Bosnia
El modelo federal yugoslavo ten¨ªa posiblemente los suficientes elementos como para que hubiera sido un punto de partida, v¨¢lido para alcanzar estructuras m¨¢s igualitarias y confederales entre las diferentes rep¨²blicas. No ha sido as¨ª. La demagogia y la huida hacia adelante ultranacionalista de los principales l¨ªderes yugoslavos en los ¨²ltimos cinco a?os se encontr¨® posteriormente con un irresponsable reconocimiento de Croacia y Eslovenia por parte de la CE, presionada por Alemania, que llev¨® a un punto de no retorno el enfrentamiento entre los nacionalistas de Croacia y Serbia. La caja de los truenos, tarde o temprano, iba a llegar a Bosnia-Herzegovina, introduciendo m¨¢s elementos de gravedad pol¨ªtica para la zona y Europa en general.En unas declaraciones del m¨¢ximo responsable de las milicias serbias en Bosnia, el psiquiatra Radovan Karadzic, aparecidas recientemente en la prensa internacional, afirmaba que "nuestra alma e identidad s¨®lo puede sobrevivir separada de otras... Habr¨¢ que recoloca. a las gentes en otros territorios... Vamos a ofrecer a los musulmanes un territorio en el centro... La gente se reubicar¨¢ seg¨²n las caracter¨ªsticas ¨¦tnicas o religiosas".
La consecuci¨®n de ello se aplica por las milicias serbias mediante la expulsi¨®n forzosa de la poblaci¨®n no serbia en los territorios que van conquistando, actualmente ya tres cuartas partes de Bosnia-Herzegovina. Las tropas serbias se dirigen casa por casa a todos los habitantes no serbios, y mediante amenazas, asaltos, incendios, saqueos, violaciones y asesinatos, obligan a sus moradores a abandonar su poblaci¨®n. El objetivo pol¨ªtico y estrat¨¦gico de las milicias serbias, y del Gobierno de Belgrado que las sustenta en la guerra de Bosnia, es provocar el ¨¦xodo completo de la poblaci¨®n no serbia. Como se?ala el informe publicado el 28 de octubre por Tadeusz Mazowiecki, relator de la Comisi¨®n de Derechos Humanos de Naciones Unidas para Yugoslavia, "la limpieza ¨¦tnica no es una consecuencia de la guerra, sino un objetivo que est¨¢ siendo alcanzado". En otras palabras: dos millones de personas de BosniaHerzegovina obligadas por la fuerza a abandonar su casa y sus tierras, en las que han vivido desde generaciones; otro mill¨®n de personas sufren en sus ciudades asedios medievales con armas modernas y otras decenas de miles han sido asesinadas o han muerto en combates, y, como siempre, miles de mujeres, adultas y j¨®venes, han sido violadas. Un genocidio al que vergonzantemente se le llama limpieza ¨¦tnica.
Estas pol¨ªticas de ¨¦xodos provocados con el fin de obtener tierras ocupadas exclusivamente por poblaciones de origen serbio se completan con lo que tambi¨¦n se ha llamado eufem¨ªsticamente limpieza cultural.
Toda Bosnia-Herzegovina, como consecuencia de la historia, es un mosaico de todos los colectivos y culturas eslavas del Sur en un grado de entrecruzamiento muy superior al del resto de las rep¨²blicas yugoslavas. Serbios, bosnios, croatas, sefard¨ªes, musulmanes, ortodoxos, cat¨®licos, uniatos, protestantes, jud¨ªos y no creyentes han convivido hasta hoy mismo en Bosnia, que era un ejemplo para Europa de tolerancia y mezcla cultural. Pues bien, informes de historiadores y expertos de la regi¨®n se?alan que los serbios bombardearon deliberadamente y no por azar las bibliotecas nacionales, archivos y museos de Sarajevo y Mostar, con el fin de destruir la historia escrita de Bosnia, las pruebas de que es posible la existencia de una Yugoslav¨ªa multi¨¦tnica, cultural y religiosa, que es lo que ha sido Bosnia.
Un elemento que ha desvelado en estos d¨ªas su objetivo real en el conflicto es el comportamiento del Gobierno de Zagreb. Mientras el fantasma de un posible acuerdo (habido el 6 de marzo en Graz entre Karadzic: y el ultraderechista croata de Herzegovina Mate Boban) para repartirse Bosnia-Herzegovina era negado por sus mentores -el croata Tudjman y el serbio Milosevic-, se produc¨ªan peri¨®dicamente intercambios de prisioneros entre los ej¨¦rcitos serbio y croata que enmascaraban operaciones de limpieza ¨¦tnica. A lo largo de estos meses, miles de personas de origen serbio han sido "transferidas" a los territorios controlados por Karadzic, y otros tantos bosniocroatas a las zonas de Herzegovina en poder del ultranacionalista Mate Boban, que se reclama disc¨ªpulo del l¨ªder fascista croata de la II Guerra Mundial ante Pavelic.
