La invasi¨®n que hace temblar a Europa
Los pa¨ªses del Viejo Continente endurecen sus leyes para impedir la avalancha de ciudadanos extranjeros
La crisis de los refugiados, con su aumento en progresi¨®n geom¨¦trica y los flujos migratorios desordenados, se ha convertido en una pesadilla para los Gobiernos comunitarios, presionados por una opini¨®n p¨²blica cada vez m¨¢s intolerante hacia los que vienen de fuera. Las causas del rechazo son diversas, pero en la ra¨ªz del problema est¨¢ la crisis econ¨®mica con su secuela de desempleo y desesperanza en amplias capas de la poblaci¨®n. Hoy, pa¨ªses que fueron tierra tradicional de asilo han endurecido o van a endurecer sus leyes.A finales de los a?os setenta y principio de los ochenta no hab¨ªa ning¨²n problema para obtener el estatuto de refugiado pol¨ªtico en cualquier pa¨ªs de Europa occidental. El n¨²mero de los que llegaban del ?frica subsahariana era muy reducido; el mayor contingente proced¨ªa de Latinoam¨¦rica, huyendo de las dictaduras. El fin de la guerra fr¨ªa ha dado un vuelco radical a la situaci¨®n. No ha solucionado, como se esperaba, los problemas regionales, sino que los ha agudizado. A nivel mundial, y seg¨²n datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el n¨²mero de refugiados era de 15 millones en 1987, y actualmente alcanza los 20 millones, y ¨¦ste sigue creciendo cada d¨ªa que pasa.
La avalancha sobre la CE, que empez¨® en 1986-1987 y se ha disparado en los ¨²ltimos dos o tres a?os, est¨¢ forzando a los pa¨ªses comunitarios a aplicar una pol¨ªtica com¨²n para los refugiados, sobre todo con vistas a la apertura de fronteras a partir del 1 de enero de 1993. Los ministros del Interior se re¨²nen en Londres el pr¨®ximo lunes para debatir la situaci¨®n, pero cada pa¨ªs est¨¢ haciendo frente a la crisis como puede por sus propios medios, y algunos en grupo, como es el caso de los firmantes del Acuerdo de Schengen (Francia, Alemania, B¨¦lgica, Luxemburgo, Holanda, Italia, Espa?a y Portugal, y a punto de sumarse Grecia), quienes desde hace alg¨²n tiempo vienen tomando medidas para hacer frente al problema con vistas a la desaparici¨®n de sus fronteras interiores.
La situaci¨®n tambi¨¦n produce roces. Alemania ha lanzado acusaciones contra Francia y el Reino Unido por no acoger el suficiente n¨²mero de refugiados procedentes de la antigua Yugoslavia y dejar todo el peso sobre sus espaldas. ?stos ascienden actualmente a 481.192 en los pa¨ªses de la CE y en los principales aspirantes a integrarse en la Comunidad (Austria, Finlandia, Noruega, Suecia y Suiza), pero teniendo en cuenta la existencia de 1,9 millones de refugiados dentro de la propia Yugoslavia es de prever que el ¨¦xodo hacia Alemania y el resto de la CE continuar¨¢, dada la terrible situaci¨®n b¨¦lica en la rep¨²blica de Bosnia-Herzegovina, que por si sola tiene 1,3 millones de refugiados.
Las cifras globales de solicitantes de asilo en Europa occidental aumentaron entre 1988 y 1991 de 2129.904 a 573.846, y a lo largo de 1992 el n¨²mero sigue creciendo a un ritmo vertiginoso, al tiempo que surgen cada vez con mayor frecuencia los casos violentos de racismo y xenofobia, con ataques a albergues de refugiados o a sus domicilios familiares. El alto comisionado de la ONU para los refugiados, la japonesa Sadako Ogata, ha propuesto a los Gobiernos que den igual prioridad a este problema que a los grandes temas de pol¨ªtica, como el desarme, la ecolog¨ªa o el medio ambiente.Alemania es el pa¨ªs que m¨¢s virulentamente est¨¢ sufriendo la crisis, con un aumento espectacular de los refugiados debido a su hasta ahora generosa pr¨¢ctica de acogida. Para finales de a?o, m¨¢s de medio mill¨®n de personas habr¨¢n pedido asilo pol¨ªtico en Alemania, frente a los 256.000 del a?o pasado. Pero las facilidades se reducen. Hasta ahora, bastaba con pronunciar la palabra m¨¢gica asyl (asilo) para ser considerado autom¨¢ticamente un solicitante y tener derecho a ser cobijado y alimentado por el Estado alem¨¢n durante la tramitaci¨®n del expediente.
