Futre

Paolo Futre podr¨¢ marcharse del Atl¨¦tico, pero la colecci¨®n de mitos del f¨²tbol que deja detr¨¢s de s¨ª es tal, que pronto nos har¨¢n olvidar al delantero portugu¨¦s. Los L¨®pez, los Sabas, los Manolos eclipsar¨¢n su nombre y llenar¨¢n nuevamente el estadio Calder¨®n con sus tardes inspiradas. Todos unidos en el proyecto multicultural y plurinacional del Atl¨¦tico de Madrid. Como afirman los fans de don Jes¨²s Gil, "si ¨¦ portugu¨¦, que se vaya a Portug¨¢".Futre ser¨¢ un buen jugador, pero tiene un car¨¢cter francamente insoportable: se cree un divo, nada menos, y eso, en un equipo de honrados trabajadores, no se puede tolerar. La decisi¨®n de prescindir de ¨¦l ha sido, como todas las del presidente del club (que para eso es due?o de todo), lentamente madurada, largamente sopesada y repetidamente consultada con ese otro genio de la moderaci¨®n, visi¨®n y buenas maneras que es el entrenador del equipo, don Luis Aragon¨¦s. Aragon¨¦s siempre trata a sus jugadores de usted, como puede constatarse en televisi¨®n mientras dirige los partidos desde la banda: "Manolooo, ?salga!, ?adel¨¢ntese! ?Que salga, hostia!"

?Se imaginan ustedes c¨®mo ser¨¢ de interesante la larga estancia de don Jes¨²s Gil en la Moncloa al frente de la gobernaci¨®n del pa¨ªs? "Le he dicho al ministro de Exteriores (don Luis Aragon¨¦s) que si tanto le gusta viajar a Francia, que se quede all¨ª y se haga franc¨¦". "Le he dicho al ministro de Hacienda (don Gil junior) que, como vuelvan a subir los precios, lo va a pagar ¨¦l de su bolsillo o no lo alineo en el Consejo de Ministros de esta semana".

Despu¨¦s de todo, un pa¨ªs es m¨¢s o menos como un club de f¨²tbol. Hay un presidente, un tesorero, varios que hablan por todos, una hinchada, cabezas rapadas y nunca hay dinero para reparar la aluminosis del estadio. Y todo porque Futre cree que juega bien al f¨²tbol.