Mill¨®n y medio por un DNI

El auto dictado ayer por el juez Moreiras detalla que se lleg¨® a pagar hasta un mill¨®n y medio de pesetas para que titulares ficticios de las operaciones aceptasen Figurar como reales, aportando su DNI ante Hacienda.Seg¨²n la resoluci¨®n judicial, la mec¨¢nica operativa era la siguiente: El Banco Santander ofrec¨ªa los contratos de cesi¨®n de nuda propiedad de cr¨¦ditos a sus clientes como si se tratara de un dep¨®sito a plazo fijo con intereses pactados previamente, asegur¨¢ndoles en todo caso al vencimiento del plazo convenido el abono del principal m¨¢s los intereses, sin trasladarles en absoluto el riesgo de impago de dichos cr¨¦ditos, o de su retraso, por el deudor del que el Banco era acreedor.

El dep¨®sito ten¨ªa como peculiaridades que del mismo no se informaba a Hacienda -se dijo a los titulares que no se le informar¨ªa nunca- y que no ten¨ªan retenci¨®n en origen. Para el banco ten¨ªa como particularidad que no se aplicaba el coeficiente de caja.

Cuando la inspecci¨®n de Hacienda requiri¨® al banco la identidad de los titulares, el Santander, en principio, neg¨® llevarlas; lo que no era cierto pues dispon¨ªa de esos nombres en los soportes magn¨¦ticos de su central contable electr¨®nica, y los contratos escritos en la Direcci¨®n General de Auditor¨ªa y Control (en fotocopias) y en las diferentes sucursales y agencias (los originales). Todo ello, cuando la operaci¨®n se hubiera formalizado por escrito, lo que no siempre ocurr¨ªa, pues en ocasiones se entregaba al depositante un simple recibo de la cantidad depositada, plazo e inter¨¦s convenido.

Aviso

Posteriormente, dice la resoluci¨®n, cuando el Santander decidi¨® acceder a lo solicitado por Hacienda, mand¨® un listado de titulares de todos los contratos a cada director de sucursal o agencia, v¨ªa Organizaci¨®n Territorial, para que les avisara de que se iba a proceder a proporcionar sus nombres si no daban otros que pudieran aparecer razonablemente como titulares.

Si los titulares reales optaban por esa alternativa, proporcionaban a los directores del banco el nombre de las personas que estaban dispuestas a aparecer como titulares. Estos a veces lo hac¨ªan sin lucrarse como es el caso de familiares y otras veces cobraban una cantidad que oscilaba entre 30.000 y 1.500.000 pesetas. Los nuevos titulares firmaban un impreso de contrato y entregaban una fotocopia del DNI que luego se remit¨ªa a Hacienda.