La dieta no lo es todo

Vigilar los niveles de colesterol es una preocupaci¨®n para muchos adultos con h¨¢bitos alimentarios poco ortodoxos, pero la mayor¨ªa de ellos no sabe que ya eran ni?os con hipercolesteremia. El 20% de los ni?os presenta niveles altos de colesterol, y su causa no es la alimentaci¨®n, sino una anomal¨ªa gen¨¦tica. La arteriosclerosis -formaci¨®n de placas que obstruyen las arterias- es, pues, una enfermedad que puede diagnosticarse en la infancia. Prevenir mejor que culpar es el enfoque que defienden los especialistas en colesterol infantil.

Las campa?as de salud p¨²blica para el control del colesterol han hecho tanto ¨¦nfasis en la importancia de la dieta que muchas personas se sienten ahora culpables por su alto nivel de colesterol, como si fuera la penitencia de sus pecados culinarios, cuando se trata, en realidad, de una alteraci¨®n de origen gen¨¦tico. La confusi¨®n proviene de que, en el 80% de los casos, sus consecuencias pueden corregirse con una dieta adecuada.Esa alteraci¨®n gen¨¦tica puede diagnosticarse a partir de los dos a?os, seg¨²n Carlos Mainou, coordinador del grupo de trabajo sobre colesterol infantil del hospital Sant Joan de D¨¦u de Barcelona: "El problema de las dislipemias es que no producen s¨ªntomas y muchas veces no se diagnostican hasta que el riesgo de infarto o de derrame cerebral es muy alto", explica.

La acumulaci¨®n de placas de ateroma en las paredes de las arterias se va produciendo poco a poco. Un equipo de pediatras norteamericanos dirigido por F. Aresman demostr¨® en 1985 que las arterias coronarias pueden estar ocluidas en un 75% de su luz y no presentar ning¨²n s¨ªntoma. "De ah¨ª la importancia del diagn¨®stico precoz ya en la infancia", afirma Mainou.

Diversos estudios en distintos pa¨ªses coinciden en que aproximadamente un 20% de los ni?os tiene el colesterol alto. Si no introducen modificaciones en la dieta, el 70% de esos ni?os lo seguir¨¢n teniendo alterado cuando sean adultos, pues el perfil lip¨ªdico de cada persona tiende a mantenerse estable durante toda la vida.

La mejor prevenci¨®n es el diagn¨®stico precoz, y ¨¦ste deber¨ªa efectuarse, seg¨²n Carlos Mainou, en los ni?os considerados de riesgo; es decir, aquellos en cuyas familias haya antecendetes de enfermedad coronar¨ªa o vascular y aquellos cuyos padres sufran alteraciones del colesterol. La vigilancia de la dieta ser¨¢ el principal instrumento para que esos ni?os no sean candidatos al infarto cuando lleguen a adultos.

A los factores gen¨¦ticos causantes de la enfermedad se sobreponen otros ambientales que pueden precipitar o impedir sus efectos. Hay dietas protectoras y dietas agravantes. La mediterr¨¢nea es una dieta protectora, siempre que se cocine con aceite de oliva y mantenga una importante proporci¨®n de legumbres. Las dietas con alta presencia de grasas saturadas son agravantes. "Algunos h¨¢bitos recientes pueden ser perniciosos en el caso de los nifios con tendencia familiar a sufrir alteraciones del colesterol. Por ejemplo, el abuso del jam¨®n dulce como segundo plato, el recurso a la leche como bebida o el abuso de la boller¨ªa industrial".

Pero caer, por una reacci¨®n pendular, en el extremo opuesto ser¨ªa pernicioso, porque el colesterol es imprescindible para el crecimiento, por ejemplo, para absorber el calcio.