El 'Irakgate' cerca a Major

El primer ministro brit¨¢nico, John Major, se hundi¨® ayer un poco m¨¢s en el esc¨¢ndalo de la venta secreta de armamento a Irak. El dirigente laborista Robin Cook dio a conocer nuevos documentos que, en su opini¨®n, indicaban que Major hab¨ªa mentido al Parlamento cuando afirm¨® que los env¨ªos a Irak, frecuentes entre 1985 y 1990, se hab¨ªan efectuado sin su conocimiento. Durante ese periodo, el ahora primer ministro dirigi¨® ministerios tan importantes como los de Exteriores y Finanzas. Major insisti¨® ayer en que lo ignor¨® todo hasta que Irak invadi¨® Kuwait, y dijo que la oposici¨®n laborista basaba sus acusaciones en "rumores, no hechos".

La situaci¨®n de John Major es delicada. De acuerdo con su versi¨®n, durante su breve estancia (cinco meses) al frente del Foreign Office en 1989 nunca lleg¨® a saber que el ministerio patrocinaba la venta de armamento a Irak, p¨²blicamente prohibida por el Gobierno. Se entrevist¨® con su hom¨®logo iraqu¨ª, Tarek Aziz, para hablar de exportaciones brit¨¢nicas, ignorando completamente -seg¨²n su versi¨®n- que casi todas ellas consist¨ªan en material b¨¦lico.El Gobierno brit¨¢nico vulner¨® durante cinco a?os, entre 1985 y 1990, su propia prohibici¨®n de suministrar armas a Sadam Husein. Lo sab¨ªan al menos Margaret Thatcher, cuatro ministros y decenas de altos cargos, pero nadie se lo dijo a Major. Como George Bush en el Irangate, el hoy primer ministro afirma que se enter¨® del caso leyendo la prensa. Concretamente, el dominical The Sunday Times. John Major, cuya popularidad es la m¨¢s baja de un jefe de gobierno brit¨¢nico desde los a?os 30, se vio obligado ayer a anunciar que la investigaci¨®n oficial del asunto, dirigida por el fiscal general, no s¨®lo abarcar¨ªa las exportaciones ilegales, sino los intentos de encubrimiento efectuados por tres ministros y un subsecretario.

Esc¨¢ndalo destapado

El esc¨¢ndalo fue destapado por un juez. Varios ejecutivos de una compa?¨ªa de Coventry, Matrix Churchill, eran procesados por vulnerar la prohibici¨®n de vender a Irak material armament¨ªstico. Pero el sumario que se acumulaba sobre el escritorio del juez Smedley indicaba sin la menor sombra de duda que los ejecutivos -uno de los cuales hab¨ªa trabajado durante a?os como informador para el espionaje brit¨¢nico- hab¨ªan sido amparados en todo momento por Downing Street [residencia del primer ministro]. Varios agentes secretos del MI6 confirmaron ante el juez la veracidad de la versi¨®n de los acusados.Tres ministros (Michael Heseltine, Industria; Kenneth Clarke, Interior; Malcolm Rifkind, Defensa) y un subsecretario (Tristan Garel-Jones, Exteriores) remitieron al juez Smedley certificados de inmunidad. por los que le requer¨ªan a que prohibiera a la defensa de los acusados el uso de documentos oficiales, en nombre de la seguridad nacional. Pero un nuevo testimonio en el caso, esta vez del ex subsecretario de Comercio Alan CIark, reafirm¨® la versi¨®n de los directivos de Matrix Churchill. El lunes pasado, el juez tom¨® una trascendental decisi¨®n: dio por sobrese¨ªdo el caso, hizo caso omiso de los certificados remitidos por los ministros y permiti¨® la publicaci¨®n del asunto.

El Gobierno de John Major, c¨¦lebre por su propensi¨®n a convertir en crisis los problemas m¨¢s nimios, actu¨® en esta ocasi¨®n de acuerdo con lo que indican las reglas b¨¢sicas de la supervivencia pol¨ªtica: cre¨® una comisi¨®n investigadora. Con ello ganaba tiempo y grandes posibilidades de que, con el tiempo, el esc¨¢ndalo se olvidara y la comisi¨®n acabara culpando -como indican las reglas b¨¢sicas de supervivencia- a unos cuantos cargos intermedios ya jubilados.

Pero Robin Cook, el ministro de Industria en el gabinete paralelo de los laboristas, no qued¨® satisfecho. Sus contactos en la Administraci¨®n le suministraron copias de cientos de documentos oficiales con los que pudo reconstruir la evoluci¨®n del caso. Se trataba, b¨¢sicamente, de una operaci¨®n relativamente usual en los gobiernos occidentales: se prohib¨ªa la venta de armas a Irak, pero se fomentaba en secreto para impedir que los iran¨ªes -a quienes se ve¨ªa como los aut¨¦nticos enemigos de los intereses brit¨¢nicos- vencieran en -la cruel y larga guerra que enfrentaba a los dos pa¨ªses de Oriente Pr¨®ximo. Era la conclusi¨®n del asunto la que le confer¨ªa especial gravedad: en 1990, Irak invadi¨® Kuwait, y en 1991 soldados brit¨¢nicos entraron en batalla contra los iraqu¨ªes.

Lista de implicados

Cook, un investigador implacale, pudo confeccionar una larga lista con los altos cargos implicados en la operaci¨®n. Uno de ellos, fundamental, era William Waldegrave, que en 1988-1989 ocupaba. la subsecretar¨ªa de Exteriores. Waldegrave redact¨® memorandos, canaliz¨® informaci¨®n entre los ministerios envueltos en la exportaci¨®n ilegal y articul¨¦ la pol¨ªtica de doble lenguaje que utiliz¨® el Gobierno al Parlamento se le dec¨ªa ' una cosa, a la industria la contraria.Waldegrave es actualmente ministro para la Carta del Ciudadano y es uno de los mejores amigos personales de Major, quien result¨® ser su jefe en el Foreign Office durante los meses en que los env¨ªos fueron m¨¢s frecuentes. Y, sin embargo, de acuerdo con la versi¨®n de Downing Street, Waldegrave nunca le dijo nada a Major.