L¨ªmites
Sabemos, por el cine y la literatura, que la l¨ªnea que divide al polic¨ªa del ladr¨®n o al carcelero del preso no siempre es tan visible como las rejas que separan sus cuerpos. Althusser, en El porvenir es largo, hace una aguda reflexi¨®n sobre la dificultad de trazar la frontera entre la angustia del psiquiatra y del psiquiatrizado. Lo mismo cabr¨ªa decir del enfermo y el m¨¦dico o del perseguidor y el perseguido.Estos d¨ªas, gracias a la Guardia Civil, hemos visto lo dificil que es dar con el punto que separa al traficante de drogas de la autoridad antidroga. Y, por si fuera poco, acabamos de leer que la semana pasada, en China, un hombre y una mujer han intercambiado sus ¨®rganos sexuales para tener todo su territorio corporal en el mismo sitio, pues antes parec¨ªa que acababan fuera de s¨ª. Quiz¨¢, a pesar de la doble intervenci¨®n territorial, no se hayan desprendido del todo de ese sentimiento, pues ya han anunciado que a lo mejor se casan.
Y es que ignoramos d¨®nde est¨¢n las fronteras de las cosas, aunque procuramos vivir como si supi¨¦ramos d¨®nde se terminan los vivos y comienzan los muertos o qu¨¦ pared separa la calma del p¨¢nico, pese a la advertencia de Rilke de que la belleza no es m¨¢s que ese grado de lo terrible que todav¨ªa soportamos.
Seg¨²n los ¨²ltimos descubrimientos de la f¨ªsica, con los telescopios convencionales apenas se alcanza a ver el 1 % de la masa total del universo; quiz¨¢ el 99% restante sea esa materia oscura que enlaza lo que percibimos como separado y que convierte en lo mismo lo que nos parece distinto. As¨ª se explicar¨ªa por qu¨¦ lo duro es a veces tan blando, o tan abierto lo cerrado, o la luz tan oscura, o tan duradero el instante y la piel tan honda.
As¨ª tambi¨¦n yo entender¨ªa al fin por qu¨¦ s¨®lo me veo cuando t¨² me miras.
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