Malos medios, peores fines
Mientras mandos de la UCIFA buscaban medallas f¨¢ciles consintiendo que los confidentes -pagados con droga intervenida- encargaran el env¨ªo de alijos sin m¨¢s finalidad que su estricta requisa, algunos subordinados se lucraban con la reventa de droga desviada a soplones.
Doroteo G¨®mez Porras, guardia metido a traficante, admite que al menos entregaron 3,5 kilos de coca¨ªna a un camello para que la trapicheara. Los 10 millones de beneficio al vender la droga se repartieron as¨ª: seis millones para el confidente Ram¨®n Temple; dos para el guardia Vicente Dom¨ªnguez Serrano y otros dos para G¨®mez Porras. Temple denunci¨® que Dom¨ªnguez Serrano -quien niega la acusaci¨®n- le amenaz¨® con "descargarle el cargador de su pistola en los cojones" si contaba que le hab¨ªa extorsionado para la entrega de 450.000 pesetas.
Si los medios fueron il¨ªcitos en muchas de las operaciones antidroga desarrolladas en los ¨²ltimos a?os por la UCIFA, sus resultados estuvieron muy lejanos de lo que cabe esperar de una unidad de ¨¦lite en esta materia. Algunas muestras: en 1989 se aprehendieron 1,2 kilogramos de coca¨ªna y 43,9 de hero¨ªna; en 1990, tres kilos de hero¨ªna, 32,4 de coca¨ªna y otros 2,1 de hero¨ªna, y en 1991 se incautaron alijos de 30, 52, 7,2 y 2,1 kilogramos de coca¨ªna. Si se descuenta la droga desviada a confidentes, m¨¢s de 50 kilos de droga en los ¨²ltimos a?os, y los escasos detenidos en cada operaci¨®n, que raramente superaban el par, parece que tan ilegales medios dieron magros resultados.
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