Hepatitis C, el virus misterioso
Un 40% de los afectados por esta enfermedad no presenta factores de riesgo
"El diagn¨®stico de hepatitis C ha alterado mi vida", dice Bob Mor¨¢n, de 42 a?os. Ha dejado de beber y se preocupa por si los alimentos que come pueden cansar a su h¨ªgado. "Siempre estoy preocupado; con un pensamiento escalofriante en el fondo de la mente: tendr¨ªa gracia morir a los 45 a?os de una cirrosis. No soy alcoh¨®lico siquiera", afirma Mor¨¢n. Ma?ana, martes, es el d¨ªa dedicado a las revisiones cl¨ªnicas de los enfermos hep¨¢ticos en el hospital de Veteranos (VAH) en Washington. El martes pasado, Leonard Seeff y sus ayudantes vieron a 15 pacientes. Trece ten¨ªan hepatitis C, un virus tenaz, insidioso y a veces mortal que empieza a reconocerse como amenaza a la salud p¨²blica.
El virus C es un misterio m¨¦dico.Desde 1990, fecha en que se dispone de una prueba para detectarlo en la sangre, los facultativos encuentran cada vez m¨¢s personas que est¨¢n infectadas pero no presentan s¨ªntomas. Entre un 20% y un 40% de las personas que son atendidas en un hospital tienen el virus. Entre los que toman drogas por v¨ªa intravenosa, ese porcentaje se eleva al 80%. Sin embargo, para los m¨¦dicos resulta enigm¨¢tico el hecho de que un 40% de los portadores de hepatitis C declaran que nunca han tomado drogas por v¨ªa intravenosa ni han recibido una transfusi¨®n de sangre antes de 1990, cuando se empez¨® a controlar la presencia de este virus. No han pasado tampoco por ninguna otra circunstancia apa rentemente capaz de contagiarles por un contacto de sangre a sangre. Miriam Alter demostr¨®, en un trabajo publicado el pasado 31 de diciembre, que casi todas los infectados con hepatitis C acaban siendo portadores cr¨®nicos de la enfermedad. As¨ª, con un campo cada vez m¨¢s extenso de infectados que generalmente no presentan s¨ªntomas en a?os o d¨¦cadas, la enfermedad puede extenderse entre la poblaci¨®n.
?nico tratamiento
Igualmente misterioso es el curso cl¨ªnico de la enfermedad. De momento, el ¨²nico tratamiento disponible, una vez que la dolencia se hace cr¨®nica consiste, en inyecciones de alfa interfer¨®n durante seis meses. Pero no todos los casos responden favorablemente al tratamiento. El virus puede tardar muchos a?os en da?ar al h¨ªgado, pero los investigadores todav¨ªa no saben qu¨¦ proporci¨®n de los pacientes puede desarrollar la enfermedad. Por ello siguen buscando en¨¦rgicamente c¨®mo tratar un virus que parece resistente a los esfuerzos del sistema inmunol¨®gico y que, seg¨²n un nuevo estudio, parece no irse nunca una vez que entra en el h¨ªgado."Es una situaci¨®n muy alarmante", dice Robert Perillo, director de gastroenterolog¨ªa en el hospital de Veteranos en St. Louis. Ira Jacobson, hepat¨®loga en el Centro M¨¦dico Cornell del Hospital de Nueva York, cree que esa dolencia es una amenaza significativa a la salud p¨²blica. "Dado el n¨²mero de pacientes que veo con hepatitis C, que carecen de factores de riesgo identificables, no est¨¢ claro hasta qu¨¦ punto se podr¨¢ prevenir la enfermedad", se?ala.
Entre los pacientes de Seeff se encuentra Bob Mor¨¢n, que perdi¨® las dos piernas en Vietnam en 1970 al pisar una mina. "He asimilado eso de las piernas, y pensaba que era m¨¢s o menos sano", dice. Pero, al pasar por un chequeo anual hace dos a?os, su m¨¦dico observ¨® que su concentracl¨®n de enzimas hep¨¢ticas era baja, y sugiri¨® que se hicieran m¨¢s pruebas. Un a?o despu¨¦s, Bob sigui¨® este consejo. El diagn¨®stico: hepatitis C. Seg¨²n Mor¨¢n, lo m¨¢s probable es que haya contra¨ªdo la infecci¨®n con las transfusiones de sangre a causa de su herida hace 23 a?os. Un caso misterioso es Lyntellus Brooks, de 66 a?os. Nunca tom¨® drogas y nunca recibi¨® una transfusi¨®n. Sin embargo, tienehepatitis C. ?C¨®mo se infectan las personas como Brooks? El v¨ªnculo m¨¢s com¨²n en el 40% de los infectados que nunca han tenido una transfusi¨®n y que nunca han tomado drogas por v¨ªa intravenosa es la pobreza, seg¨²n la doctora Alter. Pero el virus incluso aparece en uno de cada 200 donantes de sangre, un grupo de gente altamente seleccionado y sano.
Otra posibilidad es que el virus se difunda por el contacto sexual. Pero, seg¨²n el doctor Harvey Alter, un investigador de hepatitis en el Instituto Nacional de la Salud, "si, como parece probable, se difunde sexualmente, se difunde de forma poco eficaz". Los grupos de alto riesgo para enfermedades sexualmente transmitidas est¨¢n a bajo riesgo para la hepatitis C. Por ejemplo, del 60% al 80% de los hombres homosexuales estaban infectados con el virus del sida o el virus de la hepatitis B, pero s¨®lo el 4% con la hepatitis C.
Alter cree que la enfermedad probablemente se difunde por el contacto de sangre a sangre, y piensa que "hay formas no aparentes por las que se realiza el contacto sangu¨ªneo". En un reciente estudio sobre donantes de sangre que resultaron infectados de hepatitis C, una investigaci¨®n minuciosa revel¨® que el 70% hab¨ªa tenido alg¨²n tipo de contacto con la sangre de otras personas. Algunos hab¨ªan usado drogas intravenosas, quiz¨¢ s¨®lo una o dos veces, y quiz¨¢ d¨¦cadas antes. Otros hab¨ªan tenido una transfusi¨®n mucho tiempo atr¨¢s y lo ten¨ªan casi olvidado. Otros se hab¨ªan hecho un tatuaje o una perforaci¨®n de los l¨®bulos bajo condiciones poco as¨¦pticas.
Incluso si la sangre es la ruta principal de la transmisi¨®n, a¨²n queda sin explicarse la causa de infecci¨®n en un 30% de los sujetos de Alter, Seg¨²n Seeff, "el contacto de sangre a sangre puede ocurrir de muchas maneras dificiles de precisar".
Muchos investigadores sugieren que el virus, al contrario del VIH (causante del sida), puede transmitirse a trav¨¦s del cepillo de dientes o de la hoja de afeitar compartidos por miembros de una familia. Seeff y Jacobson tambi¨¦n se preguntan si los peluqueros pueden transmitir el virus al afeitar a varios clientes con la misma hoja, otro posible medio de transmisi¨®n ha sido el uso de instrumentos dentales.
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