Por este procedimiento, s¨®lo entre enero y septiembre de este a?o, llegaron y se establecieron 99.159 refugiados procedentes de Yugoslavia; 74.678 rumanos, en su mayor¨ªa gitanos; 23.877 turcos, m¨¢s de la mitad kurdos; 16.902 b¨²lgaros; 9.450 nigerianos; 8.621 vietnamitas; 6.661 de la antigua URSS; 5.972 zaire?os; 5.245 ganeses y 5.048 afganos. A estas cifras hay que sumar las personas de origen alem¨¢n, procedentes en su mayor¨ªa de Rumania y de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica, con derecho autom¨¢tico a la ciudadan¨ªa, y que en 1991 sumaron 222.000 personas, una cifra que puede repetirse este a?o.
El reparto de esta oleada de refugiados, distribuidos entre los Estados federales, que a su vez los adjudican por cupos a los ayuntamientos, ha facilitado los ataques de grupos neonazis contra las residencias o albergues en los que son alojados, en especial en la antigua Alemania comunista. El desempleo, las p¨¦simas condiciones de vida, la asignaci¨®n econ¨®mica de un m¨ªnimo de 500 marcos (35.000 pesetas) a los refugiados, adem¨¢s de otros beneficios sociales, ha desatado el odio de los locales y despertado el racismo y la xenofobia.
Para hacer frente a la situaci¨®n, el Gobierno conservador del canciller Helmut Kohl ha manipulado la violencia neonazi con el objeto de forzar a la oposici¨®n socialdem¨®crata a apoyar un cambio en la Constituci¨®n alemana (art¨ªculo 16) que limite el derecho de asilo como soluci¨®n milagrosa a la crisis.
Pero los argumentos alemanes para limitar el derecho de asilo no son los ¨²nicos. Los brit¨¢nicos, alarmados por lo que ocurre en el Continente, tambi¨¦n act¨²an y han decidido cerrar sus puertas con una nueva ley de inmigraci¨®n que ser¨¢ aprobada por el Parlamento, seguramente el pr¨®ximo mes de abril.
El proyecto contempla la expulsi¨®n sumaria en 48 horas de todo aquel que no re¨²na todas y cada una de las condiciones requeridas por la Convenci¨®n de Ginebra y el Estatuto de los Refugiados de la ONU.
Sin embargo, la carga para los Estados que dan refugio no es tanto el n¨²mero de personas a quienes se concede sino los miles de solicitantes que esperan dentro del pa¨ªs a que se resuelva su petici¨®n, situaci¨®n que puede prolongarse hasta dos a?os. De ah¨ª lo expeditivo del plazo sumario del proyecto brit¨¢nico, que otorga poder a los funcionarios para mantener una discrecionalidad restrictiva. Ya hoy los funcionarios de inmigraci¨®n rechazan todos los d¨ªas a decenas de refugiados bosnios, a quienes se les exige pasaporte croata o esloveno, condici¨®n dif¨ªcil de cumplir. Artima?as de este tipo ser¨¢n legalmente. permitidas para crear en la pr¨¢ctica un muro de contenci¨®n frente a la oleada de inmigrantes.
Lo cierto es que la opini¨®n p¨²blica brit¨¢nica apoya el cerrojazo, y la explicaci¨®n est¨¢ en las cifras: en 1988 llegaron a las islas 5.250 refugiados; en 1991, 44.750, y en 1992, aunque a¨²n no hay cifras oficiales, se rebasar¨¢ con creces este ¨²ltimo n¨²mero. Llegan procedentes de Europa del Este y de la antigua URSS, ?frica y Asia (India, Pakist¨¢n, Bangladesh y Sri Lanka, las viejas colonias del imperio).
Francia no se queda a la zaga. El Gobierno socialista ha endurecido tanto las condiciones paria la concesi¨®n del estatuto de refugiado pol¨ªtico que muchos franceses consideran que su pa¨ªs est¨¢ perdiendo su tradicional condici¨®n de tierra de asilo, hecho que no parece preocupar a los dirigentes socialistas, deseosos de probar ante la opini¨®n p¨²blica que su Gobierno no es un coladero de inmigrantes como no se cansa de denunciar el ultraderechista Frente Nacional de Jean Marie Le Pen.
