Deuda de juego

La comedia, en general, y la comedia sentimental, en concreto, es uno de los g¨¦neros m¨¢s tradicionales del cine norteamericano, pero para llevarse a buen t¨¦rmino necesita b¨¢sicamente tres elementos. En primer lugar, unos actores excepcionales y con una habilidad especial para el g¨¦nero; despu¨¦s, un gui¨®n excelente que funcione como una maquinaria de relojer¨ªa; y, por ¨²ltimo, un director con gran experiencia y acostumbrado, precisamente, a hacer comedias.Debido a la progresiva degradaci¨®n que ha sufrido el cine norteamericano durante los a?os setenta y ochenta principalmente, la tradici¨®n de la comedia se ha ido perdiendo progresivamente porque, en primer lugar, el sutil juego de los actores ha desaparecido; despu¨¦s, los guiones no suelen ser dignos de tal nombre; y, por ¨²ltimo, el director, por lo general, es un reci¨¦n llegado de la televisi¨®n sin ninguna experiencia cinematogr¨¢fica.

Tradici¨®n de la comedia

En este panorama bastante desolador, el filme Luna de miel para tres aparece como un intento realizado con cierta seriedad, para conectar con la mejor tradici¨®n de la comedia norteamericana, pero en la medida que, utilizando un conocido dicho, "el tuerto es el rey en el pa¨ªs de los ciegos".Doctor en historia norteamericana y autor de varias novelas, Andrew Bergman conoce muy bien el g¨¦nero y todos sus anteriores trabajos cinematogr¨¢ficos apuntan en esa direcci¨®n. Tanto los guiones que ha escrito para otros, como las tres pel¨ªculas que ha escrito y dirigido. Pero mientras sus dos primeros filmes -Profesor a mi medida (1981) y El novato (1990)- son intentos fallidos, llenos de referencias cinematogr¨¢ficas que no funcionaban, el ¨²ltimo estrenado en Espa?a, Luna de miel para tres, es un trabajo m¨¢s serio, que le sit¨²a en el buen camino.

El detective privado, especializado en casos de adulterio, que no se decide a casarse con su chica, pero finalmente el d¨ªa que llegan a Las Vegas para dar el trascendental paso, debe ofrec¨¦rsela a un jugador profesional como pago de una fuerte deuda de juego, es un buen arranque de historia.

Entremezclando el tradicional esquema cinematogr¨¢fico de chico busca chica, chico pierde chica y chico recupera chica, con el de los dos hombres que compiten por conquistar a la misma mujer, Andrew Bergman ha escrito un atractivo gui¨®n, pero le falta experiencia como director para conseguir que el resultado final de su trabajo est¨¦ plenamente logrado.

Hay en Luna de miel para tres deficiencias como frecuentes fallos de ritmo, escenas demasiado largas y situaciones desaprovechadas, al tiempo que, en cierta medida, tambi¨¦n fallan los actores. Frente a un Nicolas Cage siempre convincente, aparece un James Caan que mueve demas¨ªado las manos y una casi debutante Sarah Jessica Parker a la que tambi¨¦n falta experiencia. Aunque, en cualquier caso, Luna de miel para tres, con su trasfondo de constantes referencias a Elvis Presley, es una comedia sentimental que se deja ver, lo cual ya es bastante dado el baj¨ªsimo nivel en que ha ca¨ªdo el g¨¦nero de la comedia norteamericana.