A los dos lados de la ley
Pago con droga a confidentes, entradas de coca¨ªna y otras irregularidades salpican la investigaci¨®n sobre la UCIFA
Aquellos guardias se hab¨ªan especializado en impedir la compraventa de droga, pero pagaban a confidentes con coca¨ªna o hero¨ªna. El Estado les pagaba para interceptar alijos de droga, pero ellos mismos los encargaban para introducirlos en Espa?a. Hab¨ªan sido entrenados para detener a traficantes, pero en alguna ocasi¨®n llegaron a convertirse en socios de ¨¦stos. El juez Baltasar Garz¨®n ha levantado la liebre. Ante ¨¦l, miembros de la Unidad Central de Investigaci¨®n Fiscal y Antidroga (UCIFA) de la Guardia Civil han reconocido que desde 1988 se han producido pr¨¢cticas de ese tipo en la unidad. Como resultado, 12 mandos y guardias -la mitad del grupo- han sido detenidos.
A mediados del pasado mes de diciembre, el desmantelamiento de la UCIFA incluy¨® el arresto de un teniente coronel y un comandante, a la vez que era destituido de forma fulminante el m¨¢ximo responsable de la unidad, el coronel Rafael Garabito G¨®mez.Los testimonios ante el juez Garz¨®n de los guardias arrepentidos Vicente Dom¨ªnguez Serrano y Doroteo Garc¨ªa Porras van a ser el hilo que le sirve al magistrado para intentar desenrollar un ovillo, en el que empiezan saliendo pagos con droga a confidentes y en el que terminan se?al¨¢ndose otras circunstancias, como la organizaci¨®n de entrada de droga en Espa?a, las incautaciones de armas y otros objetos que no se reflejan en los atestados, o la colocaci¨®n de drogas en coches de personas para provocar su detenci¨®n.
La investigaci¨®n recoge hechos que abarcan desde 1988 hasta bien entrado 1991. En la primera fecha, y hasta agosto de 1990, la UCIFA est¨¢ al mando del coronel Arsenio Ayuso, y como segundo aparece el teniente coronel Francisco Quintero .Ya en 1988, la investigaci¨®n, bas¨¢ndose en los testimonios del guardia G¨®mez Porras, cita una operaci¨®n en la que se les pierde el rastro a 38 kilos de coca¨ªna, de un total de 600, y que se prepara -siempre seg¨²n el testimonio del guardia G¨®mez Porras- en una reuni¨®n que tiene lugar en la jefatura del Servicio Fiscal y a la que asisten el confidente Bartolom¨¦ Albons Monserrat, el coronel Ayuso y el teniente coronel Quintero. La operaci¨®n se lleva a cabo en la localidad barcelonesa de Vilanova i la Geltr¨²: la cantidad aprehendida finalmente es de 562 kilos.
"Esos 38 kilos que en teor¨ªa faltan, ?qu¨¦ pas¨® con ellos?", pregunta el juez Garz¨®n a G¨®mez. Porras en el interrogatorio al que le somete el 12 de diciembre pasado.
El guardia le responde -"rumores, yo le hablo de rumores..."- que al confidente Albons se le hab¨ªan prometido 10 millones de pesetas por el soplo que permiti¨® llevar a cabo la operaci¨®n y que, como no se le pagaron, recibi¨® la indicaci¨®n de que se cobrase "como ¨¦l pudiera". La conversaci¨®n contin¨²a as¨ª:
G¨®mez Porras. Yo tambi¨¦n s¨¦ que a Albons se le hab¨ªa prometido aqu¨ª, el coronel Ayuso, creo que se le prometieron 10 millones de pesetas y no se le pagaron.
Juez. ?Se le pag¨® parte?
G. P. S¨ª, se le pag¨® una parte, creo.
- J. ?Con eso quiere usted significar que se le pag¨® una parte en sustancia? .
G. P. S¨ª, s¨ª, posiblemente.
En este caso, el guardia G¨®mez Porras, uno de los personajes clave de la trama, habla s¨®lo de rumores. Pero, ?actuaciones como ¨¦stas eran posibles o incluso frecuentes en la UCIFA?
