Violador y asesino
A veces, el relato de Herak retroced¨ªa hasta el caf¨¦ Sonja, una combinaci¨®n de motel y restaurante a las afueras de Vogosca, en la carretera principal que va por el norte de Sarajevo a Zagreb, la capital croata. El "comandante" de la prisi¨®n para mujeres musulmanas creada en las habitaciones del motel era un combatiente serbio, Miro Vukovic, que hab¨ªa establecido "un sistema" para que los luchadores serbios las violaran y mataran.Seg¨²n Herak, los comandantes serbios les animaban a ¨¦l y a sus compa?eros a ir al motel, dici¨¦ndoles que violar mujeres musulmanas era "bueno para levantar la moral de los combatientes". Identific¨® a las mujeres a las que hab¨ªa atacado -Emina, Sabina, Amela y F¨¢tima, entre otras; las m¨¢s j¨®venes, adolescentes, y las mayores, de unos 35 a?os-, y dijo que Vukovic, el "comandante de la prisi¨®n", les hab¨ªa dicho: "Pod¨¦is hacer lo que os apetezca con las mujeres. Pod¨¦is llev¨¢roslas de aqu¨ª -de todas formas no tenemos bastante comida para ellas- y no volver a traerlas". Herak dijo que entendieron que esto significaba que hab¨ªa que matarlas. Relat¨® c¨®mo ¨¦l y un compa?ero hab¨ªan atacado a F¨¢tima, a quien describi¨® como "una mujer agradable, de unos 30 a?os", en una habitaci¨®n del motel, y c¨®mo luego la hab¨ªan llevado a punta de pistola en su coche hasta la monta?a de Zug. "Paramos junto a un peque?o puente, y le dije que se bajara. Se alej¨® del coche unos tres metros, d¨¢ndome la espalda, y yo la dispar¨¦, creo que al cuello o a la parte de atr¨¢s de la cabeza".
Un padre avergonzado
Quien parece satisfecho de que Herak haya confesado es su padre, Sretko Herak, t¨¦cnico soldador y uno de los 50.000 serbios que han permanecido en Sarajevo. Refiri¨¦ndose a una grabaci¨®n de su hijo emitida por la televisi¨®n de Sarajevo, el padre dijo: "Estaba asustado, pero creo que estaba diciendo la verdad. Ahora me da verg¨¹enza mirar a la gente a la cara porque mi hijo ha manchado el nombre de la familia". Herak dijo que su hijo era un empedernido bebedor que hab¨ªa amenazado fisicamente a su padre, y a?adi¨®: 'Hubiera preferido que se hubiera limitado a matarme a m¨ª, y hubiera ido a la c¨¢rcel por ello".
El anciano Herak se?al¨® que su madre era croata, y que su hija, Ljubinka, de 30 a?os, est¨¢ casada con un musulm¨¢n, Nezad Jankovic, un taxista que lucha con las fueras bosnias. La pareja tiene una hija, Indijana, de siete a?os, que ahora vive con su madre en Skopje, capital de la antigua rep¨²blica yugoslava de Macedonia. Hablando de Indijana el joven Herak dijo: 'La quiero m¨¢s que a nada en mi vida".
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