El Congreso ruso es una fuerza real
Lo que ha ocurrido en Rusia en el VII Congreso de los Diputados del Pueblo representa un hito pol¨ªtico de importancia capital. El fallido golpe de agosto nos mostr¨® que Rusia hab¨ªa cambiado profundamente, y ¨¦sta fue, quiz¨¢, la principal raz¨®n de su fracaso. Ahora podemos decir que el panorama pol¨ªtico de Rusia ha vuelto a cambiar de manera significativa. Est¨¢ teniendo lugar otra redistribuci¨®n del poder. El Congreso ha demostrado que es una fuerza real y no un simple elemento decorativo del sistema pol¨ªtico. Los esfuerzos por imponer a la sociedad medidas radicales se han visto frustrados. Y ha estado muy bien porque, Como ha demostrado la experiencia de Latinoam¨¦rica, las Juntas y dictaduras no son capaces de resolver los problemas de modernizaci¨®n a los que se enfrenta una sociedad. Hubiera tenido incluso menos sentido aplicar esa falsa soluci¨®n a un pa¨ªs como Rusia.La mayor¨ªa del Congreso -que muchos observadores inSistieron en calificar, de una forma muy simplista, conservadora- ha demostrado ser, en general, seria, capaz de reaccionar ante situaciones dif¨ªciles con serenidad y prudencia. Bien tn¨ªrado, el resultado del Congreso ha sido positivo y permanece intacta la posibilidad de ,proseguir con las reformas. Por consiguiente, nuestra democrac¨ªa no s¨®lo no se ha visto debilitada, sino que ha quedado fortalecida por la reafirmaci¨®n de '[a d*v's'¨®n de poderes, un prin,1 1 1 i
c¨ªp¨ªo fundamental del Estado constitucional. Otro hecho no menos importante: las fuerzas centristas se han consolidado dentro de claras l¨ªneas de derriarcaci¨®n, aislando ambos extremos.
Hay qu ten ha hablado de una derrota del poder ejecutivo a manos del poder legislativo, (le una derrota del presidente frente al Parlamento. Creo que lo mejor es evitar este planteaX-niento. Bor¨ªs Yeltsin deber¨ªa sacar provechosas lecciones de lo que ha ocurrido. En primer lugar, espero que se d¨¦ cuenta de que necesita una base de apoyo m¨¢s amplia, de que tiene (que representar a un abanico de mtereses y aspiraciones m¨¢s amplio que el que le han sugeri(lo ciertos hombres de su entor-no. En segundo lugar, el presidente debe decantarse claramente (si quiere hacerlo, aunque es necesario que as¨ª sea) por un. acuerdo estrat¨¦gico con el centro. Un acuerdo que no debe limitarse a una obligada tregua temporal, a una mera correcci¨®n t¨¢ctica de la pol¨ªtica rechazada por el Congreso. No tengo nada claro que Yeltsin est¨¦ verdaderamente convencido de que todo esto es necesario paralos intereses fundamentales de la naci¨®n. S¨®lo espero que sea capaz de utilizar esta oportunidad de la mejor manera posible. De lo contrario, estamos abocados a un- desastre cuyos signos ya empiezan a hacerse evidentes.
La manera en que Yeltsin se enfrent¨® al Congreso- fue desconcertante para muchos. Hab¨ªa empezado adoptando una postura que parec¨ªa construcIl-va. En su primer discurso pod¨ªan percibirse signos positivos. Pero no tuvieron continuaci¨®n. Su segunda serle de observaciones represent¨® un cambio brusco y rotundo. No s¨¦ qui¨¦n le instig¨® y le incit¨® a hacer ese "llamamiento al pueblo", que pod¨ªa haber tenido dram¨¢ticas consecuencias para el pa¨ªs. S¨¦ con total seguridad que fue la sensatez de la mayor¨ªa de los diputados -que no le siguieron en Bugnato- la que impidi¨® que tuviera peores consecuencias. Adem¨¢s, el Congreso,comprendi¨® que lo que hac¨ªa falta era un acuerdo general y no una divisi¨®n.