El a?o pasado, 13.500 solicitantes de asilo fueron conducidos por la polic¨ªa a las fronteras francesas, seg¨²n el Ministerio del Interior. Las peticiones de asilo rechazadas se elevaron a 100.000 (datos del Instituto Nacional de Estudios Demogr¨¢ficos), y las aceptadas se contaron por centenares. El n¨²mero actual de refugiados legales pol¨ªticos o econ¨®micos asciende a 195.000 y proceden de Oriente Pr¨®ximo, ?frica, Asia y Latinoam¨¦rica.
Al rechazo se suma la estrecha colaboraci¨®n de Par¨ªs con Italia, en donde este a?o han disminuido las peticiones de asilo, en el control de flujos migratorios -eufemismo que designa la caza de inmigrantes no deseados- procedentes de Albania, Yugoslavia y el Magreb, y con Espa?a en la contenci¨®n de las avalanchas norteafricanas y latinoamericanas. La dureza ha llegado a un l¨ªmite tal que el propio, Consejo Constitucional lo ha considerado incompatible con la Carta Magna, sobre todo cuando el anterior ministro del Interior, Philippe Marchand, propuso crear en las fronteras unas denominadas zonas de tr¨¢nsito que no eran otra cosa que campos de concentraci¨®n para aquellos que entrasen en Francia. Miles de franceses se manifestaron en contra el pasado mes de enero, y lograron que fuese declarada inconstitucional.
De los restantes pa¨ªses de la CE, Grecia ha dado la voz de alarma esta semana. El ministro de Orden P¨²blico, Theodore Anagnostopoulos, dijo el martes que su pa¨ªs tiene que hacer frente este a?o a una avalancha de 500.000 refugiados ilegales procedentes de Europa del Este (Albania sobre todo) Asia y ?frica. Grecia, dijo, no puede afrontar la situaci¨®n ni econ¨®mica ni socialmente y pedir¨¢ ayuda a la CE para vigilar la frontera con Albania y las islas del Egeo, pr¨®ximas a las costas turcas. Este a?o, el Gobierno de Atenas expuls¨® 250.000 albaneses ilegales, pero la mayor¨ªa de ellos se las arreglaron para volver a entrar de una forma o de otra.
En Espa?a se detecta un notable incremento de refugiados (al margen de los inmigrantes ilegales procedentes de ?frica y Latinoam¨¦rica y los problemas que plantean). La ley de asilo fue promulgada en 1984, pero es a partir de 1988 cuando se nota un mayor movimiento. En ese a?o, los solicitantes de asilo ascendieron a 4.504, el a?o pasado sumaron 8.138, y la previsi¨®n es que este a?o alcancen los 12.000. La reforma de la ley, aprobada el pasado d¨ªa 6, pone coto a la invasi¨®n.
La situaci¨®n perif¨¦rica de Portugal le mantiene al margen de los flujos del Este, aunque polacos y rumanos llegan en peque?o n¨²mero para utilizar el territorio como trampol¨ªn hacia Am¨¦rica, y la guerra de Angola ha incrementado la cifra en los ¨²ltimos meses.
Dinamarca, con 34.230 refugiados hasta 1991, en su mayor parte de Oriente Pr¨®ximo (iran¨ªes, iraqu¨ªes y palestinos) y Asia (vietnamitas y tamiles de Sri Lanka), ha endurecido su legislaci¨®n. Se han producido ataques contra los extranjeros, y en los ¨²ltimos meses la tensi¨®n ha aumentado en algunas poblaciones peque?as por considerar que los refugiados est¨¢n acaparando beneficios sociales en perjuicio de los daneses.
En Holanda, el Gobierno ha agilizado los tr¨¢mites de admisi¨®n o rechazo de refugiados, lo que ha repercutido en una considerable disminuci¨®n del n¨²mero de solicitudes que se consideraban injustificadas.
En resumen, Europa occidental est¨¢ empezando a levantar un muro para defenderse de una invasi¨®n que est¨¢ haciendo temblar a sus Gobiernos ante el potencial desestabilizador de gentes dispuestas a perder incluso la vida por conseguir un poco del bienestar de los ricos.
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