La era nuclear
HOY HACE 50 a?os que se produjo la primera reacci¨®n en cadena en un reactor nuclear de experimentaci¨®n. El 2 de diciembre de 1942, Enrico Fermi dio la orden de retirar las barras de control que bloqueaban la reacci¨®n en una cancha de squash abandonada en el campus de la Universidad de Chicago. Con ello provoc¨® el funcionamiento del reactor durante algunos minutos, y en ese periodo de tiempo se liberaron cantidades muy peque?as de energ¨ªa, que, sin embargo, marcaban el inicio de una era, puesto qu¨¦ se demostraba que se pod¨ªan liberar cantidades ingentes de energ¨ªa contenidas en el interior de los n¨²cleos at¨®micos. Demostraci¨®n tambi¨¦n de la genial predicci¨®n de Einstein elaborada 30 a?os antes.El descubrimiento y la manipulaci¨®n de la energ¨ªa nuclear simboliza, m¨¢s que cualquier otro fen¨®meno, la ambivalencia de cualquier experimento cient¨ªfico. La ciencia busca incrementar el conocimiento acerca de las leyes que rigen el mundo en que vivimos, pero esa mera respuesta a la curiosidad humana se ha revelado como una poderosa herramienta en la pr¨¢ctica. Y las aplicaciones pueden ser constructivas o destructivas, pueden contribuir a la salud y el bienestar de las personas o a su destrucci¨®n y la del medio ambiente. Desgraciadamente, la promesa de aplicaciones beneficiosas se vio pronto frustrada. De hecho, la primera utilidad del descubrimiento fue b¨¦lica, de modo que tan s¨®lo tres a?os despu¨¦s de demostrar que era factible liberar la energ¨ªa nuclear, ¨¦sta se utiliz¨® para dise?ar, construir y aplicar el arma m¨¢s mort¨ªfera jam¨¢s imaginada en la historia del hombre.
1 La existencia del armamento nuclear ha determinado la historia del mundo contempor¨¢neo y su actual configuraci¨®n. Afortunadamente, comienza a vislumbrarse una ¨¦poca en la que la amenaza de destrucci¨®n total no ser¨¢ ya el centro de la pol¨ªtica internacional. Aun as¨ª, estamos muy lejos de la desaparici¨®n por completo de la amenaza de la guerra nuclear. S¨®lo la persistencia en erradicar totalmente dicha amenaza puede garantizar la seguridad mundial.
La gran promesa de que la reacci¨®n nuclear ser¨ªa una fuente inagotable de energ¨ªa no ha sido satisfecha. Bien al contrario, su desarrollo ha sido m¨¢s lento que el de las aplicaciones militares, lo que conllev¨® la imposibilidad de zafarse de las sombras que proyectaban sus agresivas aplicaciones. A ello habr¨ªa que sumar la extensi¨®n en la opini¨®n p¨²blica de los peligros que acarrea en lo referente a contaminaci¨®n o agresiones medioambientales, como en cualquier otra forma de generaci¨®n de energ¨ªa, dicho sea de paso. Pero, pese a que en el rechazo popular existen innegables elementos de irracionalidad, no cabe duda de que los problemas que plantea el uso civil de la energ¨ªa nuclear est¨¢n muy lejos de haber sido resueltos: seguridad en las instalaciones, fugas radiactivas, tratamiento de los residuos... Como bot¨®n de muestra, ah¨ª est¨¢ la cat¨¢strofe de Chern¨®bil. En todo caso, ning¨²n descubrimiento cient¨ªfico es beneficioso o perjudicial en s¨ª mismo, y en tal sentido cabe esperar que nuevos avances tecnol¨®gicos permitan una utilizaci¨®n m¨¢s segura de algo que, evidentemente, supuso un hito importante en la historia de la ciencia.
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