Subida de perra gorda
LA PROXIMIDAD del precio de la gasolina a las 100 pesetas ha puesto de manifiesto la paradoja que se produce en uno de los sectores m¨¢s importantes para la regulaci¨®n de la actividad econ¨®mica, dadas sus repercusiones en el coste de las empresas y la vida cotidiana de los ciudadanos. La gasolina, que en teor¨ªa tiene precio libre y s¨®lo una limitaci¨®n en el m¨¢ximo, cuesta en todas las gasolineras de Espa?a -salvo escas¨ªsimas excepciones- exactamente lo mismo. Algo que choca con la libertad del mercado y el desmantelamiento de los monopolios.Con referencia al contexto internacional, cabe citar que el precio de la gasolina en Espa?a es el m¨¢s bajo de la CE, detr¨¢s del Reino Unido y Luxemburgo, y los impuestos que el Estado recauda por cada litro (55,5 pesetas m¨¢s el IVA) est¨¢n en la media comunitaria. Pero no parece haber justificaci¨®n para que cada compa?¨ªa no mida sus fuerzas captando la confianza del consumidor en un mercado competitivo y con libertad de precios real. En el caso del carburante, la teor¨ªa es una cosa y la pr¨¢ctica otra. El precio puede ser libre desde que en julio de 1990 se implant¨® el sistema de precios m¨¢ximos dictados por el Gobierno para garantizar un tope. Dicho precio lo podr¨ªa fijar el operador de la gasolinera a su albedr¨ªo. Pero en la pr¨¢ctica es la compa?¨ªa distribuidora Campsa la que lo fija.
?C¨®mo se explica esto? Los accionistas de Campsa (la empresa p¨²blica Repsol y las privadas CEPSA y BP Oil Espa?a) mantienen el compromiso de actuar como concesionarias en los 4.000 puntos de venta de combustible de la antigua red controlada por Campsa y hoy repartidos entre dichos accionistas, y respetan el precio que fija la compa?¨ªa distribuidora. Existe un compromiso para ajustarse a esos precios hasta que se apruebe la ley de desmonopolizaci¨®n definitiva -prevista para principios de diciembre- Ese compromiso se extiende tambi¨¦n a la red paralela, creada para la entrada de multinacionales y no sujeta en teor¨ªa a ning¨²n cors¨¦, pero en la que la mayor parte de las nuevas gasolineras (571 sobre las 788 actuales) son de los tres accionistas de Campsa, con lo que los precios son los mismos que en la red concesionaria.
Por ello, el verdadero reto para los accionistas de Campsa se sit¨²a despu¨¦s de la entrada en vigor de dicha ley. Ya no habr¨¢ disculpa para hablar de compromiso legal cuando se pongan los precios de venta al p¨²blico de los combustibles. La realidad es que el desmantelamiento del monopolio de Campsa no ha permitido hasta ahora la instalaci¨®n de empresas multinacionales. Al no haber podido acceder a la red antigua de concesionarias, han desistido de implantarse en este pa¨ªs, dados los costes de abrir nuevas instalaciones en la den¨®minada red paralela.
Fuentes del propio Tribunal de la Competencia reconocen que la situaci¨®n es un caso t¨ªpico de anticompetencia, pero advierten que nadie ha presentado una denuncia. Campsa consigui¨® que, de momento, no se superase la barrera psicol¨®gica de las 100 pesetas. El precio de la s¨²per, que ayer subi¨® de 99,20 a 99,50 pesetas, ha rescatado del olvido las perras gordas, y ya se ver¨¢ si la pr¨®xima revisi¨®n vuelve a poner otra fracci¨®n inexistente en el sistema monetario espa?ol. El precio m¨¢ximo establecido para la gasolina s¨²per es de 101,10 pesetas, pero Campsa ha preferido seguir por debajo de los 20 duros. Por poco tiempo, pues el precio recoger¨¢ en la siguiente revisi¨®n los efectos de la nueva devaluaci¨®n. Pero ser¨¢ ya en diciembre, con lo que no repercutir¨¢ en la inflaci¨®n de noviembre, que es la que marca, en su caso, la revisi¨®n de los convenios que cuentan con cl¨¢usula de garant¨ªa.
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