La ofensiva de Bush fue limitada

Los ataques a¨¦reos norteamericanos contra Irak en los ¨²ltimos d¨ªas de la Administraci¨®n de George Bush fueron demasiado limitados para propinar un golpe militar definitivo al r¨¦gimen de Sadam Husein. Sin embargo, fueron lo bastante intensos como para causar problemas entre Estados Unidos y sus aliados, limitando las acciones para el presidente entrante.Con el desacuerdo abierto de la coalici¨®n antiiraqu¨ª durante la guerra del Golfo, ser¨ªa mucho m¨¢s dif¨ªcil para Washington lograr el apoyo para una acci¨®n militar aliada amplia contra Irak, en el caso de que Bill Clinton la considerase necesaria.

Desde su derrota en la guerra, la defensa de Bagdad contra eventuales nuevas acciones militares norteamericanas ha sido m¨¢s pol¨ªtica que militar, intentando desalentar ataques aliados mediante el procedimiento de explotar las diferencias existentes entre los aliados. En este sentido, parece que Irak ha tenido ¨¦xito y ha adquirido un cierto grado de protecci¨®n pol¨ªtica.

?sa no era la lecci¨®n que la Administraci¨®n de Bush quer¨ªa dar a Sadam cuando ¨¦ste comenz¨® a desafiar la imposici¨®n de las zonas de exclusi¨®n a¨¦rea en el norte y el sur y a mover hacia ellas sus misiles tierra-aire. Washington estaba decidido a imponerlas, as¨ª como a garantizar que los inspectores de armamento de la ONU pudiesen continuar teniendo un acceso sin restricciones a Irak.

Da?os m¨ªnimos

Robert M. Gates, el director con Bush de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), consideraba que el l¨ªder iraqu¨ª hab¨ªa lanzado sus ¨²ltimos desaf¨ªos fundamentalmente por razones internas, para demostrar a su pueblo que pod¨ªa plantar cara al enemigo exterior. La Casa Blanca quer¨ªa lanzar el mensaje contrario. Pero, coartado por sus aliados y por el imperativo de evitar bajas propias, los ataques fueron relativamente modestos y el aparato militar iraqu¨ª sobrevivi¨® casi intacto a los bombardeos.

Para haber causado un da?o importante se deber¨ªa haber atacado los centros de mando y comunicaciones, los campos de aterrizaje, las instalaciones log¨ªsticas, los efectivos de la Guardia Republicana y los emplazamientos de los que se sospecha que pueden estar trabajando para fabricar armas de destrucci¨®n masiva. Pero eso habr¨ªa profundizado las diferencias en la coalici¨®n. La ¨²ltima demostraci¨®n de ¨¦stas, y s¨®lo es un ejemplo, lleg¨® de Francia, donde el ministro de Exteriores, Roland Dumas, ha declarado que su Gobierno se neg¨® a colaborar en el ataque a los suburbios de Bagdad porque consideraba que ello hubiese ido m¨¢s all¨¢ del mandato de la ONU.

Al permitir ahora la Regada de los inspectores de la ONU, es Irak, y no EE UU, quien nuevamente toma la iniciativa t¨¢ctica sobre, el terreno.