predeterminada que sea igual qui¨¦n tenga la responsabilidad de ejercer el poder.En la concepci¨®n del presidente del Gobierno parece que el margen es casi nulo, y en este supuesto el programa se transforma en un se?uelo, el proyecto se evapora, la distinci¨®n entre derecha e izquierda deja de existir.
Bien es cierto que el sistema parlamentario en Espa?a es estable, pero no tenemos una democracia fuerte, pues hay escasa participaci¨®n. Es verdad que hemos ganado posiciones en la esfera internacional y hemos roto definitivamente el aislamiento suicida de la dictadura. No es menos cierto que vamos derrotando poco a poco el fen¨®meno terrorista. No creo, sin embargo, que sea razonable apuntar lo anterior en el haber exclusivo del Gobierno. Son pol¨ªticas de Estado que han gozado de consenso y en cuyo resultado todos hemos puesto nuestro grano de arena. Es evidente que 10 a?os manejando el presupuesto del Estado da para hacer muchas cosas; ser¨ªa ciego que no lo viese as¨ª. Pero Espa?a sigue teniendo los estrangulamientos hist¨®ricos de siempre: incapacidad de crear empleo, de crecer en la estabilidad, de nivelar en parte su balanza comercial, de construir un sistema fiscal competente y redistributivo, de lograr un grado razonable de distribuci¨®n personal y territorial de la riqueza, de innovar en tecnolog¨ªa y ciencia, y de hacer funcionar con eficacia la Administraci¨®n y los servicios. Ha aumentado la presi¨®n fiscal, sobre todo en las rentas de trabajo -¨²nicas que no defraudan-, y el gasto del Estado ha aumentado, pero no hasta el punto de poder afirmarse que se ha avanzado significativamente en la construcci¨®n del Estado del bienestar. La sanidad p¨²blica abarca m¨¢s, pero los medios se han quedado cortos, al igual que en la educaci¨®n. Estamos gastando muy por debajo de la media europea en cap¨ªtulos sociales.
Tenemos una democracia estable, pero las libertades p¨²blicas no se han desarrollado en un sentido avanzado, sino que se ha hecho m¨¢s bien una lectura restrictiva de las mismas. El instrumento de su garant¨ªa, que supone el servicio p¨²blico de la justicia, ha mejorado, pero no est¨¢ al nivel que era de esperar, con asignaturas pendientes como el jurado, los juzgados de lo contencioso y la agilizaci¨®n de los procesos. Los casos de corrupci¨®n son excesivos, la gente, tiene una sensaci¨®n amplia de que las cosas no van bien.
Por estas razones pienso que Espa?a necesita una nueva direcci¨®n pol¨ªtica. Entiendo ¨¦sta como un cambio significativo en las formas y en los contenidos de la pol¨ªtica que se hace. Por tanto, lo determinante es concretar en un programa ese contenido renovador y agrupar alrededor del mismo el apoyo social y pol¨ªtico suficiente para que tenga probabilidades de: llevarse a la pr¨¢ctica: una Europa m¨¢s democr¨¢tica y solidaria una pol¨ªtica econ¨®mica y social que suponga la convergencia real con Europa; la recomposici¨®n de las libertades p¨²blicas en la l¨ªnea progresista de la Constituci¨®n; la erradicaci¨®n de la corrupci¨®n; la revitalizaci¨®n de las instituciones la participaci¨®n ciudadana; la ecolog¨ªa como elemento estructural de las decisiones, ser¨ªan algunas de las l¨ªneas b¨¢sicas de este programa de renovaci¨®n.
Ante la perspectiva de una p¨¦rdida de la mayor¨ªa absoluta por parte del PSOE, se ha abierto un debate sobre las posibles alternativas que se vislumbran en el horizonte.
El actual liderazgo del PSOE se inclina, a mi entender, hacia una colaboraci¨®n con los nacionalismos. No cambiar¨ªan las cosas y se acentuar¨ªan los factores de insolidaridad interregional, precio que pagar¨ªamos todos. Resulta ilusorio pensar que se pueda pactar con una parte y no con otra del nacionalismo catal¨¢n. Hay quien sostiene en la izquierda, de buena fe o por ignorancia, que ser¨ªan saludables unos a?os de gobierno del PP porque as¨ª el PSOE, en la oposici¨®n, se regenerar¨ªa y recuperar¨ªa para la izquierda. Me parece una opini¨®n desatinada. Las consecuencias las sufrir¨ªa el pueblo espa?ol con una pol¨ªtica que consistir¨ªa en m¨¢s de lo mismo y a¨²n peor en cuestiones diferentes. La cuesti¨®n no es que el PSOE se regenere o no en la oposici¨®n -¨¦se es su problema-, sino que se abran camino en el seno de la sociedad y de la izquierda en su conjunto las ideas de la necesidad de una direcci¨®n pol¨ªtica nueva, que fuerce a unos y a otros a marchar en esa direcci¨®n de renovaci¨®n y de cambio. El que se abra, pues, camino una nueva pol¨ªtica depender¨¢ tambi¨¦n de la posibilidad de di¨¢logo en el seno de la izquierda. No ser¨ªa sensato llevar un mensaje a los ciudadanos en el sentido de que s¨®lo ser¨ªa posible un cambio real cuando IU-1C tenga mayor¨ªa absoluta. 0 que una subida electoral importante de IU-1C no modificar¨ªa en nada la situaci¨®n, pues el PSOE acabar¨ªa pactando con su derecha. Estos mensajes s¨®lo aumentar¨ªan la tendencia al voto ¨²til. Por el contrario, hay que dejar claro desde ahora que nadie en IU-IC colaborar¨¢ con un PSOE que mantenga, en lo sustancial, su actual pol¨ªtica, pero que todos en IU-IC estamos dispuestos a un di¨¢logo si los contenidos de la pol¨ªtica y los comportamientos se modifican en la l¨ªnea que hemos apuntado. Por tanto, si un sector mayoritario de ciudadanos decide que la futura pol¨ªtica espa?ola cambie de orientaci¨®n en sentido progresista y socialmente avanzado debe au-
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