Procesados por asesinato el guardia civil y los tres menores que mataron a Lucrecia P¨¦rez
El magistrado Ram¨®n S¨¢ez Valc¨¢rcel, titular accidental del Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 15 de Madrid -encargado de investigar la muerte a tiros de la dominicana Lucrecia P¨¦rez el 13 de noviembre ¨²ltimo, en Aravaca-, decidi¨® ayer procesar "como autores de dos delitos de asesinato, uno consumado y el otro frustrado", al guardia civil Luis Merino P¨¦rez, de 25 a?os, y a tres amigos suyos, de 16 a?os, que ejecutaron, al parecer, "una acci¨®n de comando". El magistrado ratifica la prisi¨®n provisional de los cuatro detenidos y les exige, a ellos y al ministro del Interior, Jos¨¦ Luis Corcuera, -¨¦ste en calidad de responsable civil subsidiario- un total de 50 millones de fianza para garantizar posibles indemnizaciones.
Mediante la resoluci¨®n dictada y notificada ayer, el juez procesa, junto al guardia civil Merino, a sus amigos F. C. M. B., V. J. F. R. y J. Q. M., a quienes imputa indiciariamente, adem¨¢s del asesinato consumado de Lucrecia P¨¦rez, el asesinato no consumado del tambi¨¦n inmigrante dominicano Augusto C¨¦sar Vargas Vicente.El magistrado deniega la solicitud de libertad provisional del ¨²ltimo de los j¨®venes citados y fundamenta la ratificaci¨®n de la prisi¨®n provisional de los cuatro detenidos en la gravedad de los dos delitos en los que "puede pensarse razonablemente que los cuatro afectados han intervenido" y en que "el pron¨®stico de que, si pudiesen, los procesados huir¨ªan, es muy elevado".
La decisi¨®n de exigir a los cuatro procesados una fianza de 50 millones de pesetas garantizar las responsabilidades pecuniarias la justifica el magistrado en "la grave entidad del da?o causado". Si los procesados no prestan la fianza en 72 horas, "se proceder¨¢ al embargo de sus bienes, previa averiguaci¨®n de los mismos" Asimismo, "dada la condici¨®n de miembro de un cuerpo de seguridad de uno de los procesados", el juez ordena: "Requi¨¦rase igualmente al ministro del Interior [Jos¨¦ Luis Corcuera] para que afiance esa cantidad en calidad de responsable civil subsidiario".
Testigo, un capit¨¢n
Entre las diligencias que ordena el magistrado para la conclusi¨®n del sumario figura la declaraci¨®n "en calidad de testigo" del capit¨¢n de la Guardia Civil que instruy¨® el atestado contra el guardia procesado "para que ampl¨ªe algunos de sus extremos y, en concreto, sobre la implicaci¨®n del guardia lldefonso L¨¢zaro Ventura, detenido y puesto en libertad sin torn¨¢rsele declaraci¨®n".
Tras las investigaciones realizadas, el juez ofrece una versi¨®n indiciaria de los hechos ocurridos en el edificio de Aravaca abandonado y sin luz el¨¦ctrica, que hab¨ªa albergado la discoteca Four Roses, en el que un grupo de inmigrantes dominicanos, carentes de medios econ¨®micos, ocuparon diversas habitaciones para pernoctar y hacer vida dom¨¦stica.
El relato judicial parte de las reuniones que sol¨ªan celebrar en la madrile?a plaza de los Cubos, pr¨®xima a la plaza de Espa?a, "grupos de j¨®venes vinculados por ideas y sentimientos racistas, simpatizantes o integrantes de los movimientos Bases Aut¨®nomas, cabezas rapadas y ultra-sur". Recoge que en la tarde del viernes 13 de noviembre, el guardia civil Merino acudi¨® con su amigo F. C. M. B a dicha plaza, donde se encontraban los otros dos j¨®venes. Tras beber unas cervezas con otras personas, "alguien propuso pasar a la acci¨®n y asustar a los inmigrantes". Tras informar el primero de los tres j¨®venes mencionados que en la antigua discoteca "hab¨ªa negros, decidieron ir los cuatro".
Para trasladarse utilizaron el veh¨ªculo del guardia civil que, tras saltarse dos sem¨¢foros en rojo, fue interceptado por la Polic¨ªa Municipal, ante la que Merino exhibi¨® la tarjeta que le acreditaba como funcionario de la Guardia Civil, por lo que "los polic¨ªas les permitieron que continuaran la marcha".
Antes de dirigirse a la antigua discoteca, los cuatro procesados hicieron recuento de las armas que llevaban. Al llegar a la habitaci¨®n ocupada por los dominicanos, uno de los j¨®venes arroj¨® al suelo la vela y la estancia qued¨® a oscuras. Merino "empu?¨® su arma reglamentaria con las dos manos, flexion¨® sus piernas", relata el juez, "y dispar¨® tres veces". A continuaci¨®n, los cuatro salieron corriendo hasta el coche. A consecuencia de los disparos, Lucrecia P¨¦rez Matos recibi¨® un primer impacto que le perfor¨® el pulm¨®n izquierdo, el es¨®fago y el pulm¨®n derecho, y otros dos proyectiles, que le causaron la muerte poco despu¨¦s de ser ingresada en la Cl¨ªnica de la Zarzuela. Vargas sufri¨® una herida en la regi¨®n posterior del muslo derecho.
El juez declara que "la conducta de los cuatro imputados parece responder al esquema de una acci¨®n de comando, seg¨²n un reparto de papeles previamente asignado: dos golpean la puerta, la abren, oscurecen el lugar y sujetan la puerta, mientras el que va armado dispara sin obst¨¢culos y con el apoyo del cuarto".
[Por otra parte, el inspector de polic¨ªa Luis Bragado de las Heras neg¨® ayer en la Audiencia de Barcelona haber invertido dinero en un negocio para trasladar a menores guatemaltecas desde su pa¨ªs a Barcelona y una vez all¨ª obligarlas a prostituirse, informa Blanca C¨ªa].
"Hombre de pistola f¨¢cil"
Los razonamientos jur¨ªdicos del juez de instrucci¨®n para justificar la calificaci¨®n provisional de los hechos como asesinato muestran la existencia de alevos¨ªa, la actuaci¨®n en grupo con concierto previo "para realizar un acto vand¨¢lico", el conocimiento de que el guardia civil Luis Merino iba armado y que, "adem¨¢s, era un hombre de pistola f¨¢cil, que gustaba de exhibirla y utilizarla".El juez, a la vista de diversas declaraciones que constan en el sumario, deduce que los tres j¨®venes eran conscientes de que Merino era guardia civil, que "destacaba en la reuni¨®n de jovencitos por su edad" y "era conocido en esos ambientes ultras", as¨ª como que se identific¨® ante los polic¨ªas locales. Se?ala tambi¨¦n que uno de los j¨®venes "iba armado con una navaja y un punz¨®n", otro llevaba "un cuchillo de grandes dimensiones" y otro "proporcion¨® la idea y los datos que sirvieron para seleccionar y localizar a las v¨ªctimas".
La alevos¨ªa -que convierte el homicidio en asesinato- la deduce el magistrado de "la forma empleada para la ejecuci¨®n del hecho, repentina e intempestiva, imprevisible para la v¨ªctima, por sorpresa ( ... ), aprovechando la situaci¨®n de indefensi¨®n absoluta de los inmigrantes refugiados en aquellas ruinas". Adem¨¢s, los cuatro procesados "admitieron los hechos y su intervenci¨®n en los mismos", recuerda el juez.
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