El nuevo manual de la moral
La Iglesia cat¨®lica habr¨¢ pensado que ¨¦ste es el momento adecuado para verter una buena dosis de moral sobre la sociedad. El desorden, la crisis econ¨®mica, el descontento con las clases dirigentes, son siempre un dulce demasiado exquisito como para ser desaprovechado. Y no es probable que la Iglesia vaya a seguir un r¨¦gimen cal¨®rico.La gula es pecado, me dir¨¢n. Es cierto, pero ?no forma parte de la nobleza humana permitir peque?os excesos a la instituci¨®n altruista m¨¢s antigua que se conoce? La Iglesia, que tanto ha cuidado por revelar los designios m¨¢s puros del Alt¨ªsimo siglo tras siglo, debe ser tomada con el respeto que merece. Su longevidad y su dilatada experiencia en el trato -siempre de fe- con los humanos nos exigen, por lo menos, comprensi¨®n.
A fin de cuentas, hemos hallado la respuesta a muchas de nuestras preocupaciones; y ?no es eso lo realmente importante? Porque ?qui¨¦n pod¨ªa imaginar que ser¨ªa la Iglesia la que aportar¨ªa soluciones, incluso, en el campo de la psiquiatr¨ªa y en el de la medicina? ?Qui¨¦n de nosotros no deseaba saber de una vez que el hecho de masturbarse era producto de una inmadurez psicol¨®gica? O ?qu¨¦ verdugo no habr¨¢ aliviado su probable sentimiento de culpabilidad al averiguar que la pena de muerte tiene efectos curativos?
?No, se?ores! Demos las gracias a los autores de esta nueva entrega doctrinal. Demos las gracias a los que nos han dado la posibilidad de encauzar a tiempo nuestra vida, a los que lo siguen dando todo por ayudar a realizarnos como hombres.-
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