El 22 de diciembre pasado comparece ante Garz¨®n el teniente coronel Francisco Quintero Sanju¨¢n, detenido por orden del juez a mediados de diciembre. Es el jefe de la Guardia Civil con m¨¢s alta graduaci¨®n incurso en las actuaciones y en su declaraci¨®n se recogen, entre otros, los siguientes extremos:
"Preguntado para que manifieste todo aquello que sepa so bre una operaci¨®n que se llev¨® a cabo el 14 de noviembre de 1989 en la que se aprehendieron 44 kilos de hero¨ªna ( ... ) y en la que se detrajeron dos kilogramos, los cuales se llev¨® un confidente, contesta que efectivamente". En la diligencia judicial queda reco gido pormenorizadarnente el de sarrollo de la operaci¨®n en la que Quintero Sanju¨¢n admite que dej¨® ir al confidente "sabiendo que llevaba esos dos kilogramos de hero¨ªna". "En ese momento", contin¨²a el documento incluido en el sumario, "no pens¨® que tal hecho pudiera tener car¨¢cter de lictivo y s¨ª que se hab¨ªa conseguido una aprehensi¨®n importante. ( ... ) Preguntado por qu¨¦ raz¨®n se le dej¨® marchar con los dos ki logramos de hero¨ªna, manifiesta que entiende que el desarrollo de los acontecimientos no deb¨ªa haber sido el que fue y que como compr¨® la droga el confidente se le dej¨® marchar".
Otro episodio especialmente significativo del pago con droga a confidentes se recoge tambi¨¦n en la declaraci¨®n judicial del teniente coronel Quintero y tiene como origen una operaci¨®n de 32 kilos de coca¨ªna llevada a cabo en Lloret de Mar (Gerona) en mayo de 1990. El teniente coronel admite c¨®mo autoriz¨® pagos con drogas a los confidentes conocidos como Los Hermanos Dalton, "que ten¨ªan posibilidad de dar un servicio de 500 kilogramos de coca¨ªna que ya estaban en Espa?a". El abogado de algunos de los guardias, Emilio Rodr¨ªguez Men¨¦ndez, cita a este respecto que la importaci¨®n de los 500 kilos de coca¨ªna -finalmente la cantidad se redujo a unos 30- la prepararon Los Dalton desde el despacho del propio coronel Ayuso.
"Una vez hecha la operacion [en Lloret de Mar]", contin¨²a la declaraci¨®n de Quintero, "Doroteo G¨®mez Porras le llam¨® por tel¨¦fono [a Quintero] inform¨¢ndole que se hab¨ªa hecho maravillosamente bien ( ... ) y a?adi¨¦ndole 'que esos se?ores' quieren cobrar'. Ante lo cual, el declarante le dijo que no hab¨ªa dinero, insistiendo el guardia G¨®mez Porras en que si no cobraban no hab¨ªa 500 kilogramos. Vista la situaci¨®n, el declarante orden¨® que se extrajera un kilogramo de coca¨ªna para hacerlo llegar a los confidentes". El pago se realiza unos d¨ªas m¨¢s tarde y se completar¨ªa, en otras fechas, con otros cinco kilogramos.
Y es que la falta de dinero y de medios en la UCIFA es uno de los temas recurrentes en las declaraciones sumariales. Es de nuevo la declaraci¨®n del guardia G¨®mez Porras: "Por otra parte, Los Dalton le confesaron al declarante que el coronel Ayuso les hab¨ªa dado carta blanca para que pudieran llevarse en cada una de las operaciones lo que pudieran de droga, ya que la unidad estaba mal de dinero para pagar su colaboraci¨®n".
En los documentos recogidos en la investigaci¨®n judicial, menudean operaciones como las descritas. Pero es a partir de mediados de 1990, con la entrada, en escena del confidente Ram¨®n de Temple, cuando las actividades presuntamente delictivas de la UCIFA dan un salto cualitativo se, empiezan a organizar operaciones de entrada de droga en Espa?a a fin de detener a rede de narcotraficantes del interior del pa¨ªs. Aqu¨ª, un testimonio clave, recogido en el sumario, es el del comandante Jos¨¦ Ram¨®n Pindado Mart¨ªnez, tercero en jerarqu¨ªa militar dentro de la UCI FA, despu¨¦s del coronel Garabito -que ha sustituido a Ayuso- y del teniente coronel Quintero.
