"En Bosnia ocurre la agresi¨®n a un pueblo que pide ser defendido''
El cardenal Angelo Sodano, de 65 a?os, hace dos que sustituy¨® a Agostino Casaroli en el cargo de secretario de Estado del Vaticano, una especie de primer ministro del Gobierno del Papa. En esta entrevista aborda la posici¨®n de la Santa Sede ante a la guerra de Bosnia, contraponi¨¦ndola a la guerra del Golfo, y la situaci¨®n de los 415 palestinos abandonados en tierra de nadie.
Pregunta. Hace dos a?os, cuando usted se hizo cargo de la Secretar¨ªa de Estado, acababa de caer el muro de Berl¨ªn y se hab¨ªan encendido las esperanzas de que una Europa finalmente unida pudiese mirar a un mundo pacificado. Tras dos a?os, la desilusi¨®n es profunda: Europa se ve sacudida por llamaradas racistas, y desgarrada por guerras ¨¦tnicas. ?Era ¨¦sta la Europa que so?aba el Papa a comienzos de 1990?
Respuesta. Es muy significativo que el Papa haya invitado a celebrar una nueva Jornada de la Paz precisamente el pr¨®ximo 1 de enero y que haya convocado de nuevo en As¨ªs, el 9 y 10 de enero, a todos los creyentes de Europa para pedir la paz en los Balcanes. No creo que la Europa que se va perfilando tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn sea la auspiciada por Juan Pablo II. ( ... ) La Europa de hoy es ciertamente m¨¢s libre, pero ni est¨¢ unidades solidaria, ni est¨¢ pacificada. La tragedia de Bosnia-Herzegovina est¨¢ a la vista de todos.
P. A prop¨®sito de Bosnia, la posici¨®n dela Santa Sede est¨¢ creando pol¨¦mica: da la impresi¨®n de que ahora ustedes, piden una intervenci¨®n, incluso armada si fuera necesario, de las fuerzas de la ONU. Una intervenci¨®n que censuraron en el caso de la guerra del Golfo. ?Ha cambiado la Iglesia su idea acerca. de los l¨ªmites de una guerra justa?
R. No existe un cambio de principios, sino m¨¢s bien un juicio distinto sobre una situaci¨®n hist¨®rica determinada. En el Concilio Vaticano II qued¨® afirmada la tesis inmutable de la Iglesia acerca de la inmoralidad de la guerra y de la admisi¨®n de una guerra defensiva. Y esto ac¨¢ba de ser ratificado por el nuevo catecismo. Es un principio que deriva directamente del derecho a la vida. Pero el mismo Concilio ense?a que existen l¨ªmites precisos a la guerra defensiva. En el Golfo no parec¨ªa que existieran las condiciones de legitimidad para una guerra porque, ante todo, no daba la impresi¨®n de que estuvieran agotadas las posibilidades de negociaci¨®n. Y por otra parte, los efectos devastadores de aquella guerra parec¨ªan m¨¢s graves que los males que intentaba eliminar. En Bosnia, el juicio es otro: las negociaciones de paz se est¨¢n acabando y existe la agresi¨®n a un pueblo que pide que se le defienda.
P. Pero tambi¨¦n entonces exist¨ªa la agresi¨®n a Kuwait y un pueblo que ped¨ªa ser defendido.
R. Le repito que las condiciones hist¨®ricas concretas son diversas. Aqu¨ª no existen s¨®lo nuestras informaciones, que hablan de campos de exterminio, de violaciones feroces de los derechos elementales del hombre, sino que tambi¨¦n todos los observadores internacionales han hablado de una agresi¨®n serbia, una, situaci¨®n desesperada y grav¨ªsima en la que resulta leg¨ªtimo y obligatorio desarmar al agresor si todos los otros medios se revelan ineficaces.
Crisis moral
P. Pero para, desarmar a este agresor seria necesaria una dura y arriesgada intervenci¨®n armada.
R. Pueden existir formas diversas de intervenci¨®n. Muchos observadores han sostenido que por ejemplo, el embargo, tal como ha sido realizado, ha resultado tard¨ªo y ha acabado da?ando m¨¢s a los bosnios que a los serbios. Pueden existir medios disuasorios eficaces, como aislar algunas zonas en conflicto, prohibir los vuelos y muchas iniciativas m¨¢s.
P. La ca¨ªda del comunismo y del imperio sovi¨¦tico parecen haber descubierto en Occidente una crisis moral, social y econ¨®mica antes invisible. ?Es cierto?
R. No, no es verdad. La crisis del mundo occidental era evidente ya antes de 1989, y la Iglesia no ces¨® de denunciarla ( ... ), s¨®lo que de muchas partes, frente a la necesidad imperiosa de poner de relieve los errores y los males del sistema comunista, no siempre se destacaban los errores y males del. mundo occidental. Y no cabe duda de que el comunismo ha sido un enemigo tremendo de la Iglesia, caus¨¢ndole males incalculables, y no tanto porque la persigui¨® con enorme ferocidad, cuanto porque ha impedido a tantos j¨®venes acercarse a Cristo. Pero en este aspecto, el capitalismo, no como sistema econ¨®mico, sino como visi¨®n del mundo, no es menos peligroso para la Iglesia a causa del materialismo que est¨¢ en la base del consumismo desenfrenado y ego¨ªsta al que empuja.
P. La derrota del comunismo y la descomposici¨®n de la vieja Europa acent¨²an los particularismos nacionalistas y ¨¦tnicos. ?Preocupa eso a la Iglesia?
R. Es evidente que la Iglesia est¨¢ preocupada por el grave fen¨®meno de los nacionalismos que han resurgido. Contempla favorablemente la afirmaci¨®n de comunidades nacionales, pero se opone con fuerza a las ideolog¨ªas nacionalistas en cuanto fomentan el odio y la divisi¨®n entre las naciones y empujan a cometer injusticias o realizar delitos por la afirmaci¨®n de la propia naci¨®n o del propio grupo ¨¦tnico.
P. Estas oleadas de racismo y de antisemitismo sacuden la conciencia europea. ?Pero no cree que la Iglesia y la pol¨ªtica del Vaticano, por ejemplo en cuanto a la cuesti¨®n hebraica, tienen tambi¨¦n algo de qu¨¦ reprocharse?
R. Racismo y antisemitismo no son una cosa nueva en Europa. En periodos de crisis se manifiestan con mayor gravedad. Pero se trata de un fen¨®meno de minor¨ªas, que ciertamente deben condenarse duramente con sanciones legales, incluso severas.
P. No parecen muy cordiales las relaciones entre el Vaticano e Israel. Y el juicio de la Santa Sede sobre los ¨²ltimos acontecimientos en Oriente Pr¨®ximo no contribuir¨¢ a mejorarlas.
R. Ha habido ante todo una condena por la deportaci¨®n de los 415 palestinos. Entend¨¢monos, hemos deplorado tambi¨¦n la violencia de grupos palestinos que provoc¨® la represalia israel¨ª. Pero ante esta ¨²ltima, la condena ha sido m¨¢s fuerte debido a la desproporci¨®n entre la culpa y una respuesta que ha violado derechos humanos fundamentales.
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