De este modo, en estos meses las zonas de Bosnia controladas por croatas y serbios han ido poco a poco pobl¨¢ndose ¨²nicamente por personas de cada grupo, prefigurando las fronteras de un acuerdo que est¨¢ en contra de la carta de las Naciones Unidas y de todos los pactos internacionales contra la discriminaci¨®n por razones de creencia, raza o grupo.
Todo lo anterior y la impunidad de su aplicaci¨®n no se comprender¨ªa. sin la par¨¢lisis mostrada por las potencias occidentales, perdidas en una ayuda humanitaria insuficiente y tard¨ªa y en hip¨®critas actuaciones (se cierran las fronteras a los refugiados), como si los objetivos y medios de los contendientes fueran comparables. A ello se une la actitud de algunos movimientos progresistas que hasta el momento han respondido con el silencio a la destrucci¨®n de una sociedad multi¨¦tnica y plural culturalmente. ?Habr¨¢ que pensar que el origen religioso de la poblaci¨®n bombardeada y expulsada alimenta la par¨¢lisis europea?
A todo ello tambi¨¦n ha contribuido notablemente el embargo internacional de armas decretado por la ONU. En el momento de comenzar las hostilidades, la pr¨¢ctica totalidad de los medios y armamentos del Ej¨¦rcito federal yugoslavo qued¨® en manos de Serbia y Montenegro y de las milicias de Karadzic. El embargo congel¨® y ha mantenido esta situaci¨®n. No es extra?o que The New York Times, en su editorial del 17 de octubre, haya pedido la derogaci¨®n del embargo, ya que "serbios y otros tienen todas las armas que necesitan y pueden trampearlo obteniendo m¨¢s, mientras que el embargo s¨®lo act¨²a para Bosnia". Pero la situaci¨®n se mantiene y el reparto de Bosnia entre Serbia y Croacia contin¨²a.
"No se aceptar¨¢n modificaciones de fronteras como consecuencia de acciones militares", se viene repitiendo por portavoces de la CE y de las Naciones Unidas desde el comienzo de los conflictos armados yugoslavos. Perfecto. La paz, el fin de la guerra, parece estar cerca. Las milicias serbias han alcanzado pr¨¢cticamente sus objetivos Militares y pol¨ªticos. Y los croatas ultranacionalistas controlan gran parte de la Herzegovina fronteriza con la costa d¨¢lmata. Quedan unos restos y un Sarajevo -?a dividir como Beirut?- para los inexactamente llamados musulmanes: para la poblaci¨®n bosnia que ha defendido la existencia de una rep¨²blica laica y multi¨¦tnica, reconocida internacionalmente su soberan¨ªa, independencia e integridad territorial por las Naciones Unidas.
Existen elementos en la situaci¨®n actual de la guerra que hacen temer lo peor.
Ante todo, el sentimiento y la necesidad de poner fin al sufrimiento de las poblaciones firmando como sea y a cualquier precio la paz. Al precio de aceptar los hechos consumados de la modificaci¨®n de fronteras por
la fuerza, de aceptar el abandono de sus tierras, hogares y propiedades de dos millones de personas, de validar la existencia de un r¨¦gimen de apartheid en el coraz¨®n de Europa, de lanzar en manos de posturas extremas a una poblaci¨®n ejemplo hist¨®rico de tolerancia, y de dinamitar la concepci¨®n democr¨¢tica de Europa.
Y despu¨¦s, la pol¨ªtica de aprendiz de brujo de Alemania y la CE, para desentenderse posteriormente de un incendio, crecientemente xen¨®fobo, cuyas v¨ªctimas no encuentran pa¨ªses de acogida temporal.
Esta guerra s¨®lo puede terminar en una paz que restaure la legalidad democr¨¢tica internacional, tan invocada en vac¨ªos discursos. Con la vuelta a sus hogares de origen de todos los bosnios, serbios y croatas expulsados de sus casas. Con el aislamiento de los Gobiernos y dirigentes responsables de violaciones de derechos humanos. Con la firma y cumplimiento por los Gobiernos de la regi¨®n de los pactos internacionales que protegen el status de las minor¨ªas. Con la realizaci¨®n de elecciones democr¨¢ticas en todas las rep¨²blicas de la regi¨®n. Y con el mantenimiento de las fronteras existentes antes del comienzo de la guerra.
En la Conferencia de Ginebra hay que avanzar en esas l¨ªneas. El proyecto de Constituci¨®n de Vance y Owen, los mediadores internacionales, presentado formalmente en Ginebra el 28 de octubre, que rechaza la cantonalizaci¨®n ¨¦tnica, es un elemento clave para ir en esa direcci¨®n. De lo contrario, el camino hacia nuevas Bosnias destrozadas estar¨¢ a¨²n m¨¢s abierto en una Europa irreconocible.
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