Est¨¢ usted entrando en el Kurdist¨¢n
Los kurdos de Irak conf¨ªan en la ayuda internacional para su supervivencia como Estado
El extremo meridional, del puente sobre el r¨ªo Jabur (m¨¢s adelante pasa a llamarse Tigris), que separa Turqu¨ªa de Irak, est¨¢ coronado por un gran cartel con la frase "Welcome to Kurdistan" ("Bienvenido a Kurdist¨¢n"). En ning¨²n atlas, ni en los m¨¢s actualizados, figura un pa¨ªs de tal nombre ni existe Gobierno en el mundo que haya reconocido a una naci¨®n que se llama Kurdist¨¢n. El territorio al otro lado del Jabur sigue siendo formalmente Irak. Sin embargo, los agentes que revisan el pasaporte del visitante no son polic¨ªas iraqu¨ªes, sino j¨®venes peshmergas, nombre de la milicia que se rebel¨® repetidamente contra el Irak de Sadam. Husein y que hoy se perfila como el embri¨®n de un futuro Ej¨¦rcito kurdo.
ENVIADO ESPECIAL, En las provectas instalaciones del puesto de aduanas de Ibrahim Jalil apenas queda rastro de la presencia iraqu¨ª. Da la impresi¨®n de que los hombres de Sadani se llevaron todo consigo. Incluso la luz, en algunos casos. En un despacho pr¨¢cticamente a oscuras, un funcionario inspecciona el pasaporte y apunta los nombres de los visitantes en una libreta.Una mesa, una silla y un sof¨¢ desvencijados son el ¨²nico mobiliario de la estancia. No hay tel¨¦fono ni m¨¢quina de escribir. "Hay una tasa de 25 d¨®lares para entrar en Kurdist¨¢n. Si buenamente puede pagarla para ayudar al pueblo kurdo se lo agradeceremos, pero no vamos a presionarle a ello", suplica el joven funcionario. "Welcome, welcome", repiten los que chapurrean ingl¨¦s y los que tan s¨®lo han aprendido esta palabra. En ning¨²n pa¨ªs es recibido un periodista con una cordialidad y hospitalidad similares por los guardias i de fronteras.
Los edificios que flanquean la carretera hasta Zajo fueron viviendas de los militares iraqu¨ªes cuando este territorio estaba administrado por Bagdad. Una divisi¨®n del Ej¨¦rcito de Sadam estuvo desplegada en Zajo durante la guerra del Golfo. Hoy, centenares de refugiados kurdos de las localidades arrasadas por el presidente iraqu¨ª se hacinan en estas casas.
Los kurdos del norte de Irak son plenamente conscientes de su aislamiento, de que est¨¢n rodeados de enemigos y de que su, supervivencia como pueblo depende de la ayuda internacional, con may¨²sculas. Un oficial brit¨¢nico de la fuerza multinacional encargada de la protecci¨®n de los kurdos lo explica gr¨¢ficamente: "Cada vez que ven un avi¨®n de combate sobrevolar su territorio se sienten reconfortados. A diferencia de lo que ocurre en la mayor¨ªa de casos, la poblaci¨®n no huye a los refugios a protegerse de la aviaci¨®n, sino que aqui la aplaude".
Quiz¨¢ la aseveraci¨®n resulte exagerada, pero no hay la menor duda de que la seguridad de los kurdos de Irak depende en un 99% de los vuelos de reconocimiento que. las fuerzas aliadas realizan diariamente para impedir cualquier movimiento del Ej¨¦rcito de Sadam Husein, quien no ha renunciado en absoluto a recuperar lo que es internacionalmente reconocido por todos territorio de Irak. Los peshmergas, armados con Kal¨¢shnikov y algunas piezas de artiller¨ªa, poco podr¨ªan hacer ante una nueva embestida de las tropas iraqu¨ªes.
Cansados de combatir
Sus peticiones se concentran esencialmente en ayuda econ¨®mica, y s¨®lo algunos hablan de ayuda militar. "Estamos cansados de las armas, de combatir, de la sangre vertida, de nuestros numerosos muertos", dice Nagi Balatay, responsable del cuartel de los peshmergas en Atrush.Hay en los kurdos iraqu¨ªes, sobre todo entre los j¨®venes, una sensaci¨®n de frustraci¨®n y desconfianza, fruto del abandono en que quedaron tras la revuelta contra Sadam Husein en marzo de 1991. Estados Unidos les empuj¨® a levantarse aprovechando la debilidad de Bagdad tras su derrota en la guerra del Golfo en 1991, y cuando acariciaban la victoria cayeron sobre ellos los helic¨®pteros iraqu¨ªes. Tuvieron en sus manos la ciudad de Kirkuk, importante centro petrolero y el "coraz¨®n de Kurdist¨¢n", seg¨²n sus habitantes, y debieron retirarse de ella. Hoy no hay un kurdo que no afirme solemnemente que la soberan¨ªa sobre Kirkuk es totalmente innegociable con Sadam, pero ¨¦ste la tiene, en su poder, y la posici¨®n militar de los kurdos es mucho m¨¢s d¨¦bil.
