La madre de todos los sobornos
A tenor de las informaciones que la Cadena SER ha divulgado en los ¨²ltimos tiempos sobre sucesos extradeportivos que rodearon el decisivo partido Tenerife-Real Madrid de la pasada temporada, habr¨ªa que concluir que aquel partido fue algo as¨ª como la madre de todos los sobornos, una especie de choque-compendio en el que se desataron toda suerte de posibles artima?as para tratar de decidir por anticipado el resultado. Primas a terceros del Barcelona a los jugadores del Tenerife y supuesto intento de soborno de un jugador del Barcelona a un jugador del Madrid son los casos que han saltado a la opini¨®n p¨²blica. Falta por saber si alg¨²n d¨ªa alguien destapar¨¢ presuntos intentos de soborno del Madrid hacia jugadores del Tenerife para cerrar el c¨ªrculo dada la retah¨ªla de ex compa?eros, familiares y amigos que sumaban ambos equipos.A pesar de que la legislaci¨®n es muy precisa a la hora de contemplar sanciones para cualquiera de los dos supuestos (dinero por ganar o dinero por perder), la federaci¨®n ha preferido mantener una posici¨®n tibia a la hora de perseguir estos casos. Y no lo ha hecho por propio convencimiento sino como respuesta a las demandas del propio f¨²tbol espa?ol: a estas alturas, los protagonistas no tienen demasiado claro si una prima a terceros es un acto ilegal y dan por sentado que nunca se ha llegado a demostrar la compra o el intento de compra de un partido, luego lo primero se permite y lo segundo ni se admite. El procedimiento habitual ha sido el de abrir una investigaci¨®n, dejar pasar el tiempo, y proceder a su archivo.
Pero la denuncia de Milla no puede ser tratada con esa tibieza. El jugador habla de un intento de soborno que comunic¨® al club a trav¨¦s del gerente del Real Madrid, Fern¨¢ndez Trigo. Pero el Madrid jam¨¢s traslad¨® el asunto a instancias superiores aunque ahora confirme lo sucedido en v¨ªsperas de un Madrid-Barcelona. Inevitablemente, las acusaciones de Milla sirven para calentar el ambiente. La tibieza puede permitir que se patente este ejemplo para avispados: cualquier partido puede ser reactivado en cuanto alguien recupere la memoria sobre supuestos sucesos de imposible demostraci¨®n acontecidos en el pasado.
La denuncia de Milla despierta tres posibilidades. Una, la de un claro intento de soborno aprovechando una relaci¨®n de amistad entre dos jugadores que antes fueron compa?eros y ahora son rivales. Dos, un jugador, guiado por un exceso de celo o conducido por terceros, trata de desestabilizar emocionalmente a un colega en v¨ªsperas de un partido importante, hecho que no es nuevo -consultar el manual de conducta del Estudiantes de la Plata-. Y, tres, una maniobra del propio acusador, igualmente guiado por un exceso de celo o conducido por terceros, para calentar un partido. Milla neg¨® a preguntas de EL PA?S tal intento de soborno cuando fue interrogado un par de d¨ªas despu¨¦s de celebrado aquel encuentro, pero no lo niega justo ahora.
Si estas acusaciones se archivan el propio f¨²tbol seguir¨¢ sembrando sospechas sobre cada partido y sobre cada final de temporada. Milla y el Real Madrid deben responder a sus acusaciones. Primero, por qu¨¦ lo ocultaron durante m¨¢s de medio a?o; luego, qui¨¦n intent¨® sobornar. Y alguien, o todos, debe recibir sanci¨®n: uno por intentarlo, otros por sacar provecho posterior del intento o finalmente Milla por acusar sin fundamento. Lo peor ser¨ªa otro sobreseimiento. Porque, entonces, basta con esperar un tiempo para que alguien desentierre otro cap¨ªtulo tenebroso del enciclop¨¦dico Tenerife-Real Madrid.
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