Pindado, que lo niega todo, tiene mucho que ver en dos operaciones que se realizan en abril de 1991 en Madrid. ?sta es una de ellas, tal y como se recoge en el documento sobre su interrogatorio, que redacta el secretario Judicial, y ¨¦l ratifica: "Preguntado por la operaci¨®n que se llev¨® a cabo en los apartamentos de la calle Galileo, relativa a una importaci¨®n de unos 30 kilos de coca¨ªna, si se produjo alguna detracci¨®n, en concreto de tres kilogramos d¨¦ coca¨ªna para el se?or De Temple por orden o con autorizaci¨®n del declarante, contesta que en ning¨²n momento dio esa orden ni autoriz¨® esa detracci¨®n". Pindado insiste en que s¨®lo al destaparse la investigacion judicial tuvo conocimiento, de lo que hab¨ªa pasado.
Como en otros muchos puntos, el testimonio de Pindado es contradicho por otros de los interrogados por Garz¨®n. En este caso es su subordinado el capit¨¢n Jes¨²s Narciso N¨²?ez Calvo, que relata c¨®mo toda la operaci¨®n estuvo dise?ada por el confidente "con la aquiescencia" en todos sus puntos de Pindado.
En cualquier caso, esta historia tiene un final m¨¢s que revelador. La droga se introduce en Espa?a. Pero la entrega vigilada preparada presuntamente por Pindado para desarticular una red de narcotraficantes no se llega a producir nunca. La raz¨®n: los supuestos compradores no aparecen, circunstancia que se repite en otras ocasiones.
El testimonio del capit¨¢n N¨²?ez, que hab¨ªa sido reclamado
para la UCIFA por el propio Pindado, revela la opini¨®n que le merecen las pr¨¢cticas en las que, supuestamente, Incurren Pindado y De Temple. Refiri¨¦ndose a la operaci¨®n de la calle de Galileo, Garz¨®n pregunta al capit¨¢n: "?Usted en ese momento sab¨ªa que pod¨ªa tratarse de una importaci¨®n pura y simple de coca¨ªna para detener exclusivamente a la persona que tra¨ªa la maleta y al supuesto comprador?".
N¨²?ez responde: "En ning¨²n momento, porque para m¨ª eso hubiera sido una provocaci¨®n al delito clar¨ªsima; o sea, decir que vengan drogas para coger al pobre desgraciado que la trae, para m¨ª eso es una burrada".
La conversaci¨®n contin¨²a as¨ª: Juez. Pero realmente ocurre as¨ª...
N¨²?ez. Yo ahora, se?or¨ªa, no pongo la mano en el fuego por nada.
J. Todas estas operaciones se hicieron por orden del responsable del servicio, supongo.
N. S¨ª, el comandante Pindado...
El capit¨¢n N¨²?ez llega a ser a¨²n m¨¢s rotundo en otro momento de su declaraci¨®n: "Se?or¨ªa, yo pienso que se ha utilizado a guardias civiles, y entre ellos me meto yo, que me he sentido enga?ado, porque para coger al pobre desgraciado que va con la maletita para coger mercanc¨ªa eso no da lo mismo., se?or¨ªa; yo siempre he dicho que hay que coger infraestructuras, empresas, cuentas, gentes".
Si de la comercializaci¨®n en el mercado negro de las cantidades de droga que se abonaban como premio se beneficiaban los guardias civiles de la UCIFA que m¨¢s en contacto estaban con el mundo de los traficantes es otro de los puntos abordados por Garz¨®n. El guardia Doroteo G¨®mez Porras le cuenta al juez c¨®mo se entregan a un traficante para que los venda tres kilos y medio de coca¨ªna que hab¨ªa recibido Ram¨®n de Temple como pago de una de las operaciones dirigidas supuestamente por Pindado. El resultado de la venta se lo reparten el confidente, el guardia G¨®mez Porras y el guardia Vicente Dom¨ªnguez.
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