El arte inteligente

Cant¨® ayer en el Auditorio Nacional Teresa Berganza, acompa?ada por el pianista ?lvarez Parejo. Se trataba del concierto anunciado para el 22 de noviembre. Con la fecha, mud¨® tambi¨¦n el programa, pero el que escuchamos me parece m¨¢s inteligente para la cantante y m¨¢s interesante para el p¨²blico que el anunciado anteriormente. Una selecci¨®n.de melod¨ªas rossinianas para la primera parte nos trajo a la memoria, una vez m¨¢s, aquella Teresa que gan¨® en 1954 el premio Lucrecia Arana con un aria de El barbero de Se villa verdaderamente prodigiosa. Color, gracia y estilo permanecen a trav¨¦s de los a?os en la mezzosoprano madrile?a. Tambi¨¦n suenan con frescor los emocionados acentos que van desde Addio di Rossini a La italiana en Argel, pasando por dos ejemplos conmovedores de Vivaldi, otras tantas arias oper¨ªsticas de Haendel. y Chfar¨® senza Euridice, de Gluck, por no insistir sobre la f¨¢cil seguridad con que la cantante realiza las m¨¢s vivas ligerezas.Desde el primer d¨ªa hasta hoy hay un don en Berganza que me seduce especialmente: su innata inteligencia, que hizo del instito magisterio desde los primeros d¨ªas de su singular¨ªsima carrera. Hay momentos en los que Berganza parece que va a ceder a la tentaci¨®n de alg¨²n amaneramiento expresivo, pero lo rectifica inmediatamente si es que no lo calcul¨® como elemento de variedad en su discurso musical, hecho a partes iguales de intimidad e incisiva comunicaci¨®n.