El asombroso Eugueny Kissin
El moscovita Eugueny Kissin, que el pasado 10 de octubre cumpli¨® 21 a?os, abri¨® ayer las puertas del nuevo curso musical de Iberm¨²sica. Kissin es ya famoso, pues empez¨® a tocar formalmente a los 10 a?os; aqu¨ª le escuchamos con unos 15 aproximadamente y su gran deb¨² en el Carnegie Hall, que circula grabado en compacto por todo el mundo, data del 30 de septiembre de 1990. En su recital de Madrid asombr¨® a todos, los que le conoc¨ªamos y los que no, a trav¨¦s de obras de dos ¨²nicos autores: Robert Shumann y Franz Liszt, puro o con Shubert.Las Variaciones ABEGG, escritas en 1830, constituyen la Opus 1 de Schumann y, sin embargo, anuncian con bastante precisi¨®n los perfiles musicales del compositor. Kissin las domina desde que ten¨ªa 11 a?os pero con el paso del tiempo y seg¨²n propia confesi¨®n, encuentra ahora puntos de vista y dificultades que no hab¨ªa descubierto cuando apenas acababa de salir de la academia Gnessin.
Ciclos Iberm¨²sica Eugueny Kissin, pianista. Obras de Schumann, Schubert-Liszt y Liszt. Auditorio Nacional. Madrid, 16 de noviembre.
Honeymoon in Vegas. Director y guionista: Andrew Bergman. Fotografia: William A. Fraker. Estados Unidos, 1992. Int¨¦rpretes: Jarnes Caari, Sarah Jessica Parker, Nicolas Cage, Anne Bancroft, Pat Morita, Peter Boyel. Estreno en Madrid: Gran V¨ªa, Luch¨¢na, Vel¨¢zquez, Excelsior.
Quiz¨¢ en las Variaciones se hace demasiado presente el pianista que fue Schumann, mientras en La fantasia en do mayor, opus 17, de 1836, se imponen los conceptos composicionales sobre el culto al instrumento. En uno y otro caso, Kissin supo descubrir hasta el ¨²ltimo secreto de su t¨¦cnica trascendente que, por supuesto, incluye la calidad sonora, el juego de planos, la exacta simultaneidad de los ataques, el minucioso plan de relaciones de todo orden, la agilidad, la potencia, la igualdad, la claridad, la perfecta articulaci¨®n y acentuaci¨®n, las respiraciones y silencios de valor musical y el c¨¢lculo infinitesimal de las gradaciones din¨¢micas. Todo ello puesto al servicio de un pensamiento milagrosamente maduro, y acudo al t¨¦rmino de milagro porque escapa a cualquier explicaci¨®n racional. No la tiene todo lo que hace, a su edad, este "joven Arqu¨ªmedes" del piano.
Juego de mu?eca
Luego, los Lieder de Schubert trasmutados por Liszt en m¨²sica radicalmente plan¨ªstica, desde la gracia ingenua de La trucha hasta el dramatismo de El rey de los alisos, en el que Kissin luci¨® un juego de mu?eca implacable, muelle y poderoso a la vez. Tras el hoy un tanto olvidado Sue?o de amor n¨²mero 3, cantado con simplicidad que no implica indiferencia, Kissin arroj¨® sobre nosotros los cegadores juegos de artificio de la Rapsodia espa?ola, basada en los temas de la fol¨ªa y la jota. Aqu¨ª, sobre el virtuosismo mandaban el color y el ritmo popular. No se conform¨® Kissin con subrayar al m¨¢ximo tales valores sino que adem¨¢s cav¨® en esos pentagramas espectaculares, superficiales y m¨¢s tur¨ªsticos que nacionalistas, hasta extraer la ¨²ltima veta musical que puedan esconder en su subsuelo.El triunfo tuvo car¨¢cter clamoroso y las propinas no se hicieron esperar: todos deseaban prolongar el recital de Kissin.
Vaya un aplauso para las concretas y bien medidas notas de programa originales de Luis Su?¨¦n, quiz¨¢ el escritor actual que mejor circula por los ¨¢mbitos de la m¨²sica.
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