Es posible el amor
Siempre y cada vez m¨¢s sentimos la necesidad de amor como dicha exaltada, pero s¨®lida y definitiva. Ese Absoluto es un proyecto quijotesco, ideal de la imaginaci¨®n. Barbey d'Aurevilly, el genial escritor franc¨¦s, libertino, mon¨¢rquico y contrarrevolucionario, en su cuento Les diaboliques demuestra que el amor, adem¨¢s de fracaso sentimental, es imposible de realizar. Y as¨ª queda su ansia, secreto escondido en el coraz¨®n anhelante y peregrino. Entonces, ?no podemos acceder a ¨¦l? S¨ª, amamos figuras humanas concretas que, a la larga, se desvanecen como sue?os, sin llegar a conocer ese amor que llevamos solapado en nuestra intimidad.Los rom¨¢nticos alemanes, como Jean-Paul Richter, creyeron descubrir el amor infinito al contemplar el universo. En su novela Tit¨¢n, el protagonista sube a las terrazas de Isola Bella y un frenes¨ª entusiasta se apodera de todos sus sentidos ante la belleza de la aurora meridional: "Ed¨¦n de ¨¦xtasis, de ligereza, de inmensidad". Pronto decae esta felicidad, se ve solitario en la vastedad del Cosmos, y a trav¨¦s del espacio vac¨ªo tiende sus brazos suplicantes en b¨²squeda de una criatura que pueda abrazar tiernamente para huir del aislamiento y llene la soledad que le espanta, descubierta un 15 de noviembre.
El amor es la finalidad, la. meta verdadera de todo individuo, porque cada uno quiere: sentirse un ser completo, un mundo total por s¨ª mismo. Este: sue?o de amor absoluto origina.una insatisfacci¨®n. permanente, pues "esas exigencias locas, esa superhumana codicia de bienes sublimes nos hacen despreciar la tierra y sus esplendores" (Ludwig Tieck). El viaje sin fin en b¨²squeda del amor a muchos les hace olvidar la realidad de verdad del propio yo. Sin embargo, el individuo solitario tiene conciencia de s¨ª, se conoce id¨¦ntico, se siente satisfecho. La unidad propia se.llama felicidad, ?por qu¨¦ el sue?o de amor le dispara hacia horizontes lejanos? Porque el solitario dichoso quiere serlo en el mundo. As¨ª nace Das Gesetz des Herzens (la ley del coraz¨®n), por la cual el amor trae la presencia del otro, absorbi¨¦ndolo en su yo amante.
Ahora bien, el drama surge al descubrir que ese otro es diferente, el extra?o, criatura ajena con perfecto dominio y se?or¨ªo de s¨ª mismo. Una de las soluciones a este conflicto consiste en reducirlo a s¨ª mismo, integrarlo como una sombra gris, pero tampoco as¨ª es posible su objetivo: el amor como unidad consciente de dos seres, ya que no puede lograrse aisladamente, sino por el sacrificio tambi¨¦n de la propia individualidad. En esta etapa el amor es divisi¨®n, un desgarramiento rec¨ªproco. Sin embargo, es posible una precaria identificaci¨®n amorosa entre ambos seres independientes.
Cabe tambi¨¦n el amor entre conciencias divididas, se sienten uno en el otro, siendo cada cual por s¨ª mismo iguales en sus diferencias, pr¨®ximos en sus lejan¨ªas. Se conquista as¨ª una finalidad esencial del amor: la vecindad humana de dos seres que si contin¨²an avanzando en esta comprensi¨®n mutua pueden lograr la integraci¨®n de cada uno en el otro. La unidad amorosa tambi¨¦n se alcanza, seg¨²n Hegel, condicionada a que uno de ellos, el que m¨¢s ama, se suprima a s¨ª mismo para crear una vida en com¨²n, una solidar?dad de ideas y sentimientos. S¨®lo m¨¢s tarde, este amante descubre que su amor es una desdicha, porque ha dejado de ser quien es. Entonces el amor as¨ª realizado se consume al cumplir su objetivo ideal.
Eric Fromm, en Arte de amar, sostiene que todo amor implica la sujeci¨®n involuntaria de un amante a otro, para obtener una tranquila aparente compenetraci¨®n. Otra forma de amor es vivirlo como idea fijada en la mente. Recordemos el personaje, de La educaci¨®n sentimental, de Flaubert, cuyo coraz¨®n se ensimisma y aferra durante toda su vida a la imagen de una mujer entrevista en un tren. Igualmente, la protagonista de La Regenta, de Leopoldo Alas, se entrega tan generosa e ilimitadamente que cae en lo que el poeta Javier Vill¨¢n denomina "el abismo del amor".
Todos estos ejemplos son t¨ªpicos del ego¨ªsmo sentimental, de la singularidad amorosa, origen de conflictos y dramas ¨ªntimos. Para superarlos hay que llegar al sentimiento universal del amor, es decir, el amante siente la persona amada por s¨ª misma, sin tratar jam¨¢s de incorpor¨¢rsela. Un personaje representativo del amor universal es Karl Moor, el h¨¦roe de la obra de Schiller Los bandidos, luchador infatigable contra la injusticia y por la igualdad humana, que no busca solamente su bienestar, tambi¨¦n el de toda la humanidad. Sin embargo, este amor, en la experiencia individual, se vuelve contra los amantes, que no quieren disolverse en una totalidad abstracta. Esa entrega sublimada significa que no pueden realizarse por s¨ª mismos, sino someterse a la ley del coraz¨®n de los otros olvidando la suya. Situaci¨®n a la larga insufrible, porque el individuo rico de amor, al no ser correspondido en la misma medida, encuentra abominables los sentires de los otros. Entonces su amor es la alienaci¨®n del yo, al sentirse objeto universal manipulado y sumiso instrumento de la cordialidad ajena.Tambi¨¦n las aventuras amorosas, aun las m¨¢s intensas y esplendorosas, s¨®lo son sue?os felices, porque en su fugacidad no se llega a una verdadera convivencia entre los. amantes, base necesaria para la s¨®lida unidad amorosa.
El hombre acaba por descubrir la contradicci¨®n que vive: el amor no es una realidad, sino una se?al, algo deseado, vislumbrado, pero no efectivo y realizado. Podemos, pues, decir, con Hegel, que la experiencia del amor demuestra su irrealidad. Y ni siquiera lo resuelve la donaci¨®n ¨ªntegra de s¨ª mismo, Opfer (Rilke), pues implica sacrificio de la individualidad, quijotismo, "caballero de la virtud", amor que se vive como un bien para el otro, y los amantes no pueden ser simult¨¢neamente dichosos, s¨®lo uno es verdaderamente feliz. El t¨² y el yo no encuentran una dicha com¨²n, cada cual la vive en la soledad de su sentimiento.
Las experiencias amorosas demuestran que la b¨²squeda del amor como bien propio de felicidad crea infelicidad, y destruye por su af¨¢n privatizador la esencia unitiva, universalizadora, del amor. No obstante, el amor siempre existe como creaci¨®n subjetiva. S¨®lo en este sentido es posible su realidad viva, aunque muchas veces nos amargue y desespere. Pues el amor se crea sencillamente al amar, y as¨ª va desarrollando el sentimiento de felicidad colectiva, el bien para todos.
es ensayista y autor de Estudios sobre el amor.
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