El Atl¨¦tico y el Madrid buscan su estabilidad en un "derby" exento de descalificaciones
Noventa minutos y casi todo en juego. El derhy madrile?o carga, por una vez, sus tintas en lo deportivo. Sin excesos verbales y con Corcuera en el palco, el Atl¨¦tico pone en la balanza su futuro en la Liga. El Madrid, la credibilidad que necesita para culminar su conversi¨®n. Ni Luis ni Floro llegan sobrados de elogios. Al primero le avala su historial. Al segundo, la haza?a de Atocha. Ni lo uno ni lo otro contar¨¢n cuando Ur¨ªo Vel¨¢zquez bese su silbato. Los sistemas anuncian un partido apretado, repleto de intensidad y s¨®lo abierto al repertorio de los especialistas mejor dotados. Schuster, Futre, Butrague?o y Hierro tienen la llave del crucigrama t¨¢ctico. El Calder¨®n no se llenar¨¢, pero la Liga de 1993 pasa hoy por el Manzanares (20.30, auton¨®micas).
Ninguno de los dos contendientes parte con la ventaja ambiental de su lado. El Atl¨¦tico ha perdido en su estadio los mismos puntos que lejos de ¨¦l (siete). Fuera del Bernab¨¦u, el Madrid ha sumado cuatro derrotas (Barcelona, La Coru?a, Vallecas y Sevilla) y dos empates (C¨¢diz y Gij¨®n). Limada la incidencia del contexto y negada cualquier excusa por ausencias o lesiones (s¨®lo Nando, por sanci¨®n, est¨¢ excluido de las alineaciones habituales), el partido queda en manos de lo que puedan dar de s¨ª dos equipos inestables y de aspecto sobresaltado.El Madrid que gan¨® en Logro?o en el deb¨² de Mart¨ªn V¨¢zquez (0-3) no encontr¨® soluci¨®n de continuidad semanas despu¨¦s. El Atl¨¦tico que asombr¨® en Sevilla (1 -3) se evapor¨® a la jornada siguiente. Cualquier pron¨®stico es, por lo tanto, m¨¢s aventuradado que nunca.
Floro propone una fe ciega en sus ideas y un Madrid mucho m¨¢s sacrificado. El t¨¦cnico ase gura no haber visto ni un solo v¨ªdeo del rival y para la banda de recha ha pensado en Chendo, aunque no como marcador estricto de Futre. Su obsesi¨®n es jugar los 90 minutos en el campo del Atl¨¦tico y aprovechar su de fensa en l¨ªnea adelantada para alcanzar el ¨¢rea de Abel con ventaja num¨¦rica. Para ello, colocar¨¢ a Michel y a Mart¨ªn V¨¢zquez pegados a la cal de las bandas, con el objeto de ensanchar el campo y propiciar las cesiones en diagonal. Butrague?o, como en
Atocha, jugar¨¢ ligeramente retrasado, para aprovechar su versatilidad y su gran visi¨®n espacial. Zamorano, en la llegada larga, y Hierro, en las jugadas a bal¨®n parado, son los llamados a definir todo el montaje.
No ser¨¢ f¨¢cil. Luis apuesta por una defensa en l¨ªnea muy adelantada -cuya aplicaci¨®n ha supuesto ya m¨¢s de un quebradero de cabeza para sus jugadores- y la capacidad de sacrificio que se supone al que parte de v¨ªctima. El concurso de Schuster es una inc¨®gnita. Su val¨ªa para los lanzamientos de falta puede ser decisiva, pero su participaci¨®n en el juego depender¨¢ de la fogosidad del partido y de su estado f¨ªsico tras los dos meses de ausencia por su lesi¨®n de tobillo.
Futre es otra cosa. El portugu¨¦s se crece ante el Madrid y de sus rupturas depender¨¢ en gran medida el tono ofensivo de su equipo. Psicol¨®gicamente, la presencia de Futre es una victoria para el Atl¨¦tico.
Atl¨¦tico de Madrid: Abel; L¨®pez, Donato, Soloz¨¢bal; Tom¨¢s, Alfredo, Schuster, Vizca¨ªno, Ton?; Manolo y Futre.
Real Madrid: Buyo; Chendo, Sanchis, Rocha, Lasa; Michel, Hierro, Prosinecki, Mart¨ªn V¨¢zquez; Butrague?o y Zamorano.
?rbitro: Ur¨ªo Vel¨¢zquez (guipuzcoano).
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