Lo regresivo de un regreso
La noticia del retorno de Arco al recinto ferial de la Casa de Campo constituye un dato preocupante, aunque no ciertamente por lo que ello suponga de p¨¦rdida comparativa de comodidad y funcionalidad. De hecho, un recinto en s¨ª no acredita el ¨¦xito de una feria.No; lo preocupante del dato no es ni el menor confort de este regreso forzoso, ni tampoco lo inadecuado que pueden resultar estos cambios de sede extempor¨¢neos para un p¨²blico de esta manera cada vez m¨¢s desconcertado -recordemos que la feria de arte contempor¨¢neo Arco desde su fundaci¨®n en 1981 habr¨¢ hecho, con el pr¨®ximo anunciado, cuatro cambios de emplazamiento-, ni aun, si se quiere, tampoco lo ser¨ªa lo que obviamente este trasiego revela o constata acerca de la tan cacareada crisis econ¨®mica haciendo sus particulares estragos en el sector del mercado espa?ol de arte contempor¨¢neo, un mercado, el nuestro, que, dicho sea de paso, no merece todav¨ªa otro calificativo que el de nasciturus, con lo que, de malograrse en la actualidad, t¨¦cnicamente ser¨ªa un aborto.
?Y entonces en qu¨¦ consiste lo realmente preocupante de la situaci¨®n? Pues precisamente en que se interrumpa ese proceso, largamente aplazado en nuestro pa¨ªs, de normalizaci¨®n del consumo social de arte actual, sin olvidarnos de que todo ello depende en gran medida de la consolidaci¨®n de un mercado espa?ol, las peores consecuencias de cuyo aborto las sufrir¨¢n desgraciadamente los artistas y el p¨²blico aficionado de nuestro pa¨ªs.
Fracaso y cierre
En realidad, el ¨¦xito de Arco no ha sido jam¨¢s el volumen de su facturaci¨®n, sino el crear las condiciones para que el mercado espa?ol de arte actual fuera alg¨²n d¨ªa verdaderamente rentable, y, por eso, su fracaso y cierre supone para nosotros mucho m¨¢s que una circunstancial mala coyuntura.
Ya s¨¦ que la genialidad art¨ªstica no ha dependido nunca de la bondad ambiental, pero ser¨ªa a¨²n mucho m¨¢s absurdo creer, en la tradicional l¨ªnea hist¨®rica espa?ola de autoconmiseraci¨®n, penitencia y fatalismo masoquista, que nada m¨¢s purificador y estimulante que el ayuno y el cilicio.
En definitiva: lo que ahora m¨¢s temo es lo que cualquiera que haya vivido en nuestro pa¨ªs antes de la transici¨®n democr¨¢tica conoce sobradamente: el regreso, no a la Casa de Campo de Madrid, sino a la nada, y a¨²n peor, pasar de la nada de siempre a la miseria m¨¢s absoluta, como dijo ese sabio humorista, Groucho Marx, que sab¨ªa muy bien lo que se dec¨ªa, como todos los que alguna vez lo han pasado fatal. Aunque ya me parece estarlo oyendo: ?M¨¢s se perdi¨® en Cuba! Pues, ?hala!, a sufrir...
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