La frustraci¨®n se mezcla con unas enormes ganas de vivir, con un optimismo que a veces roza la ingenuidad. En la sede del Partido Democr¨¢tico de Kurdist¨¢n (PDK) en Aqra, uno de los dos partidos en el Gobierno, un grupo de j¨®venes peshmergas da rienda suelta a sus sue?os y esperanzas.
Todos hablan de su patria, del valor de la palabra peshmerga (dispuesto a sacrificarse por Kurdist¨¢n), pero, a medida que la conversaci¨®n avanza, la vocaci¨®n militar se desvanece. "Quisiera terminar mis estudios de el¨¦ctronica que empec¨¦ en Mosul. Nunca he pensado que ser¨ªa peshmerga toda la vida", dice Saced Namir, de 25 a?os. "Ser¨ªa el hombre m¨¢s feliz del mundo si alg¨²n d¨ªa pudiera hablar bien ingl¨¦s", apunta Jamal, de 22 a?os, reci¨¦n graduado en Derecho. Saber, de 24 a?os, est¨¢ m¨¢s interesado en su labor de profesor de ¨¢rabe y matem¨¢ticas que en las horas que empu?a el fusil como peshmerga. Shakr, de 24 a?os, recuerda su ¨¦poca de alba?il. Su leim¨¢n, de 28 a?os, es el ¨²nico del grupo que tiene claro que su futuro est¨¢ en la milicia. "Llevo seis anos. He sido peshmerga aqu¨ª y en Ir¨¢n. Algunos meses he recibido dinero, y otros, no. Ahora cobro 100 dinares al mes [un litro de aceite cuesta 30 dinares]. No tendr¨ªa sentido para m¨ª abandonar los peshmergas. No estoy aqu¨ª por dinero". La realidad es que actualmente el 90% de los varones del Kurdist¨¢n iraqui son peshmergas, probablemente porque ¨¦ste es el porcentaje aproximado de desempleo.
Ayuda occidental
Hablan y divagan estos j¨®venes milicianos en sus sue?os e ilusiones, y exhiben un inter¨¦s voraz ante lo que ocurre en el exterior, de donde quiz¨¢ esperan demasiado. Conocieron un d¨ªa el man¨¢ en forma de tropas aliadas que les salvaron del zarpazo final de Sadam y ven a todo occidental como un posible salvador. "Tenemos petr¨®leo. S¨®lo necesitamos que venga una compa?¨ªa extranjera para ayudamos a explotarlo", dice Saeed.Jabar muestra un fragmento de un mineral encontrado en las monta?as de Aqra y pregunta si en Espa?a es posible averiguar qu¨¦ es. "Hay mucho y puede ser una importante fuente de riqueza para nosotros", asegura. Tal vez no anda desencaminado Saeed cuando dice que "Kurdist¨¢n es como la tierra que descubri¨® Col¨®n. Todo estaba por hacer". De momento, los descubridores no han llegado todav¨ªa, y qui¨¦n sabe si es mejor que no. lleguen.
"De nuestros vecinos no podemos esperar nada. Ir¨¢n tiene petr¨®leo y no nos ha ofrecido un gal¨®n. Turqu¨ªa ¨²nicamente pone dificultades en su frontera sur. A Siria poco le importa nuestra situaci¨®n" dice el peshmerga Nagi Balatay.
La encrucijada en la que se encuentran los kurdos es decisiva. Viven una situaci¨®n tan fr¨¢gil que puede quedar reducida a un sue?o, pero al mismo tiempo albergan la posibilidad de estar m¨¢s cerca que nunca de llegar a construir una naci¨®n propia, no necesariamente un Estado independiente. Por primera vez en la historia de este pueblo han logrado constituir un Gobierno y un Parlamento, tras unas elecciones celebradas el pasado mes de mayo en condiciones precarias, pero con participaci¨®n masiva.
Por peque?o que sea su margen de maniobra, los l¨ªderes kurdos del norte de Irak est¨¢n dispuestos a aprovecharlo hasta las ¨²ltimas consecuencias. "Las elecciones fueron nuestro primer examen. Creo que el resultado no ha sido malo. Estamos rodeados de dictadores. Somos la primera experiencia democr¨¢tica de Oriente Pr¨®ximo", remarca el comandante Balatay. Los dos anteriores intentos en este siglo del pueblo kurdo de crear un Estado propio, en 1920, o una rep¨²blica aut¨®noma fueron ef¨ªmeros y ahogados en sangre.
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