Rogativas
Las rogativas constituyen nuestra tecnolog¨ªa punta. En este pa¨ªs gobernado por el anticicl¨®n de las Azores, que es el rabo seco de Jehov¨¢, se habla mucho de fibra ¨®ptica y de ordenadores de la cuarta generaci¨®n pero al final, para que salga agua por los grifos, hay que sacar a una Virgen en procesi¨®n o pasear bajo el cielo de esparto a un santo incorrupto. En la Exposici¨®n Universal de Sevilla se han exhibido con orgullo los m¨¢s refinados dise?os de la ciencia: entre ellos no estaba el brazo de santa Teresa ni el tubo con sangre licuada de san Pantale¨®n. Ha sido un atraso. Reci¨¦n clausurada esa gran muestra tecnol¨®gica que introdujo a los espa?oles oficialmente en la modernidad, en Sevilla ha habido que forzar de nuevo a la Virgen de los Reyes a darse una vuelta alrededor de la catedral en compa?¨ªa del clero para pedir a Dios que se digne llover. Sin duda, la oraci¨®n es una fuente de, energ¨ªa que puede hacer saltar en pedazos el calendario zaragozano, nuestro ¨²ltimo basti¨®n ontol¨®gico, y creo igualmente que las mojamas de los santos que se conservan en los sarc¨®fagos medievales concentran una incre¨ªble carga radiactiva que se podr¨ªa utilizar para mover centrales nucleares. Si se agarra el brazo incorrupto de santa Teresa a modo de barra de uranio enriquecido por tantas plegarias y se introduce en la olla de un reactor generar¨ªa millones de kilovatios para iluminar y calentar a todos los dem¨®cratas. Hemos vendido demasiado pronto aquel pollino cuyos rebuznos se dilataban por la ardiente luz de la sequ¨ªa. Dentro de ese resplandor muchos fan¨¢ticos todav¨ªa esperan que la fe condense las nubes mediante una zarabanda de reliquias, isobaras, exvotos, borrascas y v¨ªrgenes. Esta superstici¨®n no es para la Iglesia cat¨®lica una parte del folclor sino una tecnolog¨ªa punta que los obispos estimulan y los fieles desarrollan con el cirio en la mano mirando este cielo exhausto donde Dios se niega a convertirse en agua. La voz de los pollinos ib¨¦ricos antiguamente tambi¨¦n presagiaba la lluvia. ?sa era otra plegaria. Y la hemos cambiado por la fibra ¨®ptica.
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