Pero la actitud del presidente me preocupa. Por ejemplo, el reciente episodio de su precipitada salida de China, que dej¨® perplejo y alarmado al mundo, y, lo que es m¨¢s, su declaraci¨®n justific¨¢ndola -"el amo tiene que restablecer el orden"-, contradice todo lo que el actual r¨¦gimen reivindica como m¨¦rito propio: el principio democr¨¢tico. Yo cre¨ªa que el amo era el pueblo y que los l¨ªderes eran sus ,,empleados por un tiempo limitado", comprometidos a actuar en inter¨¦s del pa¨ªs. ?Deber¨ªamos empezar a buscar un nuevo amo? La tentaci¨®n es todav¨ªa mayor al no haber surgido del Congreso ning¨²n programa definido, ya que fue incapaz de decidir acerca de ninguna de las cuestiones esenciales que estaban planteadas. Todav¨ªa hay que elaborar y presentar un verdadero programa. Para eso necesitaremos un Gobierno capaz de ponerlo en pr¨¢ctica.
Es importante hacer algunas observaciones adicionales sobre el Congreso. La primera se refiere a su representatividad. Tanto aqu¨ª como en Occidente, muchos han sostenido que el conjunto de los diputados no representa la realidad del pa¨ªs, puesto que fue elegido en otra ¨¦poca, cuando el poder del partido comunista era casi absoluto. Este es un argumento que carece de fundamento. Incluso en esa etapa el poder del partldo distaba de ser absoluto. Y si tuvi¨¦ramos que utilizar ese criterio, tendr¨ªamos que anular todo lo que hoy existe, incluida la elecci¨®n del presidente, que tambi¨¦n- tuvo lugar cuando el partido comunista estaba en el poder y la Uni¨®n Sovi¨¦tica a¨²n exist¨ªa. Mi impresi¨®n es que,por el contrario, este Congreso representa, en estos momentos, una fuerza de equilibrio. Las diversas aspiraciones que en ¨¦l se manifiestan reflejan la d'versidad de estratos sociales presentes en la sociedad, todos los cuales (a excepci¨®n de los extremistas) incluyen individuos con sentido com¨²n.
. La confrontaci¨®n que algunos quer¨ªan provocar habr¨ªa servido para fomentar la idea de que el presidente est¨¢ en el centro de todo. Ahora las cosas est¨¢n de nuevo en su sitio original y no veo en ello ning¨²n peligro. El papel del presidente ha quedado mejor definido, as¨ª como el del Congreso y el S¨®viet Supremo. Adem¨¢s, para muchos fue una afirmaci¨®n de la idea de que el Gobierno deber¨ªa tener, respecto al presidente, m¨¢s independencia de acci¨®n y-m¨¢s responsabilidades. El poder del presidente abarca una gran ¨¢rea a la que hasta ahora ¨¦l ha prestado poca atenci¨®n: desde los problemas de la Comunidad de Estados Independientes (que todav¨ªa no ha despegado), hasta los problemas de pol¨ªtica exterior, el Ej¨¦rcito y la lucha contra la corrupci¨®n y el crimen. En resumen, todas las cuestiones relacionadas con el fortalecimiento del Estado y con la condici¨®n de Estado de Rusia.
Y llego as¨ª a mi ¨²ltima observaci¨®n: tras meses de implacable campana, regida por el principio "o Galdar o el retorno del comunismo; o Gaidar o el final de la reforma", muchas personas, tanto aqu¨ª como en Occidente, piensan que la incorporaci¨®n de Chernornyrdin a la jefatura del Gobierno podr¨ªa de la significar una 1 reforma o incluso un retroceso. ?sta es una concepci¨®n err¨®nea. Galdar se equivoc¨® al aplicar demasiado literal y rnec¨¢nicamente las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional. Estas recomendaciones estaban bien fundamentadas a nivel maeroecon¨®mico, pero no pod¨ªan solucionar los problemas. Hab¨ªa que aplicarlas, pero adapt¨¢ndolas a nuestra situaci¨®n, y no simplemente ech¨¢ndoselas al pueblo sobre sus espaldas. No hay precedentes de la aplicaci¨®n de estos principios en un pa¨ªs que durante d¨¦cadas ha estado sometido al. poder
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