Ahora, El Salvador
HOY SE cumplen tres a?os del asesinato, en la Universidad Centroamericana de San Salvador, del rector y otros cinco profesores jesuitas, as¨ª como de dos empleadas de ese centro. El aniversario iba a coincidir con el inicio de la visita a Espa?a del presidente salvadore?o, Alfredo Cristiani, pero distintas razones han aconsejado aplazarla. Cualquiera que sea el motivo oficial, es seguro que en la decisi¨®n ha influido la voluntad espa?ola de presionar a Cristiani para que acelere el vacilante proceso de transici¨®n abierto tras los acuerdos de paz firmados a comienzos de a?o en M¨¦xico entre el Gobierno salvadore?o y la guerrilla. Espa?a es, con M¨¦xico, Colombia y Venezuela, uno de los componentes del grupo de amigos que, junto con la ONU, supervisa ese proceso, y durante estos meses ha venido presionando de diversas maneras para que Cristiani cumpla los acuerdos con los que se puso fin a 12 a?os de guerra civil. Cristiani busca ayuda pol¨ªtica y econ¨®mica para superar los efectos de esos a?os de destrucci¨®n. Para obtenerla tendr¨¢ que demostrar su voluntad de hacer cumplir al Ej¨¦rcito de su pa¨ªs su parte en los acuerdos de paz.Las dos claves del proceso de paz son la desmilitarizaci¨®n de la guerrilla del Frente Farabundo Mart¨ª para la Liberaci¨®n Nacional (FMLN) y la depuraci¨®n de un Ej¨¦rcito enfangado en la guerra sucia. Pero los acuerdos buscaban tambi¨¦n una reforma pol¨ªtica y social que permita la celebraci¨®n de las elecciones presidenciales de marzo de 1994 en un contexto en el que la democracia no est¨¦ mediatizada por unas Fuerzas Armadas aut¨®nomas respecto a las instituciones. Los acuerdos, adem¨¢s del reparto de tierras a los campesinos y la creaci¨®n de una polic¨ªa desvinculada del mando militar, prev¨¦n dos cosas: la gradual desmovilizaci¨®n de la guerrilla -hasta ahora efectuada en un 60%- y la reducci¨®n, tambi¨¦n gradual, del Ej¨¦rcito hasta un 50% de sus efectivos. El proceso ha tenido altibajos, pero no ha habido rebrotes de violencia.
El Gobierno salvadore?o hab¨ªa asumido el compromiso de depurar a una parte de sus oficiales por los cr¨ªmenes cometidos durante la guerra civil (entre ellos, el asesinato de los jesuitas). La comisi¨®n de notables que hab¨ªa formulado los acuerdos de M¨¦xico elabor¨® una lista de 117 jefes y oficiales involucrados en cr¨ªmenes y violaciones sistem¨¢ticas de los derechos humanos durante el periodo b¨¦lico. La lista, secreta, fue entregada al presidente para que comenzara la depuraci¨®n de oficiales. La filtraci¨®n de que quien la encabezaba era el propio ministro de Defensa, general Ren¨¦ Ponce, y su viceministro, Juan Orlando Zepeda, provoc¨® rumores de golpe de Estado.
Cristiani, enfrentado a la delicada decisi¨®n de destituir a sus m¨¢s inmediatos colaboradores, con el consiguiente est¨ªmulo de su rebeld¨ªa, tuvo que condicionar cualquier reforma del Ej¨¦rcito, incluyendo la disoluci¨®n de los batallones expresamente creados para combatir a la guerrilla, a la desmovilizaci¨®n y desarme total del FMLN. De la compleja negociaci¨®n entre Cristiani y la representaci¨®n de la ONU sali¨® un primer compromiso de aplazar la firma del acuerdo final hasta el 15 de diciembre. M¨¢s tarde, esta misma semana, -la guerrilla ha aceptado que el proceso no sea simult¨¢neo: culminar¨¢ en la fecha prevista la entrega de las armas a cambio del compromiso de que un mes despu¨¦s, en enero de 1993, se producir¨¢ la depuraci¨®n en el Ej¨¦rcito. Esta concesi¨®n del FMLN dice mucho a favor de la sinceridad de su voluntad de paz. Pero la escasa credibilidad de las Fuerzas Armadas de El Salvador en el cumplimiento de compromisos obliga a los Gobiernos de los pa¨ªses democr¨¢ticos, y especialmente a los avalistas del proceso, a extremar la vigilancia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.