La derecha francesa se prepara para el asalto al poder bajo la bandera de la reforma
La palabra de moda en las filas de la derecha francesa es reforma. Desde el ex presidente centrista Val¨¦ry Giscard d'Estaing al ex ministro gauilista Edouard Balladur, todos los l¨ªderes de la coalici¨®n que espera reconquistar el Gobierno dentro de tres meses denuncian el "economicismo" de los socialistas y enarbolan el estandarte de la lucha contra el paro y las desigualdades sociales. Pero la derecha no ha concretado todav¨ªa su programa de cambio.
La derecha francesa est¨¢ convencida de tener en el bolsillo la primera etapa de su reconquista del poder: la victoria en las legislativas del pr¨®ximo marzo y la formaci¨®n de un Gobierno de cohabitaci¨®n con el presidente socialista Fran?ois Mitterrand. Los ¨²ltimos sondeos prev¨¦n que la derecha obtendr¨¢ un 40% de los sufragios, frente a un 22% los socialistas, un 16% los ecologistas, un 10% el ultraderechista Frente Nacional y un 8% los comunistas.La segunda etapa, desalojar a Mitterrand del El¨ªseo, est¨¢ todav¨ªa en el aire. Mitterrand no parece dispuesto a acortar su mandato presidencial, que culmina en 1995. El bolet¨ªn m¨¦dico difundido el pasado 17 de diciembre asegura que est¨¢ en perfectas condiciones de asumir la jefatura del Estado y que su c¨¢ncer de pr¨®stata no evoluciona negativamente. Adem¨¢s, la derecha no ha solucionado su particular batalla en las alturas entre Giscard d'Estaing y Jacques Chirac.
Entretanto, la derecha ha encontrado un gran tema de campa?a. "La reforma, ahora" proclaman los carteles con que la gaullista Asamblea para la Rep¨²blica (RPR) ha comenzado a movilizar a la opini¨®n p¨²blica. "Francia", afirma Chirac, l¨ªder del RPR, "est¨¢ enferma a causa de todas las reformas que los socialistas no han hecho". Diccionario de la reforma se llama el ¨²ltimo libro de Balladur, probable primer ministro de la cohabitaci¨®n.
"El principal reproche que se puede hacer a los socialistas", dice Balladur, "es haber concedido una importancia excesiva a la simple gesti¨®n econ¨®mica y financiera y muy poca a la gesti¨®n verdaderamente pol¨ªtica, es decir, a la reforma". El principal aspirante a la pr¨®xima jefatura del Gobierno se declara partidario de "un Estado fuerte que haga respetar la seguridad y vele para que sean garantizados los derechos sociales".
En la Uni¨®n para la Democracia Francesa (UDF) se escucha el mismo discurso. "El economicismo", dice Giscard, "ha demostrado sus limitaciones al fracasar en la lucha contra el paro". Fran?ois Bayrou, mano derecha del ex presidente, afirma: "Hay que sacar a Francia del inmovilismo de los a?os socialistas y encontrar el camino del progreso social". Y a?ade: "Los socialistas han debilitado la acci¨®n y la autoridad del Estado en sus misiones esenciales".
La coalici¨®n RPR-UDF ha renunciado al discurso ultraliberal de los a?os ochenta, aquel periodo en que estaba fascinada por Ronald Reagan, Margaret Thatcher y los economistas de la escuela de Chicago. "La revoluci¨®n liberal est¨¢ muerta", afirma ahora Fran?ois Leotard, uno de los dirigentes de la UDF con m¨¢s futuro pol¨ªtico. "Nos hemos dado cuenta de los d¨¦ficit de la pol¨ªtica de Reagan y de Thatcher en materia de solidaridad".
Reproches
Mientras los franceses reprochan a los socialistas no haber cumplido sus promesas de lucha contra el paro y las injusticias sociales, ¨¦stos presentan un activo centrado en el control de la inflaci¨®n, la fortaleza del franco y la moderaci¨®n de las subidas salariales.Al renunciar a su discurso ultraliberal de los a?os ochenta, la derecha francesa ha cambiado los papeles. "Ahora", dice Balladur, "los conservadores son los socialistas y la derecha encarna la ¨²nica esperanza racional de cambio y progreso".
Los dos l¨ªderes de la disidencia gaullista, Charles Pasqua y Philippe S¨¦guin, van m¨¢s lejos y reaniman el esp¨ªritu de Jacques Chaban-Delmas y su discurso sobre la "nueva sociedad" de los primeros a?os setenta. "No hay buena gesti¨®n econ¨®mica sin justicia social", dicen.
La coalici¨®n RPR-UDF, que va a alcanzar el poder en un mal momento econ¨®mico, no ha precisado las reformas que propone, aunque ha adelantado que su liberalismo se limitar¨¢ a algunas privatizaciones y a una ligera baja de los impuestos. Su reformismo se ci?e a la promesa de dedicar m¨¢s dinero a la justicia, a la educaci¨®n y, signo de que los tiempos tienen color verde, a la protecci¨®n del medio ambiente.
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