Farise¨ªsmo

Los ej¨¦rcitos del mundo entero (falt¨® el Jedi con sus tropas c¨®smicas) se unieron para aplastar un alacr¨¢n en el desierto de Arabia y ofrecer, de paso, el bello espect¨¢culo televisivo de la madre de todas las guerras. Todo se hizo como lo demandaban las sagradas resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Magn¨ªfico. Ahora me pregunto: ?qu¨¦ pasa con las resoluciones 338 y 242? ?Hasta cu¨¢ndo van a estar hablando ¨¢rabes y jud¨ªos? En estos momentos, 418 palestinos expulsados de su patria y los que mueren por tratar deliberarla est¨¢n golpeando en la conciencia de muchos. Si la ONU no tuviera tanta carga de farise¨ªsmo apoyada en las diferentes varas de aplicar la justicia, ya habr¨ªa mandado los B-52 a Tel Aviv. As¨ª, como suena. He admirado siempre a los israelitas (creo en la Biblia), y aunque reconozco que son algo duros de cerviz, siento gran estima por los elegidos de Jehov¨¢. Personalmente, tengo inolvidables recuerdos y una hermosa e imborrable deuda de afecto y generosidad contra¨ªda con ellos en Inglaterra durante la ¨¦poca m¨¢s trascendental y emotiva de mi vida. De los ¨¢rabes, me siento orgulloso de la herencia cultural que me dejaron, pero no as¨ª de los moros que lucharon en nuestra guerra civil y los que integraron la guardia pretoriana del Caudillo. El caso palestino me indigna. No hay contradicci¨®n en lo que digo. Simplemente, soy otro espa?ol m¨¢s, con el sentido correcto de la justicia y la objetividad a la hora de tener que juzgar los tremendos problemas de los derechos humanos,-